-Estas bromeando conmigo ¿verdad?- por primera vez en su vida Zacarias sintió el sabor del pánico en su boca.
Ella negó con la cabeza gacha. Todo su cabello rojizo caía en una cascada rizada cubriendo totalmente su rostro.
-Quieres que acaso quede como el imbécil ahora. Bloqueé a todos los contactos con los que tuve relación, te traje a este maldito viaje y lo único que quería pedirte es que fueras mi enlace y ahora me sales con esa- no pudo regular su tono de voz ni feromonas que hicieron temblar a la omega.
Pero no fue eso lo que la hizo temblar aún más. Fue la declaración de Zacarias. Sus ojos se llenaron de lágrima y apretó tanto la mano en su brazo que enterró sus u&ntil
Zacarias estaba sentado en la playa. La brisa marina era suave y refrescando envolviendo todo con su típico olor salado. El sol podía llegar a ser de su gusto pero apenas si le ponía atención. No le importaba el hermoso pasaje a su alrededor. No le importaba nada.Tenía la cabeza gacha mirando la arena entre sus piernas. Su mente y su interior era un caos total. Apenas podía repetir lo que había ocurrido dentro de la habitación. Se suponía que para ese momento estarían de nuevo en la cama teniendo su última ronda de sexo para despedir el hotel y celebrar que podrían unirse como compañeros en el próximo celo de ella o de él.Pero no. Estaba allí. Solo y con el corazón roto.
Zacarias estaba atendiendo a Erika cuando escuchó las palabras de Silver. Sus ojos se abrieron y giró su rostro hacia ella mostrando sus colmillos.-Silver- su voz se oyó grave en dirección a ella- ¿Qué fue lo que dijiste?-La omega dio un paso atrás ante la presión que sintió contra su persona. Las feromonas de Zacarias picaron en su nariz y un sudor frío corrió por su espalda. Palideció. Nunca se imaginó que vería aquella expresión, aquel alfa que normalmente tenía la lengua suelta y una sonrisa bastante extraña ahora parecía realmente molesto.La espalda de Falcon pronto la cubrió del alfa mayor que se había levantado y caminaba hacia ella.
Erika entró en su apartamento y en cuanto cerró la puerta pegó su espalda en ella. Se desplazó hasta quedar en el suelo con la mirada puesta en su maleta, delante de sus ojos. No pudo evitar que nuevas lágrimas silenciosas salieran de sus ojos.No pasaron muchos segundos para que respirara profundo acallando los sollozos y se limpiara las mejillas. Llorar no solucionaba ninguno de los problemas, ni siquiera los minimizaba.Oyó el celular vibrar en su bolso y por un momento fue a cogerlo rápido, como siempre ocurría cuando normalmente era Zacarias, pero no. Recordó, por no sabía que vez, lo que había ocurrido en el hotel. Su muñeca latiendo era un recordatorio constante de su locura.Apretando los labios
Debían habérsele cruzado los cables y que todos los astros se pusieran en sintonía para que precisamente en ese momento, el llegara y la omega estuviera en celo. No sabía si reír o llorar. Había alguien allá arriba que no lo quería. Pero no era tiempo de pensar en eso.Entró rápidamente y cerró la puerta aunque su cuerpo se tambaleó y se sujetó de la puerta. Las feromonas omegas eran demasiado fuertes y eso sobre estimulaba su instinto alfa. Era natural que reaccionara y la tomara como todos los de su especie enloqueciendo por completo. Años de entrenamiento habían forzado la resistencia que tenía ahora y que veía flaqueando.Apretó sus dientes hasta que dolieron. Sus colmillos habían aumentado un poco m&a
El cuerpo de Zacarias estaba bañado en sudor y jadeaba mientras se introducía una y otra vez en la cavidad húmeda y apretada que lo recibía con mucho gusto. Besaba, dejando notorias marcas, la delgada espalda debajo de él. Deliciosa, hermosa.Cuantas veces había alcanzado el orgasmo desde que había llegado a esa casa. Ya ni sabía. Había demasiados condones en el suelo usados en el suelo y estaba agotado pero no deseaba parar. Las feromonas omegas lo estaban volviendo loco. Si no fuera por la protección de látex estaba seguro que ya el vientre de la pequeña mujer estaría fecundado porque había anudado innumerables veces.Solo había salido de la cama en los momentos que ella se había quedado desfallecida para hidratarlos y alime
Zacarias daba vuelta como si fuera un tigre furioso enjaulado en su laboratorio. Expulsaba feromonas al aire tan sofocantes que todos los científicos que antes estaban allí habían tenido que salir y nadie se atrevía a entrar. Pero lo más peligroso de él era su mirada. Parecía que podía degollar a cualquiera en cualquier momento.Incluso una de las hermosas enfermeras había intentado persuadirlo a pedido de alguno de los trabajadores y ahora se encontraba en una camilla, inconsciente. La razón de todo aquello: Zacarias no había podido hablar con Erika. En primera porque ella no lo había contactado después de dejarle el mensaje. Y en segunda. Porque la llamada le rebotaba. Una y otra vez.Lo había bloqueado.
-Nolan- la voz de Erika resonó detrás del alfa que se giró.-Un momento- dijo al celular y enfocó a la omega- Cariño dame espacio que estoy hablando de negocios- le lanzó un beso girándose, dándole la espalda de nuevo a la omega.Ella ni siquiera se inmutó. En cambio su mirada se fijó en el crucero que era visible del otro lado de los grandes ventanales de la estación. Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de desaparecer nuevamente. Nolan por fin colgó y la encaró.-No te imaginas lo feliz que estoy de que en estos momentos estés al lado mío- acarició la mejilla de Erika- Esta vez vamos a ser realmente felices. Compré una casa nueva en las afueras de l
Lo encontró. Después de casi una hora buscando aquel bolsillo oculto en la maleta de Nolan ya lo tenía con ella. El sobre con los papeles que supuestamente podrían destruir a Zacarias. Ahora se ponía en marcha la segunda parte del plan y la más complicada. Se levantó sacudiendo el vestido blanco de flores rojas que Nolan le había obligado a usar ese día y ni siquiera se inmutó en guardar la ropa, no haría falta.Convencida de lo que haría dio media vuelta y salió del cuarto. No tenía dudas. Zacarias siempre había sido muy bueno con ella. Desde la primera vez que se habían encontrado. Ahora era hora que ella hiciera algo por él.Nolan estaba hablando con un empresario repasando el borde de su copa de vino. La amplia sonr