Falcon manejaba de vuelta con Silver en el asiento del copiloto. Llevaba toda la tarde callada y mirando hacia la ventana. Se removía a cada rato, dándole a entender al alfa que su cuerpo podía en las diversas partes donde hacía presión la posición. Su cuerpo estaba cubierto completo, un pantalón de tela suelta que llegaba a sus tobillos y una blusa de mangas largas y cuello de tortuga. A pesar de que la temperatura era alta, ella no quería dejar a la vista las diversas evidencias que marcaban su piel.
El alfa apretaba el timón tan fuerte que los nudillos estaban blancos e intentaba controlar sus hormonas lo mejor que podía. Se sentía cansado, muy cansado. No había dormido ni tampoco cogido el respectivo descanso que se supone necesitaba su cuerpo después de 24 horas de sexo intenso. Pero Zacarias
De todas las personas que podía encontrarse tenía que ser aquella con la que peor había terminado su relación.-Madre--Vaya dichosos los que te ven ¿Cómo te lleva tu nueva vida?- le preguntó con ironía. Al parecer no mejor que cuando estabas bajo mi supervisión- las palabras las decía con cierto rechazo.Silver se levantó para enfrentarla a la par pero los colores a su alrededor se difuminaron y volvió a caer sentada cuando el dolor en su pecho se hizo más fuerte.-Mírate- la madre resopló- Acaso tu nueva pareja a la que le abres las piernas te dejó botada- giró la cabeza.
Erika estuvo delante de la puerta en cuanto sintió el primer toque y la abrió revelando el cuerpo grande y sexy del alfa que quería. Zacarias le sonrió y dio un paso dentro del apartamento rodeando su cadera con el grueso brazo y la atrajo hacia él. La impulsó hacia arriba agarrando su nalga con ansias y atrapó sus labios de forma dominante.Erika se derritió en sus brazos como siempre ocurría cada vez que las feromonas del alfa la envolvían de aquella forma. Envolvió sus brazos en la estrecha cadera y dejó que la lengua de él hiciera estragos dentro de su boca. Al separarse sus piernas eran casi gelatinas y los ojos de Zacarias la miraban con un ansia salvaje que casi le hizo olvidar el objetivo de por qué lo mandó a llamar.-T&uacu
Falcon llegó casi sin aliento al hospital y apenas la enfermera de guardia le había dicho dónde estaba Zacarias volvía a correr doblando la esquina y viéndolo sentado junto a una chica. Tenía los ojos cerrados y la cabeza recostada en la pared detrás de él. Su expresión era sombría.Sabía por el lazo que los unía que su pareja no había muerto, o sino, él no estaría de pie pero dedujo que su estado no era nada bueno como para que su amigo estuviera así. Zacarías lo sintió y abrió los ojos frunciendo el ceño al verlo. Se levantó y caminó hasta ponerse delante de él. Sus feromonas alfas inundaron todo el lugar mostrando su rabia y las de Falcon respondieron en respuesta. Era un instinto natural de alfas rechazar a otro alfa aun si e
Falcon se detuvo al lado de la cama de Silver y tomó su mano suavemente, vacilando si era correcto tocarla. Uno de sus dedos rezó la herida de sus labios y no pudo evitar temblar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y solo pudo cubrirse el rostro para intentar quitarlas pero fue inútil. Su pecho estaba tan apretado que apenas si podía decir algo. Si pudiera invertir los papeles estaría mucho más tranquilo.Erika observó como el amigo de su alfa se quedaba al lado de la cama donde su omega descansaba. La forma en que la miraba, como sufría por ella, la atmósfera entro los dos. A pesar de la situación sintió envidia. Si fuera ella la que estuviera en esa cama ¿Zacarias estaría a su lado? Lo más seguro es que no. Ella era una más de las omegas con las que él se revolcaba, en s
A pesar de haber dormido por algunas horas, Falcon no había descansado nada. Cómo podría hacerlo cuando su omega estaba en esa situación y su empresa no había recesado su trabajo, llegando a un punto clave del proyecto. Su cabeza quería colapsar pero por alguna razón no dolía como días anteriores. Algo se movía sobre ella, de forma deliciosa masajeándola.Abrió los ojos lentamente encontrándose con un par de orbes familiares y se incorporó tan rápido que se tambaleó en la silla.-Silver- pronunció su nombre exaltado pero cuando fue a tocar su mano para tomarla, apretarla, besarla se detuvo.No se sentía con el derecho de tocarla. Él esbozo una sonrisa lev
Falcon dejaba que la brisa que entraba por la ventanilla hiciera el intento de mitigar la rabia dentro de él, pero mientras más se acercaban a la dirección que les había enviado Leo por un mensaje, esta aumentaba más. Sintió que Zacarias estacionaba el auto y lo miró dubitativo.-¿Por qué te detienes?--¿No quieres hacer las cosas bien?- el alfa le mostró una sonrisa lobuna de esas que hacía cuando algo no muy bueno cruzaba su mente, después sacó el celular y marcaba unos números- Tú, eres demasiado inocente para ser alfa, te falta maldad, déjamelo todo a mí, haré que te diviertas de la más perversa manera con las personas que le hicieron eso a tu omega, además yo también estoy molesto
Natacha colgó el teléfono después de oír el discurso de su vecino del desastre de su empresa y de la bancarrota que le esperaba. Había tenido la osadía de pedirle el dinero que había pagado por Silver cuando era pequeña pero de dónde ella lo sacaría. Lo había gastado hacía mucho, así que había ignorado casi toda la conversación. Ahora estaba tan molesta que agarró el búcaro y lo tiró contra el espejo. El sonido de los cristales quebrándose invadió la sala seguido de un grito.-Maldita desagradecida, te mantuve todos estos años y así es como me pagas. Perra imbécil- se llevó las manos a la cabeza y rompió en llanto –Por qué me haces esto Silver. Por qué, primero el maldito de tu padre alfa que me
Zacarias sonreía. Eran pocas las veces que podía ver su amigo fuera de control, con todas sus feromonas descontroladas invadiendo todo el lugar agresivamente. Eso...era bueno para la salud. Falcon siempre había sido un alfa lo que se podía decir pasivo. No buscaba conflictos y aunque no se dejaba opacar por otro alfa buscaba los medios menos violentos para tratar con las cosas. Muy contrario a él.No entendía como ellos, teniendo personalidades tan diferentes pudieron llevarse relativamente bien, compartir cama y mujeres y tener una amistad que tendría algunos años. Quizás era por uno ser muy violento e impulsivo y el otro la llama que lo aplacara. Pero ahora, lo que tenía delante de él era un alfa en toda efervescencia porque nadie debía tocar el o la omega de un alfa. NADIE.
Último capítulo