Yo y mi oscura eternidad
Yo y mi oscura eternidad
Por: Leo Aldebaran
Prólogo

PRÓLOGO:

Esta es una historia que me contaba mi padre cuando yo era pequeña, para antes de ir a dormir.

—Era la historia de muchos años atrás de una bella doncella, que tenía la piel suave, clara y un cabello castaño, ondulado que brillaba, era delgada con un porte fino, sus ojos eran de un color plateado como la luna, era una mujer codiciada por muchos nobles de muchas aldeas, pero ella se enamoró de un ser de la oscuridad, era un hombre hermoso, que era temido por ser un monstruo, era tan blanco como la nieve, de estatura inmensa y fuerte como un roble, de pelo cobrizo y ojos esmeralda brillante, él se enamoró de la doncella a plena vista, ella escapaba todas las noches para verlo, se reunían junto a un gran árbol bajo la luz de una gran luna plateada, donde se juraban amor eterno hasta el amanecer. Un día el padre de la doncella, un noble muy temido por su reputación despiadada, él al darse cuenta de lo que pasaba con su hija, con rabia y enojo contrató a los cazadores y les pidió que acabaran con el hombre oscuro, la doncella al escuchar aquello, corrió desesperada a aquel lugar sagrado, donde fue a realizar un pacto con la luna, para asegurar la vida de su amado, la luna después de tanto dudar aceptó —Está bien pero quiero que sepas que esa vida que me estás dando no es nada más tuya —Ella al darse cuenta de a lo que la luna se refería aceptó y tras la vida de la doncella, le dio la inmortalidad a aquel hombre, él al saber lo que pasaba, corrió hasta donde su doncella yacía sin vida y con un dolor en el alma le dijo a la luna —Tú luna que nos has visto jurarnos amor por mucho tiempo, regresala a la vida y toma la mía —La luna con tristeza le contestó —No puedo hacer eso ya que ella dio la suya por ti —Él hombre oscuro con rabia en su corazón se dirijo a la Aldea donde masacró tanto a hombres, mujeres como niños por igual, al terminar cubierto de sangre y llorando tomó a su amada entre sus brazos, rogando a la luna que le devolviera la vida, la luna mirándolo atentamente le contesta —Ahora llevarás la maldición de los seres oscuros serás aquel monstruo que todo el mundo cree, por la sangre de aquellos inocentes que ahora manchan tus manos, pero por el sacrificio que ella dio, se podrán encontrar por medio de su  reencarnación, no con la misma apariencia, no te diré en dónde o cuándo, pueden pasar años o incluso siglos,  tendrás que buscarla, dirige tu mano hacia mi —Él hombre oscuro obedeció a la luna y en la muñeca de su mano surgió una luna menguante —Cuando la luna de tu muñeca este llena es cuando ella reencarnara, ah y otra cosa —La luna estirando sus manos le dio a aquel hombre, algo cubierto entre un trozo de sedas finas —Esto es suyo tu sabrás que hacer con él, por lo pronto yo me retiro mi tiempo se acaba y el amanecer llegará —Él hombre oscuro al mirar entre aquellas sábanas se sorprendió, dio una sonrío de tranquilidad y desapareció con ello entre sus brazos.

—¿Qué había en las sábanas, papá? — preguntó la pequeña mientras se cubría con las de ella.

—No te puedo decir, por que es un secreto que nada más sabe el hombre oscuro y la luna — Respondió su padre dándole un beso en la frente 

—mmmmm que chiste, ¿qué le pasó a la doncella papá? — Interrogó con ilusión mientras tallaba sus ojos con sus pequeñas manos

—Pues creo que la sepultó — Contestó el padre muy pensativo 

—mmmmm no se, ¿por qué no se la llevo?— mencionó la niña soltando un bostezo 

—Bueno, por que ella ya no estaba viva — dijo el padre mientras le acomodaba a pinki, su peluche favorito para dormir 

—Pero la luna le dijo que reencarnaría ¿no? — Expresó ella mientras abrazaba al cerdito rosa 

- Si, pero no le dijo cómo ni en donde — mencionó mientras le tocaba su pequeña nariz con su dedo.

— Pero le dijo cuando, cuando la luna en su muñeca esté llena eso significa que ella reencarnó ¿verdad?

—Si, eso creo, por que no te vas a dormir ya —le dice mientras se levanta de la silla que está cerca a la cama 

—No, cuéntamela otra vez papá — haciendo pequeños pucheros 

—No,  ya es muy tarde, mañana te la contaré otra vez, te gusta mucho esa historia verdad.

—si, ¿crees que la luna de su muñeca ya está llena papá? — pregunta con ilusión 

- Tal vez, tendremos que averiguarlo juntos ¿que dices?, pero ya vete a dormir — dise el padre mientras apaga la lámpara que está en el buro 

- ¡De verdad! — Sonríe, dibujando se unos pequeños hoyuelos en sus mejillas — está bien buenas noches papá — Se despide acomodándose en su cama 

- Buenas noches, descansa mi niña — Susurró el padre mientras cerraba la puerta de la habitación. 

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