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el dios supremo baljad

Me encontraba solo en mi casa ya que amelia se había ido, camino hasta mi cuarto y de un cajón saco una túnica blanca la cual me pongo.

Al mirarme en el espejo, me doy cuenta que La túnica me quedaba un poco pequeña ya que hace tiempo que no me la ponía. mi dedo se pone dorado, y con el hago una línea en el aire la cual se abre formando un portal.

Al entrar al portal comienzo a caminar, todo a mi alrededor era oscuro a excepción de los cientos de planetas que habían. Después de un rato logro encontrar lo que buscaba, esto era la tierra primitiva, un planeta muy diminuto en comparación a los demás.

El cielo de la tierra primitiva se rompe, del cielo roto salgo junto con la túnica puesta. Al observar a mis alrededores, solo podía ver a cientos de bestias que Vivian en este lugar. Bajo lentamente hacia el suelo y lo toco con mi mano, el suelo me comienza a tragar y a llevarme hacia abajo.

Después de un rato logro observar todos los lugares de este planeta gracias a que me funcione con él. Salgo de la tierra dándome cuenta que me encontraba cerca de un rio, al voltearme me doy cuenta del enorme castillo que había en este lugar.

Al castillo no le di tanta importancia, lo que mas me interesaba era al santuario que estaba a unos cuantos metros del castillo, este era un poco viejo como si estuviera abandonado. Al llegar al santuario empujo las enormes puertas de maderas, aunque adentro estaba oscuro yo podía ver todo con claridad, mientras caminaba hacia adelante podía sentir que a mis alrededores habían sillas.

Camino hasta el fondo del santuario, en donde había una silla vacía y a sus alrededores cientos de velas apagadas. con la cabeza agachada me arrodillo ante el trono del dios supremo, todas las velas del santuario se encienden dejando ver a la persona que estaba sentada en el trono.

“ha pasado mucho tiempo, padre baljad” hablo ante la persona enfrente mío, en la silla había un anciano de cabello blanco largo, su cabello era tan largo que tocaba el suelo, su piel era demasiada arruga y sus ojos estaban vacíos.

Con sus ojos negros me mira fijamente y me dice “has cambiando mucho desde la primera vez que te conocí. Incluso aun recuerda esa vez, fue exactamente hace 6 años, eras aun muy pequeño pero el destino te trajo una tragedia, tus padres murieron dejándote en un vacío, no sabias que hacer, pero en ese momento llegue yo como si fuera tu bendición, te ayude, te eduque, te enseñe y te protegí”.

Me levanto al escuchar esas palabras, lo miro a los ojos y le contesto “agradezco todo lo que dio por mí. Si me lo permitiera quería hablar de otro tema, los cuales son…” antes de que pudiera terminar de hablar, baljad me interrumpe y me dice “amelia ya me conto todo, aunque no entiendo aun cuales son tus molestias en las misiones”.

Sin titubear y hablando claro le digo “en las misiones nos dicen que eliminemos todo el mal en un planeta, para después eliminar a todos los habitantes. no entiendo eso, darles fe los habitantes para después hacer una masacre. Con esto que digo no quiero que pienses que me opongo a mi trabajo, solo quiero una respuesta a estas curiosas misiones”.

El dios supremo al escucharme se levanta y se acerca hacia a mi “acompáñame. Te mostrare tus respuestas” con sus manos aplaude y al instante, todo a nuestro alrededor comienza a cambiar. Cambiamos de lugar, ahora nos encontrábamos en el comienzo y fin de todo, donde toda creación de nace “¿recuerdas este lugar?, aquí fue donde te entregue tu poder y en donde practicaste” dice baljad. Al ver a mi alrededor comienzo a sentir una sensación de nostalgia, reconocía perfectamente este lugar “el ocasmos, lugar de toda creación. Aunque aun no entiendo por qué me trajiste aquí” respondo.

Al frente de nosotros se comienza a hacer un diminuto remolino oscuro, el cual expulsa una hoja blanca con bordes dorados.

Baljad recoge la hoja y me la entrega en mis manos, al recogerla y leer consigo la respuesta que tanto buscaba, “ahora debes saber que yo no soy quien da las ordenes, sino más bien es el ocasmos quien las da” Comenta el dios supremo.

Nuevamente me arrodillo ante baljad y le hablo “discúlpeme por pensar mal de usted, en ese caso aceptaría cualquier castigo” en este momento me preparo para recibir el castigo. Baljad camina lentamente hacia mí, y en vez de castigarme el pone su mano en mi hombro y me levanta “¿castigarte?, no hiciste nada malo, lo único fue que pensaste mal. A veces la mente nos hace una mala jugada, pero nada de qué preocuparse”.

Rápidamente meto mi mano en mi bolsillo y saco una esfera, la cual le entrego a baljad “por favor acepte este regalo en forma de disculpa. esa esfera fue el primer mundo que conquiste, es el mundo ideal para un dios supremo como usted”.

Baljad se ríe mientras sujeta el mundo en sus manos “el mundo en donde me encuentro me lo dio alea, así que le daré otro uso al mundo que me acabas de dar”, Baljad da otro aplauso, y al instante volvemos hacia el santuario.

Después de despejar todas mis dudas era tiempo de retirarme, agacho mi cabeza enfrente de baljad y le digo “me despido padre, gracias por darme un poco de su tiempo” ante esas palabras me alejo poco a poco, pero antes de que pudiera salir del santuario, baljad me habla “antes que te vayas toma esto, amelia me conto que rompiste tu arma”, debajo de la silla, saca una lanza dorada la cual me pasa.

Al sujetar la lanza dorada en mi mano, me di cuenta que era perfecta para mí, su peso era ideal para mí, su filo era perfecto. Al salir del santuario me doy cuenta que el cielo era oscuro, las estrellas alumbraban mas que nunca. De repente, todo mi cuerpo se vuelve tan brillante como una estrella y minutos después desaparezco del lugar.

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