Estoy sentada en el jardín de la casa admirando el hermoso día que está haciendo en Italia. Ya pasó un mes desde la muerte de la madre de Dante y todo se ha calmado un poco. No negaré que Dante la extraña, pero sabe que tiene el deber de descubrir quién es el demonio italiano, o mejor dicho, ir tras la pista de su hermano. Porque cuando le conté lo que pensaba, ese hombre quiso ir justo en ese momento a matar a su hermano. Pero menos mal que entre Fran y yo lo hicimos entrar en razón. Tenía primero que confirmar que sí sea él, porque si lo mata sin saber y resulta que el demonio no es él, sino otro, Dante vivirá con la culpa de que mató a su hermano. -Señorita Valerie, su amiga Matilda está aquí - cuando Nana dice eso, salgo disparada a la sala, ya que hacía mucho que no veía a Matilda. -¡Amiga! - corro hacia ella y me tiro encima, cayendo las dos al suelo riendo como niñas pequeñas. -Por Dios, amor, no puedes hacer eso - dice Dante entrando a la casa con cara de preocupación. -Lo
Estoy sentada en el comedor terminando de comer el desayuno. Dante se tuvo que ir temprano, pero prometió venir para la cena. Hoy regreso al hotel, así que ya estoy lista para partir. - Lucas, vamos - Lucas me abre la puerta del carro y luego partimos hacia el hotel. - ¿Cómo se siente hoy, señora? - Mejor, Lucas, gracias por preguntar - a pesar de que Lucas siempre conserva la distancia entre nosotros por respeto a Dante, este siempre está preocupado por mí, y eso lo agradezco mucho. Cuando llegamos al hotel, Lucas me abre la puerta y le digo que si puede ir por un café al frente. Entro al hotel y todos me saludan súper formales, pero el que más me sorprende es Max, que se tira encima mío. - Dios, te extrañé tanto - dice, casi asfixiándome con ese abrazo. - Max, me estás ahogando - este se separa de golpe. - Lo siento, es que estaba muy preocupado por ti, pero veo que ya estás mejor. - Pues sí, aunque hay cosas que debo contarte - Max camina conmigo a su oficina, y en ese momen
Dante camina por todas partes y luego veo que saca de un armario secreto que ni sabía que existía dos armas, cosa que me empieza a asustar. - ¡LUCAS! – grita Dante y en dos segundos aparece Lucas. - Dígame, señor. - Reúne a todos los hombres y que vayan bien armados. – Lucas sale del lugar y yo aprovecho para acercarme a Dante. - Dante, por Dios, piensa bien. Dijiste que ibas a actuar con cautela. – Trato de tomar su brazo, pero él lo quita de golpe. - No me pidas eso, Valeri. Pídeme todo lo que quieras, menos eso. – Veo en su mirada dolor y rabia. Justo ahora me doy cuenta de que por más cosas que yo le diga, él no me hará caso. De todas formas, irá a matar a su hermano. - No te voy a detener, solo cuídate. Recuerda que alguien más te está esperando en casa. – Él acaricia mi mejilla y luego me besa. - Te prometo que volveré, pero primero tengo que acabar con ese imbécil. – Antes de que él se vaya, me acuerdo de mi amiga. - Espera, yo escuché que él piensa matar o secuestrar a
-Agustín... habló con la voz temblorosa. -Veo que conoces perfectamente mi voz - idiota. ¿Qué mierdas quieres? -Tantas cosas, nena, pero lo que más deseo es destruir a Dante y tenerte a ti como mi mujer. Como odio a este hombre, ahora entiendo por qué Dante lo quiere muerto, es como un grano en el culo. -Podrías dejar de decir estupideces. Eres la peor persona que he conocido. Mataste a tu madre solo por dinero, me das asco. -Sí, tienes razón, soy una m****a de persona, pero ella se lo merecía. Siempre lo prefirió a él y a mí me dejó de lado. -No digas tonterías, ella te amaba igual que amaba a Dante, pero tú eres un asco de persona y de hijo porque la mataste. -¡Ya basta! Solo llamaba para decirte que muy pronto tendrás noticias de mí - Antes de que yo pueda decir algo, él me cuelga la llamada. -Idiota - Salgo de la oficina y llego a la de Max. Cuando este ve mi cara, se acerca. -¿Pasó algo? -Agustín me llamó. -¿Qué te dijo ese idiota? -Que mataría a Dante y que a mí me lle
Despierto con un dolor de cabeza horrible, pero cuando intento levantarme algo en mi mano impide que lo haga. - ¿Qué es esto? - miro hacia arriba y veo que estoy encadenada a una cama grande - ¿Dónde estoy? - Tranquila, Val, no entres en pánico. Escucho la puerta abrirse y al ver quién entra, mi rabia aumenta. - Te dije que serías mía. - Agustín, sácame de aquí, ¡no entiendes que no me interesas! - En un rápido movimiento, se monta encima de mí y toma con fuerza mi rostro. - Y tú no entiendes que no me importa. - Luego, pega sus asquerosos labios a los míos, provocándome náuseas. Agustín muerde mi labio con fuerza y aprovecha que abro la boca para gritar, introduciendo su asquerosa lengua mientras suelta un gruñido de placer. - Te haría mía justo en este mismo instante, pero no lo haré. - Saca unas llaves de su bolsillo y luego me quita las esposas. - Levántate. - Me levanta de manera brusca y me saca de ese lugar llevándome a la sala de esa casa. - Escucha, Val, todo depende de t
Entramos en el sótano donde Agustín me dio esa paliza. Siento cómo el miedo comienza a llegar porque tengo miedo de que algo le pase al bebé. Además, me siento muy débil. - Agustín, no me siento bien. - ¿Y crees que eso me importa? - Sabes el problema que tengo en el corazón - digo tocando mi pecho, que ya está a punto de estallar, pero él me toma con fuerza y luego me estampa contra la pared, quedando aturdida. Cuando toco mi frente, veo sangre y luego empiezo a ver doble. - Párate, m*****a - va a matarme. - Agustín, lo siento. Te juro que no volverá a pasar, te lo juro - le suplico. No quiero que le pase nada a mi bebé. - Tarde, querida Val - saca una pistola y me apunta a la cabeza. - No lo hagas, Agustín - él quita el seguro del arma, y en ese momento poso mi mano en mi vientre. Perdóname, bebé. Cierro mis ojos y cuando escucho el disparo, miro mi cuerpo pero estoy herida. Cuando miro al frente, Agustín tiene un disparo en el corazón. Él cae arrodillado al lado mío. Siento c
Han pasado dos semanas desde que salí huyendo del hospital por culpa de Dante. Todavía me quedo donde Max porque él dice que quiere cuidarme, cosa que agradezco mucho. También he hablado con Matilda y ella también ha estado pendiente de mí, pero no puede venir muy seguido porque Dante los tiene vigilados a todos, ya que aún me sigue buscando. La puerta se abre de golpe, dejando ver a un Max bastante enojado. -Max, ¿qué pasó? - digo preocupada. -Val, lo siento, pero tienes que hablar ya con Dante. El imbécil llegó hoy al hotel a hacer un mero escándalo de que yo te tenía secuestrada y otras mierdas más - Ay, por Dios, qué vergüenza con Max. -Max, cómo lo siento. Lo último que quería era que pasara eso, pero te prometo que hoy mismo hablaré con él - Él suelta un suspiro y se acerca a mí dándome un abrazo. -Lo siento, Val, si te estoy presionando, pero es mejor dar la cara ya, Val. Arreglen sus cosas. -Sí, eso haré. Voy a su oficina- Subo a la habitación y me doy una ducha rápida. Lu
Despierto al sentir que alguien riega puros besos en mi espalda desnuda. Luego siento cómo sus manos empiezan a recorrer mi cuerpo hasta llegar a mi cintura, atrayéndome a su cuerpo. - Me encanta despertarme así contigo - me volteo y ahí veo a mi flamante marido como lo trajo Dios al mundo, ¡qué sexy se ve! Sin querer, me muerdo el labio inferior y cuando él lo ve, sus ojos se oscurecen. - No hagas eso, mi amor, tengo que ir a trabajar y tú me haces eso - m*****a sea, mis hormonas me matarán. Acaricio su pecho y lo miro lascivamente. - ¿Acaso no complacerás a tu esposa? - inspiro con fuerza como si se tratara de controlar. - Nena... - Te necesito - le suplico mientras beso su cuello y tomo su miembro descaradamente. - Joder - gruñe tirando la cabeza hacia atrás - a la m****a el trabajo, puede esperar. Estoy terminando de darme un baño para verme con Sofi y Matilda, ya que me tienen loca con verme. Dante se fue super tarde, pero salió muy feliz después de una buena sesión de sexo