Ja, ja, ja, pobre Elliot.
CAPÍTULO 25 Después de hablar, se dio la vuelta para irse, pero él la sujetó del brazo con fuerza. ―¡¿Por qué tienes que ser como un maldito erizo?! ¡Estoy tratando de hacer las cosas bien contigo y ¿Qué haces? ¡Volverte una m*****a bruja! ―Elliot estaba furioso y la soltó con brusquedad, haciendo
«¿Quién demonios se cree? ¡¿La esposa del jefe?!» Ana Paula, camino hacia la ventana y miro la bulliciosa ciudad. ―¿Esa es la verdadera razón? ¿Te está obligando a tener un hijo con esa mujer? ¿O estás empezando a tener sentimientos por tu esposa? Sea lo que sea, no voy a quedarme a esperar una re
CAPÍTULO 26 Después de haber sido amigos durante tantos años, Sergio conoce perfectamente las emociones de Amara. Y el que hoy lo llamara diciendo que fueran a beber, significaba que había llegado a su límite. Cuando llego al bar, le resulto difícil encontrarla, miro a su alrededor y después de un
Amara torció los labios como una niña que no quiere abandonar la diversión y asintió con la cabeza. ―Bien, Te ayudaré, apóyate en mí. Ella abrazó su cintura y apoyo la cabeza en su hombro. Juntos caminaban hacia la salida. Sin embargo, justo cuando estaban a punto de llegar, Sergio diviso una figu
CAPÍTULO 27 Amara, que se acaba de despertar en ese momento, aún estaba bajo los efectos del alcohol, abrió sus ojos y vio la figura borrosa que se acercaba. Incluso si podía recordar quien era, su mente estaba en un lío. Se irguió en el sofá y al no sentir a Sergio a su lado, inmediatamente se pu
CAPÍTULO 28 Con ella en brazos camino hacia su auto, el chofer se apresuró a abrir la puerta y cuando Amara sintió que era colocada sobre el asiento de cuero abrió los ojos. ―Hace calor, ¿puedes encender el aire acondicionado? Elliot miro fijamente sus movimientos y su corazón latió un poco más.
Un gemido salió de sus labios y esto solo fue el afrodisiaco para que el cuerpo del hombre detonara por completo. Camino sin dejar de besarla hasta que llegaron al borde de la cama, rompió el beso y la arrojo. Amara solo pudo reírse con diversión. En este momento, su cabeza estaba aún más mareada y
CAPÍTULO 29 A la mañana siguiente, alrededor de las siete, la alarma del teléfono móvil despertó a Amara, ella abrió los ojos aturdidos y además con un fuerte dolor de cabeza. Sus sienes palpitaban incontrolables y ella se llevó las manos a la cabeza. ―¡Ah, mi cabeza va a explotar! Frunció el ce