Faltan cuatro... Por cierto, aquí Sergio aún no se ha casado con Isabella.
CAPÍTULO 16 Amara no vio a Elliot hasta dos días después, parecía venir de algún lado, su ropa estaba arrugada y su cabello desordenado. Lo miro rápidamente, para luego desviar su mirada, pero en ese instante vio un cabello largo de color negro, pegado al cuello de su camisa. Ella lo miro fijament
Hace unos días, ella estuvo hospitalizada y no fue dada de alta hasta ayer. Se había sometido a un trasplante de útero, es por eso que viajo a Chicago, para acompañarla y llevarla a casa. Se sentía en deuda con ella. ―¿Aún no te has dormido? ―No, quería saber cómo estabas. Al escuchar esto, Ana
CAPÍTULO 17. ―¿Lo hiciste a propósito, verdad? En este momento, Melinda soltó sus hombros y lo miro con expresión seria. ―Nunca dejaré que mi hijo cometa los mismos errores que yo, incluso si me odias. ¡No harás nada por esa mujer! ―¡Madre! ―¡Acompañaras a Isabella y la trataras como lo que es
CAPÍTULO 18 Elliot la llevo a su departamento de soltero, cuando llegaron Amara miro a su alrededor con mucha familiaridad. Ella ya había estado allí una vez, le pidió que le trajera unos documentos y cuando abrió la puerta, vio a una mujer semidesnuda en sus brazos besándolo. De pie en el lugar f
CAPÍTULO 19 Temprano a la mañana siguiente, Amara despertó de su sueño, sus ojos estaban completamente en blanco y estuvo aturdida por un tiempo, incapaz de saber dónde estaba. Giro su cabeza y miro a su alrededor, le tomo un tiempo asegurarse de que se trataba de una habitación de hospital, y lue
«¿Qué le paso? ¿Es posible que su padre lo obligara a retractarse?» Pero la verdad, era otra. Anoche mismo, Elliot decidió cambiar de opinión. Lo hizo cuando vio sus ojos asustados y llenos de dolor, con su rostro lleno de resignación, cuando sus manos comenzaron a desabrocharse la camisa, se dio c
CAPÍTULO 20 Después de colgar el teléfono, Elliot lo arrojo sobre el escritorio, pero se sintió inexplicablemente confundido en su corazón. No sabía qué le pasaba. Primero, después de que Amara se desmayó, no pudo evitar volverse ansioso y preocupado por ella. Y ahora, cuando escucho que Ana Paula
―Le ordené a… ―No te molestes, no es tu obligación preocuparte por mí. Está bien, estoy acostumbrada a valerme por mí misma. ―¡Amara, no me provoques! ―la persona del otro lado estaba completamente irritada por su indiferencia y dijo en voz alta. ―¡Le ordené a Megan que te acompañara de vuelta a l