―Cristian, ahora no pienso hablar sobre eso. Agradece que me estoy tomando esta situación mejor de lo que debería, ahora vayamos a ver al abuelo. Hablaremos de esto en casa. Él no siguió insistiendo y encendió el auto para salir de la empresa. Durante todo el camino el silencio se instaló entre ell
CAPÍTULO 78 ―No. La próxima ecografía es dos semanas. Le preguntaré a David si ya puedo ver el sexo. ―Igual será un niño muy amado. Sea niño o niña, lo voy a consentir ―pellizco su nariz juguetonamente y dijo ―Y tú no vas a hacer nada para evitarlo. Ella sonrió y no dijo nada. Miro por un momento
En la sala de la mansión Montgomery. Cristian miraba a Stella sin saber cómo empezar, su corazón parecía querer salírsele del pecho y si tenía miedo. Nunca en su vida tuvo tanto miedo como ahora. Se levantó de golpe y fue al bar y se sirvió un trago, Stella solo continúo mirándolo en silencio esper
CAPÍTULO 79 ―¿Esta Connor en su oficina? ―pregunto Stella a su secretaria. Ayer, después de una larga charla con Cristian, tomo la decisión de renunciar, no importaba si Connor estaba de acuerdo o no, ella pondría primero su felicidad. ―Sí, acaba de llegar. Le dio una sonrisa a la chica y fue d
―Connor… ―¡Responde! ―exclamo con severidad. Aunque a Stella le sorprendió su interés asintió en silencio. ―Me enteré ayer, vino a ver a Cristian para decírselo… ―¿Qué tiempo tiene? ―la interrumpió y pregunto sin rodeos. ―¿Por qué te interesa? Y la verdad no quiero hablar de eso, ya te inform
CAPÍTULO 80 Cuando Cristian llego, la planta baja estaba abarrotada de personas, incluidos transeúntes, que observaban con asombro. Todos levantaban sus cabezas, mirando la figura de la mujer en el último piso del edificio. Cristian se abrió paso entre la gente y llego al ascensor que en este mome
CAPÍTULO 81. Ese día, Cristian volvió a casa tarde en la noche. Después de darse un baño, busco refugio en los brazos de la única persona que podía consolarlo en ese momento. ―¿Cómo está? El gurdo silencio un momento no sabiendo cómo decirle. Se sentía responsable por la muerte de su hermano, era
Mientras tanto, en el hospital, Stella apretaba con fuerza las sabanas y su frente sudaba cuantiosamente. La enfermera la miro preocupada. ―Señora, tiene que hacerlo. ―No. ―negó con la cabeza ―No si él. Stella tenía dolores de parto, pero se negaba a que le colocaran la oxitocina. En la misma h