Angélica sentía que el corazón se le saldría del pecho de la emoción. Era maravillosa la forma en que Gianni tocaba. De vez en cuando miraba hacia ella y trataba de sonreírle antes de volver a concentrarse en las teclas.El salón estaba en absoluto silencio y todos escuchaban expectantes la hermosa melodía que sacaba el instrumento. Todos estaban absolutamente cautivados.Era obvio que todavía se notaba en él al estudiante, pero también se notaba el inmenso talento que tenía, la dedicación y el corazón que le ponía a aquel concierto.Realmente no duró mucho. Quince minutos después tocó la última nota, que quedó flotando en el aire y se ganó el aplauso de todas las personas presentes.Angélica lo vio inclinarse con respeto hacia su público y agradecer sus aplausos, para luego bajar y caminar hasta ella con la misma cara que le ponía cuando era pequeño y sabía que iban a regañarlo.Los invitados siguieron platicando emocionados mientras el muchacho se quedaba de pie frente a su madre. A
Angélica sentía que el corazón le latía con tanta fuerza como si fuera a romperle el pecho de un momento a otro, y junto a ella Gianni tenía cara de culpabilidad y de preocupación.—¡Esto no puede estar pasando! —dijo Angélica mirando a Leo con ansiedad.—Cálmate, Ángel, todo va a salir bien, para eso existen los abogados, calma.—¡Pero es que es mi culpa! —exclamó Gianni mirando a los oficiales—. Leo no me secuestró, solo fue a buscarme porque yo se lo pedí, no quería quedarme con mi padre, pero él no...—Eso no importa, muchacho, hay una denuncia en marcha —siseó uno de los policías.—¿Cómo que no importa? —gruñó el chico con fiereza—. ¿La palabra del supuesto secuestrado no importa? ¿Funciona así?Pero al parecer los oficiales no tenían ninguna intención de entrar en una discusión con él, así que simplemente le dieron la espalda y sacaron a Leo de allí.Angélica caminó tras ellos y los alcanzó justo antes de que lo subieran a la patrulla.—Vamos a resolver esto —le aseguró, y toda
No era precisamente fácil pero tampoco era imposible, y definitivamente todos en aquel pequeño salón estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para sacar a Leonardo Grecco de la cárcel. Y Fabio Di Sávallo era el tipo de hombre que creía que con la presión correcta en los puntos adecuados, muchos procesos inútiles podían detenerse. Por supuesto, dejando claro que el cabrón de Alessio Santoro se lo merecía y de eso a nadie le cabía ninguna duda.—Usted solo diga qué tenemos que hacer —le aseguró Gianni—, que nosotros nos encargaremos de hacerlo. ¡Necesito que saque a Leo de ahí porque si no, no podré dormir tranquilo jamás en mi vida!Fabio sonrió porque le encantaba la gente determinada y se levantó palmeando la mesa.—Entonces denme un minuto, voy a hablar con el señor Greco y enseguida estoy de vuelta con ustedes.Angélica y Aurelio se miraron como si aquel hombre estuviera un poco loco, o al menos lo suficiente como para ser nada menos que la cabeza del imperio Di Sávallo y venir a
Alessio Santoro se paseaba muy orondo por los jardines de la casa de su padre. Sabía porque el viejo lo había mandado a llamar y sabía que tenía todo que ver con Gianni. Obviamente no podía llevar al mocoso, pero si podía inventarle una excusa y estaba seguro de que bastaría decirle cualquier cosa que le hiciera sentir orgulloso para que su padre dejara de molestar. Así que cuando entró por la puerta de su despacho lo primero que hizo fue sonreírle con la misma falsedad con que se había dirigido siempre hacia él, le dio un beso en cada mejilla y luego tiró de una de las butacas para sentarse frente a su padre. —¡Qué gusto me da que me hayas llamado, pero por desgracia me fue imposible traer a Gianni! Estoy seguro de que querías verlo, pero lamentablemente no pudo venir y me pidió que lo disculpara mucho contigo. —Pues tampoco es que esté pidiendo mucho, solo quiero ver a mi nieto de vez en cuando —protestó Lisandro. —Te entiendo, de verdad te entiendo, papá, pero también tenemos qu
El ambiente estaba cargado de tensión mientras todas las miradas se concentraban en Alessio Santoro: la de decepción de su padre, la de amenaza de Fabio Di Sávallo, la de determinación de su hijo y la de Angélica, que gritaba silenciosamente un: “Te voy a descuartizar si no quitas esa denuncia”.Él quería mantenerse firme en su decisión de no retirar la denuncia que había presentado contra Leo, pero sabía que la amenaza de su padre de dejarlo sin sustento lo ponía contra la espada y la pared. No tenía de qué vivir si le quitaban esa asignación mensual que Lisandro le daba, y con la que mantenía su casa y a su mujer.Miró a su padre con determinación en los ojos y trató de defenderse en vano.—¿¡Y por qué tengo que retirar la denuncia, papá?! ¡Ese tipo me golpeó en la cara, y no puedo dejar que eso quede impune!Lisandro dejó escapar un bufido de impotencia y se adelantó hacia él, mientras apretaba las manos en puños.—¡Te golpeó porque pretendías usar a mi nieto para tu propio benefi
Después de salir de la comisaría, Leo, Gianni y Angélica se dirigieron al hotel donde todos sus amigos los estaban esperando ya. Aurelio solo se había ido después de que Angélica y Gianni habían regresado con la certeza de que podrían sacarlo, y se había ido al hotel primero a preparar una pequeña celebración junto con Greta.La atmósfera estaba cargada de alivio y felicidad, sabiendo que las cosas habían podido resolverse antes de que Leo tuviera que dormir su primera noche en la cárcel por una injusticia.—¡Dime por Dios que todo está bien! —pidió él abrazando a sus amigos y ellos sabían a qué se refería.—Tranquilo. Hemos logrado mantener el asunto fuera de la prensa, lo que significaba que el hotel estaba a salvo de cualquier atención no deseada.—¡Bendito sea Dios!—¡No, no! ¡Bendita aquí la hermosa señorita que ha logrado mantener a los medios controlados y a mi corazón también! —sentenció Aurelio mirando a Greta y ella levantó una ceja divertida.—¡Tú lo que quieres es un revol
Leo no tenía otra forma de decirlo: la vida se había vuelto elemental y hermosa desde que Angélica y Gianni se habían mudado con él. En solo un mes todo había cambiado demasiado, comenzando con el hecho de que ahora tenía que ser un adulto muy muy responsable y, sobre todo, un ejemplo para Gianni. Así que, además de la obvia razón de que estaba enamorado hasta los huesos, también se aseguraba de tener siempre hermosos detalles con su madre para que él viera muy bien cómo debía tratarse a una chica.En el trabajo las cosas iban avanzando. Les tomaría un par de años recuperar todo lo que se había invertido, pero mientras tanto el hotel era un éxito y todos estaban ganando muy bien. La lista de espera ya había ascendido a casi un año.Por supuesto, los problemas no se habían hecho esperar demasiado. A su padre casi le había dado un colapso cuando la noticia del lanzamiento del "Bella Ragazza" se había hecho público y lo había asociado finalmente con el antiguo hotelito que llevaba años a
Angélica miró a su hijo con cara de “¿Qué demonios?”, pero la expresión realmente épica era la de Leo, que parecía tardarse aún un poco en procesar aquella noticia.—¿Es en serio? ¿Es en serio, ángel? ¿¡Tenemos un gusanito ganador!? —preguntó mientras llegaba hasta ella y la abrazaba por la cintura—. ¡Dime que no es una broma, por favor!—No, amor, claro que no es una broma, simplemente se suponía que te daríamos la noticia de una manera más bonita —suspiró ella torciéndole los ojos a Gianni, sin embargo Leo negó al instante.—Pero, ¿qué más bonito lo quieres? ¡Si el espermatozoide ganador es mío! —gritó él abrazando a Gianni también, y los dos se pusieron a saltar como si tuvieran cinco años—. ¡Vas a tener un hermanito!—¡Y tú no vas a dormir en tu vida!—¡Sí voy, porque tú le vas a practicar en el oído todos los días para que el nene se duerma! —replicó Leo, y hasta chocaron los cinco mientras Angélica los miraba con ternura.—Solo espero que salga niña —murmuró mientras aquella fel