Erika entró en su apartamento y en cuanto cerró la puerta pegó su espalda en ella. Se desplazó hasta quedar en el suelo con la mirada puesta en su maleta, delante de sus ojos. No pudo evitar que nuevas lágrimas silenciosas salieran de sus ojos.
No pasaron muchos segundos para que respirara profundo acallando los sollozos y se limpiara las mejillas. Llorar no solucionaba ninguno de los problemas, ni siquiera los minimizaba.
Oyó el celular vibrar en su bolso y por un momento fue a cogerlo rápido, como siempre ocurría cuando normalmente era Zacarias, pero no. Recordó, por no sabía que vez, lo que había ocurrido en el hotel. Su muñeca latiendo era un recordatorio constante de su locura.
Apretando los labios
Debían habérsele cruzado los cables y que todos los astros se pusieran en sintonía para que precisamente en ese momento, el llegara y la omega estuviera en celo. No sabía si reír o llorar. Había alguien allá arriba que no lo quería. Pero no era tiempo de pensar en eso.Entró rápidamente y cerró la puerta aunque su cuerpo se tambaleó y se sujetó de la puerta. Las feromonas omegas eran demasiado fuertes y eso sobre estimulaba su instinto alfa. Era natural que reaccionara y la tomara como todos los de su especie enloqueciendo por completo. Años de entrenamiento habían forzado la resistencia que tenía ahora y que veía flaqueando.Apretó sus dientes hasta que dolieron. Sus colmillos habían aumentado un poco m&a
El cuerpo de Zacarias estaba bañado en sudor y jadeaba mientras se introducía una y otra vez en la cavidad húmeda y apretada que lo recibía con mucho gusto. Besaba, dejando notorias marcas, la delgada espalda debajo de él. Deliciosa, hermosa.Cuantas veces había alcanzado el orgasmo desde que había llegado a esa casa. Ya ni sabía. Había demasiados condones en el suelo usados en el suelo y estaba agotado pero no deseaba parar. Las feromonas omegas lo estaban volviendo loco. Si no fuera por la protección de látex estaba seguro que ya el vientre de la pequeña mujer estaría fecundado porque había anudado innumerables veces.Solo había salido de la cama en los momentos que ella se había quedado desfallecida para hidratarlos y alime
Zacarias daba vuelta como si fuera un tigre furioso enjaulado en su laboratorio. Expulsaba feromonas al aire tan sofocantes que todos los científicos que antes estaban allí habían tenido que salir y nadie se atrevía a entrar. Pero lo más peligroso de él era su mirada. Parecía que podía degollar a cualquiera en cualquier momento.Incluso una de las hermosas enfermeras había intentado persuadirlo a pedido de alguno de los trabajadores y ahora se encontraba en una camilla, inconsciente. La razón de todo aquello: Zacarias no había podido hablar con Erika. En primera porque ella no lo había contactado después de dejarle el mensaje. Y en segunda. Porque la llamada le rebotaba. Una y otra vez.Lo había bloqueado.
-Nolan- la voz de Erika resonó detrás del alfa que se giró.-Un momento- dijo al celular y enfocó a la omega- Cariño dame espacio que estoy hablando de negocios- le lanzó un beso girándose, dándole la espalda de nuevo a la omega.Ella ni siquiera se inmutó. En cambio su mirada se fijó en el crucero que era visible del otro lado de los grandes ventanales de la estación. Una sonrisa se dibujó en sus labios antes de desaparecer nuevamente. Nolan por fin colgó y la encaró.-No te imaginas lo feliz que estoy de que en estos momentos estés al lado mío- acarició la mejilla de Erika- Esta vez vamos a ser realmente felices. Compré una casa nueva en las afueras de l
Lo encontró. Después de casi una hora buscando aquel bolsillo oculto en la maleta de Nolan ya lo tenía con ella. El sobre con los papeles que supuestamente podrían destruir a Zacarias. Ahora se ponía en marcha la segunda parte del plan y la más complicada. Se levantó sacudiendo el vestido blanco de flores rojas que Nolan le había obligado a usar ese día y ni siquiera se inmutó en guardar la ropa, no haría falta.Convencida de lo que haría dio media vuelta y salió del cuarto. No tenía dudas. Zacarias siempre había sido muy bueno con ella. Desde la primera vez que se habían encontrado. Ahora era hora que ella hiciera algo por él.Nolan estaba hablando con un empresario repasando el borde de su copa de vino. La amplia sonr
Para cuando Falcon recibió a Zacarias dos meses después, en el aeropuerto, lo que se encontró fue a alguien completamente irreconocible. No tuvo más opción que correr hacia él y tomarlo de los hombros. Lo miró de arriba abajo.El alfa que se había ido no era para nada igual al que tenía delante. El Zacarias de ahora había pedido peso, quizás no tanto como para alarmarse o perder masa muscular pero si preocupante para alguien que valoraba su figura. Su cabello había crecido rompiendo su habitual corte y estaba reseco, había sombra de una barba en su rostro. Pero ojalá eso fuera lo peor, era el rostro sin vida de este.Tenía enormes ojeras bajo sus ojos que de por si apenas tenían brillo. Era como si nada de lo que estuviera a su alrededor lo estimulara.-Zacarias- Falcon lo llamó.Silver llegó un poco después y se puso a su lado poniendo una mano sobre el brazo del alfa. Entendía por lo que estaba sufriendo. A ella le tomó casi dos días levantarse
-¿Estás preocupada amor?- la pregunta de Falcon sacó a Silver de sus pensamientos.-Ir a visitar a los suegros siempre es un tema de preocupación y más cuando se va una semana después de lo que ellos pretendían ¿no crees?- le sonrió calmadamente.Habían salido esa tarde en dirección a la mansión donde residía la familia de Falcon. Un viaje que duraría alrededor de tres horas por lo que llegarían entrada la noche. Cenarían, de seguro tendrían que quedarse a dormir por las exigencias de cierta omega y a primera hora volverían. Ese era el plan que habían conformado.Por un momento Silver pensó que Falcon no se llevaba bien con sus padres pero no quiso preguntar. Quizás lo hacía para que ella no se sintiera incómoda. Después de todo, el primer encuentro de ella con Ofelia había sido con las lanzas en alto y sin armaduras, la primera que cediera, terminaría derrotada. Lástima que Silver no era de las que echara la toalla tan fácilmente.Más bien, se divertía
Falcon no era de aquellos alfas que se molestaba con frecuencia y menos de aquellos que sacara a relucir sus colmillos y que sus ojos cambiara de color. Pero al ver pedazos de cristal en la servilleta junto a la comida y gotas de sangre, casi enloqueció. Sus feromonas se expandieron en todas direcciones de forma agresiva y a la vez protectora en torno a Silver.Alzó la cabeza en dirección a sus padres, su expresión era tal que hasta Ofelia tragó en seco. Reish no habló, solo miró de reojo a su mujer en descuerdo. Sabía cómo era ella pero nunca se esperó que llegara a esos extremos-Ofelia, retírate- uso su voz con la omega en un tono duro dándole a entender que estav realmente molesto. Había un límite para todo.
Último capítulo