capítulo 4

Ese hombre sólo puede haber extraviado su hogar. Le miro confundida al ver que él también expresa el mismo sentimiento. Apresuro mis pasos para saludarle.

- Hola, soy Angeline, ¿y usted? - lamento preguntarle en español pero antes de decir nada me contesta también en mi lengua materna

- Hola, soy Max ¿Qué haces aquí en casa de Rafael?

- ¿No lo sabes? Soy la nueva incorporación a ese escroto hijo de puta. - Max se ríe pensando que mis palabras son graciosas - ¿Qué, tengo la cara pintada? ¿Soy algún tipo de payaso?

- Créeme cuando te digo que eres la única mujer que le ha llamado así. Me gustas, Angel. Si puedo preguntar, ¿a qué tipo de adquisición te refieres?

- Te haré saber, Max, que valgo mucho dinero. - se limita a asentir con la cabeza riéndose de mí.

- Claro Cleopatra, no te molestaré más. - hace ademán de levantarse pero le impido marcharse.

- Necesito saber... - Joane entra en la habitación trayendo una bandeja con dos trozos de tarta, café y té para nosotros. - gracias Joane. -se marcha sin decir nada más- en qué me estoy metiendo.

- Mira... -suspira dando un sorbo a su café- no vayas contra él o te irá muy mal. Salvo una, ninguna mujer en ningún sitio se ha atrevido a enfrentarse a Rafael y prefiero que lo hagas todo bien o si no... -deja de hablar de repente

- ¿Me matará? - Siento que un escalofrío me recorre la espina dorsal haciéndome temblar.

- O no te dejará comer ni beber durante días. Tienes que seguir sus órdenes al pie de la letra.

- Hay mujeres. - digo y él me mira sorprendido-. Vi a una de ellas en el aeropuerto. - Niega con la cabeza.

- No te metas con ellas. Tú solo tienes 1 y ellas 3 - trago en seco - ¿qué haces? - volvemos a hablar de algunas cosas del otro.

- Aquí está - muestro mis proyectos en su móvil

- ¿en serio? ¿Este es uno de tus proyectos? - mira su móvil sorprendido. - Tienes mucho talento, Cleopatra.

- ¡No me llames así, imbécil! - Está allí... Me mira fijamente, dejándome helada. Su mirada feroz no parece intimidar mucho a Max.

RAFAEL

Llego a casa con la chica, la dejo en el dormitorio y me voy al casino a arreglar unos asuntos, al llegar allí las chicas ya me están esperando en mi salón.

- ¿Va en serio? ¿Ahora haces obras de caridad? Porque no creo en esta charla de negocios. - Erika dice enfadada

- un horror, chicas. Parecía una mosca muerta. - dice Julia.

- Chicas, no le deis crédito, nos deja por una blanca sin sal, y encima es de México. Enhorabuena, señor Torricheli -Emily se acerca con cara de asco.

- Cállate la boca y no me estreses, ¡eso va por ti también! - Digo señalando a todos los presentes. Firmo unos papeles que necesitaban mi atención y pido algunas cosas del casino que casi me faltaban, bebidas, drogas etc.... Salgo de allí aturdido y me voy a casa. al llegar allí oigo una risa y la voz de Max. ¡Espera, que hace el aqui?! ¿Con ANGELINE? Nadie deberia haberla visto. Sigo la voz indignada y abro la puerta de mi salón. No deberían estar allí. Estaban riendo y hablando juntos, cosa que me molestó por alguna razón. -¿Qué coño hacéis aquí?

-Hola a ti también, Rafa -dije irónicamente.

- Yo soy yo... - Ni siquiera esperé a que hablara y la arrastré hasta la habitación de la que no debería haber salido.

- ¿HE DICHO QUE PODÍAS SALIR DE ESTA HABITACIÓN? - Pregunto ya cambiada tirándola sobre la cama. Ella sigue llorando - ¿MS? ¿CREES QUE ESTAS DE VACACIONES? ¡NO ME TOMES POR TONTO NIÑA ESTUPIDA!

- Es que me ha entrado hambre y he ido a comer algo, nada más. - Dijo tratando de justificarse. - No soy de tu propiedad, Rafael - dice temerosa.

- ¡ME IMPORTA UN CARAJO! ERES DE MI PROPIEDAD, O ACASO OLVIDASTE QUE LE PERDONÉ LA VIDA A ESA PERRA QUE LLAMAS MADRE. - Le doy una bofetada en toda la cara -ESTO ES PARA QUE APRENDAS A RESPETARME -la agarro del pelo enredado en mi muñeca tirando con rabia. - ¡me las pagas! - La dejo sola y esta vez la encierro y vuelvo a mi habitación para saber que pasa que Max viene a mi casa sin estar yo. -¿Qué hacías aquí con ella? - Pregunte curioso y furioso a la vez.

- Estábamos hablando, y por cierto, nos arruinaste el ambiente. - Dije con una mueca.

- ¿Animo? ¿Qué humor? - Dije sentándome en mi silla y con semblante serio. - ¡no tenia clima, Max!

- Me caía bien. Es una chica guapa, inteligente, entregada a lo que hace. -asentí mentalmente- pero mi querido amigo Rafa, dime, ¿qué hace ella aquí? - dice con una sonrisa libertina en la cara y cruzándose de brazos. - ¿Es cierta esta historia de adquisición? ¿Qué tipo de adquisición es?

- ella es mi pago. - dije un poco bajo pero el escucho - de una deuda de 800 mil dolares

- ELLA ES ¿QUÉ? ¿ESTÁS LOCO HOMBRE? DEVUELVEME LA MINA - dijo, lo que me hizo preguntar por que le importaba. pense que era una m*****a broma.

- ¿Estás loco para hablarme así? ¿Y por qué llamas? ¿Estás interesado en ella? - Pregunto tratando de mantener la calma.

- Vamos Rafael, ¿me estás tomando el pelo? Yo no le miro mal a la mujer de mi hermano, ¿estás loco? - Dije mostrando mis manos en señal de ingreso - ¿Te la vas a quedar aquí o la vas a devolver después?

- Aún no lo sé. Sólo mirarla me da odio. Podría tener 800.000 en la mano ahora mismo. Aún no sé qué voy a hacer con esta zorra virgen. Lo pensaré más tarde. No voy a arruinar el resto de mi día pensando en ella. Digo, saliendo y yendo a la cocina. Tengo mucha hambre. Me siento a la mesa, saboreando la increíble tarta que me ha dejado Joane. - Este tema se acaba. - Max se apoya en la mesa frente a mí. - No tocaré más este tema. Sabes que no voy a cambiar de opinión sobre ella, pero si lo hago, tú... Ahora déjame almorzar y deja de molestarme. No quiero tener una indigestión por tu culpa.

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