Todos decían que su hermano era un hombre de sangre fría, pero estaba lejos de la verdad cuando se trataba de su cuñada.

“¡Hermano Mayor, no estés triste! La doctora dijo que la cuñada puede someterse a una cirugía plástica…”.

Al escucharla, la voz de Jay era profunda: “No permitiré que pase por ese tipo de sufrimiento. Solo quiero que esté sana y viva”.

Josephine dijo: “Hermano Mayor, desde que la cara de la Cuñada se desfiguró, su forma de pensar también ha cambiado un poco. Siempre hay alguien que mira o habla de su rostro a sus espaldas. Puede que no hable de ello, pero sé que se siente perturbada por ello. Si la cirugía puede ayudarle a recuperar su confianza, ¿entonces por qué no?”.

Jay abrazó a Rose con más fuerza. “Está bien, haré que se sienta más feliz con el paso de los días”.

Luego, miró a Josephine y dijo con voz severa: “Ella tiene un cuerpo débil. Deja de convencerla de que se haga una cirugía”.

Josephine solo pudo responder de manera deprimente: “De acuerdo”.

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