Actualizando como puedo, las lluvias no dejan trabajar. ¡Perdon!
CAPÍTULO 20 Después de colgar el teléfono, Elliot lo arrojo sobre el escritorio, pero se sintió inexplicablemente confundido en su corazón. No sabía qué le pasaba. Primero, después de que Amara se desmayó, no pudo evitar volverse ansioso y preocupado por ella. Y ahora, cuando escucho que Ana Paula
―Le ordené a… ―No te molestes, no es tu obligación preocuparte por mí. Está bien, estoy acostumbrada a valerme por mí misma. ―¡Amara, no me provoques! ―la persona del otro lado estaba completamente irritada por su indiferencia y dijo en voz alta. ―¡Le ordené a Megan que te acompañara de vuelta a l
CAPÍTULO 21 Esa misma noche recibió la llamada de Mason invitándolo a celebrar la despedida de soltero de Cristian, acepto a regañadientes. Stella no le caía bien, y no entendía por qué en tan poco tiempo su amigo había cambiado de opinión respecto a ella. Sin embargo, no podía ofenderlo declinando
CAPÍTULO 22 Para cuando Elliot volvió de su viaje apenas y le dio tiempo de prepararse para la boda de Cristian. Aunque no tenía el mínimo deseo de ir, pensó en su amigo y cambio de opinión. Al abrir la puerta principal de la casa, no vio a Amara por ningún lado, sin embargo, no se detuvo a pensar
…………………………………………………………………. Los únicos que parecían disfrutar de la fiesta, eran Stella y Mason, quien en este momento hablaba con una chica y aseguraba su diversión por la noche. Pero, Cristian, Jonathan y Elliot tenía la expresión de haberse tragado una mosca. ―Si sigues mirándole así, la vas a
―No. ―dijo, negando lentamente ―Sabes que no sucederá. Ahora… ahora Bianca está contigo, tu padre… ―No la amo. Y planeo hacérselo saber a papa. Te amo a ti, Amara y estoy dispuesto a luchar por esto. ¿Tú lo estás? Ella lo miro en silencio. Quería decirle con todo su corazón que sí, que aún lo amab
CAPÍTULO 23 Los labios de Elliot se apartaron y luego presionaron la suave piel de su garganta. El cuerpo de Amara se estremeció en respuesta, cerro los ojos y lo dejo hacer. Por alguna razón, sentía que esto era correcto, que no estaba haciendo nada malo. Él era su marido y ella era su mujer. Pe
CAPÍTULO 24 Al día siguiente, cuando Amara bajo las escaleras, se sorprendió al ver a Elliot sentado en la mesa para desayunar. Sus ojos buscaron al ama de llaves, quien le dio una sonrisa cálida y le dijo. ―Buenos días, señora. ¿Le preparo lo de siempre? ―Ehh… si, por favor. Tomo asiento en si