Quedé en un completo shock, sentía que todas sus palabras eran golpes directos a mi estómago, todas las piezas encajaban ahora, no lo había pensado antes, pero quien dentro de la empresa necesitaba o usaba los servicios de una galería de arte.
Las palabras de Vanessa resonaron en mi pensamiento, ella nunca pensó que yo sería un peligro sentimental, ella sabía que esto pasaría y de algún modo afectaría a Hitóry, y ahora la entendía un poco más que antes. Incluso creo que hasta me ofreció desaparecerme para que nada de esto me pasara, pero de todos modos no quitaba que fuera igual de psicótica que Liam.
Hitóry lo había orquestado todo para que terminara bajo su poder, que llegara a la fortaleza, el correo, Mio, la gente que me atacaría, todo fue un teatro, todo fue una farsa, un muy elaborado plan para alguien despistado como yo, pero &ique
Con tanto secuestro me había acostumbrado a la sensación de despertar con el cuerpo entumecido, estaba postrada en la cama y sentía la boca seca ¿Cuánto tiempo hacia estado durmiendo esta vez? Giré la cabeza atontada por la droga que me había administrado y el cuarto estaba vacío, dándome una buena posibilidad de escape, en cambio me quedé dormida una vez más.Abrí los ojos nuevamente, ya menos abobada me senté sobre la cama y escuché la puerta abrirse, era él con una bandeja en la mano con agua y algo de pan—Ya despertaste—Dijo con sonrisa, le arrebaté la mirada, podía sentir el ardor en mi estómago y desfallecer de la anemia, pero no quería comer de lo que me diera.Se sentó a mi lado, yo amplié el espacio, me daba nauseas incluso respirar el mismo aire—Come—Me dijo más como una advertencia y
—fueron dos tiros sin importancia, no le pasará nada, Desafortunadamente.—Lo dices con demasiada calma—Reproché aun impactada.—Para nada, después de lo que vi perdí un poco el control—Nunca le había visto esa mirada en el rostro—Créeme que quería volarle la cabeza—Confesó Hitóry quitándome al herido de encima y envolviéndome con las sabanas—Me has pegado un susto de muerte pequeña—No tenía ánimos para reñirle por nada, estaba tan agradecida de que me hubiera salvado de que solo me aferré a su cuerpo oliendo el aroma que tanto me había hecho falta. Tan delicado y viril—Además la policía viene tras de mi con una ambulancia por si acaso, sabía que lo dejaría en este estado.En sus brazos me sentí en casa, me sentí segura y protegida, cerré
— ¡Ah! ¡Me duele! —Gemí mientras sentía sus manos alrededor de mis brazos apretándome con fuerza— ¿A dónde me llevan? —pregunté inútilmente, no tendría escapatoria. Intenté zafarme de los robustos tipos, pero era en vano, mis pies ni siquiera tocaban el piso— Prometo no decir nada, lo juro, me iré —Mentí, llamaría a la policía en cuanto estuviera lejos— No tan duro por favor —Fue lo último que les dije casi entre lágrimas y mocos apretando los ojos negándome a lo que pudiera pasar.Imagino que sería más fácil si empezara mi historia varias horas antes y con un poco más de contexto, cuando aún el sol estuviera afuera y yo tranquila y segura en mi casa, no en uno de los barrios más peligrosos del país, de esos donde no hay ley más que la propia, donde na
— ¡¿Qué?! —Grité con los ojos bien abiertos dándole un golpe en la mano rechazándola, él se alejó con una carcajada, mientras acariciaba su mano ¿Había sido muy ruda? Seguro ahora si me mataría por aquel impulso, pero no podía retroceder—No soy de nadie —Espeté hasta llegando a tirar su chaqueta fuera de mí, aun si me moría del frio.—No seas arisca —Dijo despejando toda falsa amabilidad de su rostro—Así son las reglas aquí, yo te salve la vida ahí afuera y ahora tu eres mía, así de simple—Continuó como si no fuera la gran cosa.—Me vale madre como sean las reglas aquí —Respondí sin reconocer de donde sacaba tanto coraje, tal vez en el fondo sabía que ya de nada servía llorar pues de todos modos ya estaba frita—Ni siquiera soy de aqu
— ¡Oh, mi Dios! —Solté el cuchillo espantada ¿Qué demonios Ai rin? —Lo siento tanto — Dije alarmada agitando las manos de un lado a otro ¿Qué estaba diciendo? ¿Esa no era la idea? Mis ojos se habían inundado de lágrimas, nunca había apuñalado a alguien y mucho menos matado, puse mis manos en su herida sin pensar en nada, solo esperando que dejara de sangrar, él se estremeció soltando un pequeño quejido ante mi imprudente toque, pero claramente lo que hacía era inútil—Señor capo, no te mueras.—No moriré —Masculló disimulando el dolor, se puso de pie y se quitó la camiseta, ese definido pecho y abdominales estaban cubiertos de sangre, le había dado en el hombro justo debajo de la clavícula—Es solo un rasguño, de verdad que no sirves ni para matar a una persona—Mi exp
—Mio, cariño —Sonó en un tono de voz que no había imaginado que saldría de sus labios.— ¿Qué demonios Hitóry? —Espetó Mio con enojo— ¿Qué hace Ai aquí?— ¿Ai? —levantó una ceja ¿De verdad no sabía mi nombre? No lo culpaba, yo tampoco sabía el suyo.— ¿Por qué tardaste tanto? Te envié el mensaje ayer diciéndote que estaba en peligro junto a la locación—Reclamaba frustrada — Además ¿De dónde se conocen ustedes? ¿Es un cliente tuyo? —Esa era una opción bastante probable ya que él era un criminal y ella una abogada.—Fue hace un rato que vi el mensaje —No podía creerlo, le había advertido que algo pasaría, que un día me hallarían en una zanja y ella nunca lo sab
—Oh—Fue lo único que pude decir, sintiéndome algo rara, no esperaba que este tipo estuviera en esa clase de relación y mucho menos cogérsela casi al frente de la persona que tenía secuestrada, pero ahora tomó sentido que se enojara cuando me quejé sobre eso. Era tan incomodo que no sabía bien que hacer— Ai, la rehén, un gusto, supongo—Miré a los lados y remojé mis labios, tomé mi plato en la mano—Bueno, los dejo—Me despedí saliendo de la cocina, no estaba para nada en fachas ni con el ánimo para quedarme ahí.Ella era verdaderamente hermosa, quitando la grotesca imagen que tenia del día anterior, podía decir que parecía un ángel, tenía el pelo corto y ondulado, un blush natural en las mejillas y una sonrisa que haría caer a cualquiera si no la forzaba como lo había hecho conmigo, pero tamp
Suspiré buscando calma, lo menos que quería era que despertara y me encontrara escapando, pero tenía mala suerte y solo hice moverme un poco hacía afuera para que sus brazos me atraparan en la oscuridad, demonios, dije ya en voz alta, estaba jodida.Dentro de todo cabía la posibilidad de que el infeliz de Hitóry me hubiera prestado a ese tipo para que me utilice como quisiera y de la nada me sacara un arma y me la pusiera en la boca, para obligarme a quien sabe cuántas cosas. Era muy joven para saborear un cañón de una pistola, ya había sentido uno en los labios y no fue para nada una buena experiencia.Pude escurrirme lo suficiente para por lo menos poder encontrar mis bragas y me las puse con sumo cuidado, pero él se movía demasiado y hacía que mi escape fuera al nivel de misión imposible, a la verga.—Oye—Llamé en voz alta—Ei—Repet&