Jay era alguien que odiaba el ruido, así que cerró por completo las ventanas al entrar.

Desafortunadamente…

Se escuchaban sonidos de ollas y tazones desde el cuarto de al lado junto con el canto aleatorio de melodías de rock de Josephine.

Jay tomó dos bolas de algodón y se tapó ambos oídos con ellas.

Después de un tiempo, el canto de Josephine finalmente terminó.

Justo cuando Jay se quitó las bolas de algodón…

Se escuchó la voz de Rose.

El problema era que no era un sonido insoportable sino un sonido que podía matar… Sonaba como un fantasma llorando que no podía recuperar el aliento.

Jay se sentó en la cama y se preguntó si era algo bueno que el alma de Angeline hubiera transmigrado al cuerpo de Rose.

Su Angeline tenía la voz de un ángel, ¡pero Rose no!

Mientras Jay estaba sumido en sus pensamientos, la habitación de al lado cayó en un silencio abrupto.

Incluso los alrededores se volvieron silenciosos.

Jay echó un vistazo a su reloj que mostraba que eran las 11 de la noche.