Capítulo 74
Todo el malestar de los últimos días desapareció, así como de la nada. Y Lorena en cambio quedo sin entender.

Fue así como César logró salirse con la suya.

Sus piernas flaqueaban y su mente estaba en blanco. Pero, cuando recuperó la compostura, Lorena se puso de pie y luchó por salir de sus brazos. Pensaba que César estaba más loco que una cabra.

Ya no eran amantes, ya no tenían una relación sentimental en la que un beso tuviera significado.

Ahora solo mantenían una relación clandestina; ella era simplemente una amante, ¡y además una amante obligada!

Al pensar si César besaba a Teresa de la misma manera y luego metía la lengua en su boca, un sentimiento de asco la invadió. De inmediato corrió al baño para vomitar.

Al ver que Lorena estaba tan asqueada por su beso que quería vomitar, Cesar se molestó inmediatamente.

La siguió al baño.

—Lorena, ya te besé, ya tragaste mi saliva, ¿por qué haces semejante show ahora?

—Yo… —Lorena intentó encontrar una excusa, pero al girarse para mirarlo,
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