capitulo 13

Un fuego rugía entre dos grandes y oscuros sofás; la luz baja y titilante proyectaba sombras, pero no podía ocultar el desenfreno que se estaba produciendo. Las mujeres empezaban a quedarse a medio vestir cuando sus pechos quedaban al descubierto, las manos desaparecían en los regazos y a través de los pantalones desabrochados.

El olor del humo de los puros cubanos llenaba el aire, y las risas femeninas de tono sexual sonaban en mis oídos. Cuando estuvimos en la barra, mantuve mi cuerpo de lado para poder ver toda la sala y tener la entrada a la vista. Mantuve la mano derecha libre por si la necesitaba para sacar mi pistola. Y me quedé mirando a Leonid mientras pedía cuatro vasos de whisky. Mientras llenaban las copas, Leonid me dedicó otra sonrisa de tiburón, con sus dientes blancos y rectos, los incisivos un poco demasiado afilados.

—Estaba hablando con mis hijos de la tensión que está surgiendo en la Bratva y la Cosa Nostra, así como con la 'Ndrangheta, que acaba de reclamar territ
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