5.

5. “Te voy a enloquecer”  

Entrelazó lentamente sus dedos, ella bajo su mirada ahí, su respiración se aceleró al igual que su corazón y volvió a mirarlo — ¿ Qué tienes que me haces esto?, siento que te conozco de toda la vida — suelta mirándola..  

Melo no se podía dar el gusto de verlo como algo más, al fin y al cabo era como si jefe. Un mega millonario no podía enamorarse de ella en tan solo media hora, se ríe en su cara — No te servirán tus frases armadas conmigo — dice alejando su mano.

  Samuel se queda parado sin entender a lo que se refería — ¿ Frases armadas?, Oye Melo — grita viendo como seguía caminando.  

Corre detrás de ella hasta alcanzarla — Acá vas a ver el laboratorio — dice continuando con el recorrido de siempre.

 Todos los alumnos salen, uno saluda a Melo y le dice que le dan un rato libre para que se despejen y después regresan. Esa era su momento para que Samuel pueda sacarse de la cabeza todas las fantasías que tenía con ella desde que la vio por primera vez. Esperan que todos se vayan y se meten adentro. 

Camina de un lado hacía el otro — ¿ Y esto que es? — pregunta haciendo que se acerque a él. 

Cuando la tenía cerca logra sentir su aroma, cierra los ojos y no escucha nada de lo que le explica. Solo abre sus ojos para ver sus pechos — ¿ Entendiste? — pregunta buscando su mirada. 

Reacciona — Eres hermosa — dice mirándola. 

Se avergüenza por lo que le dice — ¿ Qué dices? — pregunta haciéndose como que no escucho lo que le comento. 

Pero de repente la acorrala contra la pared, era un salón enorme y nadie estaba por ahí, ya que tenían unos minutos para descansar afuera. Lo pensó como una oportunidad de tenerla para él, ya no podía más y se arriesgo.

Puso sus manos encima de su cabeza y la presionó contra la pared — ¿ Qué estás haciendo? — pregunta nerviosa. 

Esa falda corta le hacían dar ganas de tocarla, una de sus manos recorre todo su cuerpo hasta entrar por dentro y llegar a su ropa interior.

Corre a un lado la tela fina y la toca suavemente — Te deseo — dice susurrándole al oído. 

Melo al sentir los dedos de él acariciando su clítoris hace que se retuerza de lo débil que hacía verla, un gemido sale de sus labios y cierra sus ojos disfrutando. También le atraía mucho Samuel pero no quería que eso pasará. Tiembla, larga un gemido fuerte cuando un dedo de él la penetra y hace que se sobresalte.

Un beso húmedo en su mejilla hace que abra sus ojos — Estás tan mojada que me gustaría probarte — susurra con su voz ronca. 

 No deja que siga hablando, lo besa y logra introducir su lengua con todo. Melo perdió todo su norte por ese hombre y gozo al seguir recibiendo sus caricias en ella. Hacía tiempo que nadie la tocaba de esa forma, cuando puede sacar una de sus manos la lleva al bulto de él y toca su miembro erecto.

Se desespera y con sus uñas baja el cierre, no entiende como una persona puede usar un pantalón de esa manera. Rebusca la manera de bajar el bóxer sin desprender su pantalón completamente cuando lo logra sonríe, observa hacía abajo y su mano rodea su pene. Lo escucha gemir, siente como se pone débil encima de su hombro y sonríe disfrutando — Samuel — susurra cuando el ritmo de sus dedos en su vagina empiezan a ser más fuertes.   

Suspira profundamente, ella lo estaba masturbando como nunca otra mujer lo hizo. Era su primera vez en un salón de universidad arriesgándose de esa forma y más por una mujer.

Abre su boca — Ay, Melo, me harás venir — dice agitado..

  Varios minutos moviendo su mano en su pene, enorme de lo excitado que estaba que sonríe y lo vuelve a besar. Ella se corrió en su mano y también sintió el líquido de él corriendo por sus dedos, escucha un gemido de desahogo y hace que se besen por última vez. Melo limpio su mano con un pañuelito que traía en su bolsillo y Samuel hizo lo mismo, sonrió.

Acomodo su cabello, subió su cierre y ella acomodo su poca ropa. Salieron de ese lugar completamente sudados, y recuperando el aliento.

Pero no todo era para el olvido, Samuel la mira — ¿ Qué? — pregunta mirándolo. 

Sonríe — ¿ Te veré esta noche de nuevo? — pregunta queriendo más.

Frunce su ceño — No, esto fue porque tuve ganas y tú también, nada más. No quiero que todo se confunda — le responde cortante.

Le toma del brazo — No confundo nada pero cuando quiero algo lo consigo como sea — le aclara en su cara.

Sonríe — Está bien, nos veremos esta noche pero con una condición — le dice soltándose.

Asiste con su cabeza — Lo que sea — asegura .

Lo primero que se ocurrió fue volver a su vida como era antes y no le importaba como iba a suceder, se acerca a él sintiendo su mismo olor — Quiero mi beca de estudio para terminar mí carrera — le exige.

Se toca el cabello de los nervios, aplaude de la nada y retrocede señalándola — Lo sabía, eres muy inteligente para este planeta — dice riéndose..

Eleva sus hombros — Es eso o nunca nos vimos — le dice mirándolo.

Camina hacia ella y toma su rostro sin importarle que estuvieran en el pasillo de la universidad — Serás mía esta noche — responde dejándole un beso en los labios.

 Melo salta de la felicidad viendo cómo Samuel se iba para la oficina del decano.

Sentía que todo estaba encaminándose, nada podía fallarle. Si tenía que acostarse con Samuel para mantener su beca lo haría, jamás dejaría algo por la mitad y eso implicaba enamorar a ese hombre como sea.

Lo quería tener comiendo de su mano, que esté loco por ella y la ayude a terminar sus estudios cómodamente como cualquier persona normal. Se sentía realizada, había tenido el mejor orgasmo de la historia con ese hombre y ahora le tocaba vivir para lograr más días felices como ese.  

Camina mirándose las manos — Te voy a enloquecer, Samuel Rodríguez — susurra

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