Desperté aún más exaltado que las veces anteriores, estaba ansioso por intentarlo una vez más. Pero tan pronto presté atención a mi entorno me pude dar cuenta que no había reiniciado como siempre. Ésta vez me encontraba en el bosque, parado justo frente a aquel animal, retrocedí algunos pasos y me preparé para encararlo.
Hace ya algún tiempo, mis antepasados aparecieron aquí, en realidad somos como una especie más en éste vasto planeta, así como los animales fueron evolucionando, mis antepasados lo hicieron. Nuestra especie no es del todo igual a las demás, vivimos largos periodos de tiempo y poseemos habilidades que ninguna otra especie posee. Pero al igual que todos los demás, nacemos, crecemos y morimos. Aparecimos aquí mucho antes que la mayoría y, a diferencia de lo que tus ancestros pensaban, no tenemos un fin específico, no estamos aquí para preservar la paz o para mantener un equilibrio. Simplemente somos seres pensantes que toman decisiones en base a lo que sea más conveniente para nosotros. No comemos, no bebemos, no necesitamos energía de alguna fuente, simplemente vivimos de la energía vital de los seres vivos. Deadvia está reuniendo contenedores, si te atrapó aquí es porque en realidad no quiere que mueras, Deadvia te prestará su poder lo quieras o no, pero para ello necesita adherirse a ti, tu objetivo es probablemente similar al de ella, sólo necesita saber si estás dispuesto a llevarlo a cabo. No importa donde vayas, no saldrás de aquí a menos que le seas útil. Puedo oler tu desesperación, tu no encajas allí fuera y no te interesa hacerlo, si quieres salir de aquí, haz lo que harías si tuvieras este poder estando en tu mundo.
Zereth se retiró después de esa charla, también dijo que llegar a Raven District no haría ninguna diferencia y que debía hacer, lo que en verdad debía hacer.
Esa noche no me moví, no avancé hacía Raven District, pero no retrocedí hasta High View, simplemente puse todo en pausa. Por un lado, estaba la posibilidad de que Zereth mintiera, que fuera algún enviado de Deadvia para disuadirme de mi objetivo. Por el otro, estaba la posibilidad de que dijera la verdad, pero, ¿hacer lo que debía hacer? Una parte de mí creía saber a lo que se refería. Mientras más pensaba en ello, la misma sensación que recorrió mi cuerpo aquella vez, regresaba a mi nuca. Aquella vez en el Súper Mercado, junto a Verónica, había tenido la misma sensación.
Aquella parte de mi vida pertenecía a una época oscura de mi pasado, una época en dónde mis convicciones extremistas me convencían de que no había soluciones más allá de la extinción. Aún me pregunto, cómo es que un adolescente, de no más de quince años, llega a la conclusión de que la única manera de corregir todo el daño causado por los humanos es erradicándolos. Todavía tengo recuerdos de aquellos días, pasaba el día pensando, “¿cuál sería la manera más rápida de erradicar una especie sin dañar a otras? ¿Cómo haría para pasar desapercibido? ¿Qué pasaría con mi familia al final?”, y al final me hacía la más pesada de las preguntas, “¿puedo hacerlo?”. El realizarme esa última pregunta siempre conllevaba una enorme carga emocional para mí, porque para responderla, de una u otra manera, estaba asumiendo que lo haría si pudiera. Estoy seguro que lloré en más de una ocasión al concebir esas ideas en mi mente.
Ahora podía hacerlo, o talvez podía hacerlo, tenía la confianza de que podía lograrlo, pero, ahora realmente surgía la pregunta, ¿estaba dispuesto a hacerlo? ¿o simplemente me había hecho esa pregunta tantas veces, precisamente porque sabía la respuesta? Esta vez, era diferente, la respuesta había cambiado, ahora tenía el poder de hacerlo en éste mundo. Y, aunque éste mundo no fuera el mío, ¿qué tan real era éste mundo? ¿realmente había vidas en riesgo aquí?
Las preguntas eran muchas, y aunque muy pocas tenían respuesta, lamentablemente algunas sí que tenían confirmación.
Si lo que decía Zereth era cierto, hacer “eso” era la única manera de salir de aquí. Pero, ¿qué tan confiable podía ser ese perro?
Mi alcoholismo comenzó a hacerse presente y comencé a pensar en un pequeño vaso con Whiskey, como si aquel fuera la solución a mis problemas. Sabía que tenía problemas con la bebida y aunque nunca me reconocí ante nadie como un alcohólico, debía reconocer que casi todas mis despensas incluían una buena botella.
Necesitaba recostarme, pensar en mis alternativas y alguna noche de descanso. Me encontraba a mínimo dos días de viaje de mi casa y realmente necesitaba pensar.
Zereth dijo que al estar atrapado en éste mundo tenía conexión directa con Deadvia, y por ende podía utilizar parte de su poder.
Podría parecer algo totalmente estúpido, pero no había nadie que lo presenciase, así que, ¿por qué no? Coloqué mis manos juntas, entrelacé mis dedos y visualicé lo más perfectamente posible el súper mercado, me incliné un poco y abría un poco el compás como si de esfuerzo físico se tratara. No puedo decir con seguridad cuánto tiempo estuve en esa extraña posición, pero la sensación que inundó mi cuerpo era real, mi cuerpo comenzó a tensarse como si una corriente eléctrica pasara a través de él, el sudor comenzó a brotar por cada glándula de mi cuerpo y todo él comenzó a encogerse hacía su centro como si un calambre me abatiera. Mi temperatura se elevaba y el miedo comenzaba a hacerse presente al mismo tiempo que el dolor. Pero no podía detenerme, no ahora, estaba seguro de que algo estaba ocurriendo y estaba seguro de que era algo que no había intentado antes. Sentí un dolor de cabeza inmenso junto a un escozor insoportable en la espalda, estaba seguro de que desfallecería del dolor, pero, no pasó nada. De pronto era como si no pudiera sentir nada, no escuchaba nada, no veía nada ni podía decir nada, era como si no existiera por un momento, sólo mi mente prevalecía, consciente de su propia existencia en algún lugar alejado de todo.
Sentí mi entereza una vez más, el aroma volvió a mí y mi vista comenzó a enfocar de manera rara el entorno. Me tomé un minuto, respiré, intenté recuperar el control de mi equilibrio y finalmente abrí los ojos nuevamente. Frente a mí, una vitrina exhibía yogurt y lácteos, iluminada por alguna luz proveniente del mismo interior. Retomé la compostura, giré lentamente y vislumbrando cada detalle en aquel extenso pasillo. Nuevamente me encontraba sólo, pero ahora, en el súper mercado.
Después de tan traumática experiencia me decidí a llevar mi objetivo a cabo. Caminé tranquilamente al pasillo de licores y tomé dos botellas de un delicioso whiskey de manzana. Me dirigí al área de cajas, el lugar estaba completamente vacío (como preví). Me acerqué calmadamente al área de recepción, salté el mostrador hacia el interior y me dispuse a buscar algunos cigarrillos. Tuve que pasar al área de licorería nuevamente ya que había olvidado el cortador y me dirigí al área de hogar, no tenía intención alguna de beber en casa y obviamente no bebería en el bosque, así que un lugar vacío cómo éste parecía ser la solución.
Las horas pasaron, la primera botella estaba casi terminada y mi mano amenazaba con cortar otro cigarro. Tomé el último cigarrillo que quedaba, pero dejé colapsar a mis brazos, rindiéndome en el suelo. Respiré un momento e hice el mayor esfuerzo que he hecho para detener las lágrimas, sin éxito una de las lágrimas consiguió escapar dirigiéndose hacia mi mejilla derecha. Limpié ávidamente aquella gota y pensé inmediatamente en el lugar más familiar para mí (evitando mi casa).
Parecía ser de noche, todos los pasillos se encontraban vacíos y la oscuridad se hacía presente por todo el lugar. Caminé un poco errando mis pasos de tanto en tanto, el whisky había hecho poco efecto, aunque lo suficiente, y seguí hasta que logré vislumbrar una luz a lo lejos. Terminé el trayecto del pasillo y me acerqué lo más posible a la puerta abierta de aquel salón y me detuve por un momento, por unos breves instantes pude escuchar con facilidad todo lo que pasaba en el interior, había alguien allí podía oírlo hojeando papeles al fondo, su respiración era tranquila y su corazón latía rítmicamente. Fue como si algo cambiara en mi de pronto, mis sentidos exhibían hasta el más mínimo ápice de su habilidad y en mi mente gobernaba un único pensamiento… tenía que matarlo.
El sudor comenzó a brotar de mi cuerpo descontroladamente y mi garganta comenzó a secarse, mis piernas temblaban y antes de poder reconsiderarlo corrí hacia él. Simplemente corrí, como si mi vida dependiera de ello, entré en al aula rápidamente y corrí hacia él empujando mesas y asientos a mi paso. Mi velocidad me sorprendió y mi torpeza casi me hace caer al suelo, llegué a él tan rápido que apenas y le dio tiempo a levantarse, casi sin detenerme lo tomé del cuello y lo empujé contra la pared con tanta fuerza que mi frenado no fue suficiente y yo mismo terminé en el suelo junto a él, el profesor parecía haberse desmayado y después de unos segundos recobró la consciencia. No podía detenerme en ese momento, si lo hacía probablemente no podría reanudar el trabajo así que simplemente recordé lo que había sucedido con Zereth, había logrado hacer retroceder a un animal de inmensa talla con sólo mi mente, si aplicaba esa presión su cráneo, él probablemente moriría. Así lo planee, y la ejecución sería inmediata, respiré fuertemente, ni siquiera me levanté por completo, el profesor se movía aturdido sin lograr siquiera enderezarse, tomé impulso, giré sobre el eje de mi mano izquierda y con la misma velocidad a la que iba, apliqué toda mi concentración en la mano derecha y no me detuve en ningún momento.
Estoy seguro de que mi mano ni siquiera fue capaz de tocarlo, me levanté aturdido en el otro extremo de la habitación, la pared que estaba más cerca de nosotros tenía un boquete enorme y todas las ventanas estaban rotas, caminé lentamente hacia el área del impacto y retrocedí nuevamente al observar el cráter generado por el impacto. El cráter no era muy grande, tal vez sesenta centímetros de diámetro y no más de quince de profundidad. Una enorme mancha de sangre que se hallaba en el centro me revolvió el estómago quién no resistió y volcó todo el licor que había bebido antes. No me fue posible alejarme demasiado antes de caer al piso, recargando mi espalda en lo que quedaba de la pared, un dolor de cabeza que no había sentido nunca entró en escena, era tan doloroso que creía que iba a morir por un momento… bueno… tal vez si iba a morir.
El grito de una joven me despertó, me levanté lentamente observando cada parte de la pared y el techo que permanecían manchados de sangre. Escuchaba a la mujer gritar, pero no lograba localizarla con la mirada. Caminé hasta el agujero en la pared y salí hacia la avenida principal. Al parecer el cuerpo del profesor había salido despedido hacia afuera y al menos la mitad del torso y ambas piernas seguían allí.
Las ganas de vomitar volvieron intensamente pero no de manera insoportable, retomé la compostura y me acerqué a la chica, que me pedía ayuda conforme me acercaba, el cielo estaba parcialmente iluminado, el amanecer estaba cerca y los gritos de la chica alertaban a los pocos despiertos. Las luces comenzaron a encenderse poco a poco y no pasó mucho tiempo para que las primeras puertas comenzaran a abrirse, debía poder controlar esto, debía acabar con ellos de una vez por todas, no quería repetir, no sabía siquiera si habría otro reinicio. Corrí hacia la chica rápidamente, y la golpeé en el abdomen lo más fuerte que pude, un caos de vísceras y sangre voló por los aires, los gritos corearon casi al instante, el llanto y el caos se apoderó de muchos que salieron despavoridos por la calle, algunos otros se encerraron en sus casas con la esperanza de estar a salvo. Pero ya nadie estaba a salvo, ya había matado a alguien, y no iba a detener a pensarlo, quería salir de aquí, y ya. Titubeé un poco a cerca de a quién debía atacar primero y ante la interrogante me distraje lo suficiente para pasar un arma desapercibida.
Mi cuerpo se estremeció del dolor abdominal que la bala me había producido, toda mi fuerza y determinación no serían en vano, debía escapar, me alejé lo más rápido que pude hacia la escuela en dónde hallaría un poco de refugio, mi sangre delataba mi rastro y esconderse parecía imposible.
No le tomó mucho tiempo encontrarme, me hallaba débil y moribundo, si había otra oportunidad, lo lograría. Así que cerré mis ojos. Pero no podía, en realidad no podía aceptar esta muerte, no moriría otra vez, me di cuenta de que no necesitaba otra oportunidad, no la quería, tenía que terminar ahora. Me puse de pie nuevamente, me acerqué a la mujer que me apuntaba, pero no disparó nuevamente, dejó que me arcara, no sabía si era miedo o arrogancia, pero ella tenía que morir. Tomé su cuello lento, pero firmemente y comencé a apretar lo máximo posible. Había algo raro en ésta ocasión, me sentía fuerte, pero no lograba nada, comencé a empujar, pero ella simplemente no cedía, tomó mi cuello rápidamente, me levantó del suelo y me acorraló en la pared del pasillo, sus ojos se iluminaron en un blanco pálido y su agarre se intensificó considerablemente. - ¡¿Qué m****a estás haciendo?! – gritó arrojándome a la pared haciéndome atravesarla por completo, atravesé más de una pared seguramente y caí casi sin aire en algún escritorio. No había terminado de levantarme por completo y ella ya se encontraba frente a mí, intenté enderezarme rápidamente, pero ella empujó el escritorio de una patada haciéndome deslizar hasta el otro extremo.
Me arrojó por la ventana en dirección a la plaza, me alcanzó nuevamente y colocó su pie sobre mi pecho.
En un movimiento, aplastó mis costillas completamente sumergiendo su pie dentro de mí.
Ella sonrió satisfecha..
Algo despertó en mí de pronto, un enorme calor recorrió mi cuerpo y “Verónica” fue obligada a retroceder por el poder que emanaba de mí, mi cuerpo volvió a la normalidad como si nunca hubiese sido herido y una columna de fuego se alzó alrededor de mí.
El suelo se agrietó, y una gran onda expansiva se produjo, Deadvia avanzaba con dificultad hacía mí, balbuceando cosas que no llegaba a escuchar. Volví a golpear el suelo con fuerza y el piso se deformó debajo de mí, pero Deadvia no se detenía, logró cruzar la barrera de fuego sin problema y se acercó a no más de dos metros de mí.
Parecía ser demasiado tarde, la tenía frente a mí, me enderecé para golpear nuevamente, pero ella me detuvo, se colocó detrás de mí posando su mano en mi frente. Sentí mi fuerza desvanecerse.
Yo sabía que era mi última oportunidad, no habría reinicio esta vez, pero tenía que detenerla, no permitiría que ella lastimara a mi familia. Tomé la bocanada de aire más grande que he podido, el fuego alrededor se tornó azul en un instante, y bruscamente se transformó en hielo. Reuní mis puños sobre mi cabeza e hice un esfuerzo. El piso pareció desmoronarse tras el golpe, como si de arena se tratara, todo a mi alrededor se desquebrajó como una enorme lámina de hojaldre y la ciudad restante quedó cristalizada sólo un momento antes de quebrarse ante la onda expansiva, en ese momento durante ese breve periodo de tiempo mientras los edificios caían y las personas desfallecían ante mí, me sentí bien. Pude sentir la muerte de cada una de esas personas, eso no me agradó del todo, podía sentir el placer de la muerte en una pequeña parte mí mente, pero mi parte cuerda seguía lamentando mis actos, podía sentir una nueva sensación en mi mente. No podía compararse a nada de lo que había sentido antes. Era simplemente confuso, la tentación de sucumbir al genocidio y el remordimiento por haber probado la manzana.
Pronto me di cuenta que mis brazos ya no estaban, y mi torso cayó inmóvil frente a Deadvia.
Lentamente se puso en cuclillas a mi lado, comenzó a reír frenéticamente mientras se quitaba la capucha de la cabeza, sus ojos brillaban en dos colores diferentes, uno rojo y otro azul.
Dijo posando su fría mano sobre mi pecho. Y simplemente mi mente se apagó mientras toda mi vitalidad se unía a ella.
Desperté inquieto en una habitación oscura, no hubo sobresalto, simplemente una extraña sensación de nostalgia, como cuando sueñas algo realmente malo o sinceramente triste. Algunas lágrimas escaparon de mis ojos hasta que me derrumbé por completo, comencé a llorar completamente y mis fosas nasales comenzaron a taparse. Me incorporé sobre la cama, recargando mi espalda en la cabecera de la cama, recogí mis piernas y hundí mi cara entre mis rodillas. Me desahogué por completo durante los próximos 3 o 4 minutos hasta que mi mente comenzó a aclararse. Levanté un poco la cabeza y miré alrededor lentamente, mis ojos ya se hallaban adaptados a la oscuridad, pero apenas y logré vislumbrar las siluetas de los muebles que me acompañaban. La habitación estaba completamente a oscuras y aun así podía distinguir mi cuarto entre las sombras. Mi mirada se detuvo unos centímetros antes de la puerta centrándose en un viejo reclinable. Extrañamente la luz nocturna que entraba por la ventana n
La joven, de nombre Alexa, condujo aproximadamente 40 minutos hasta un pequeño restaurante a las afueras de Nest Heat, nos detuvimos allí y tomamos una de las cenas más incómodas que he tenido. Yo intentaba obtener respuestas de vez en cuando lo que culminaba la conversación al instante. Sus ojos me parecían demasiado llamativos, en realidad tenía una o dos preguntas al respecto, yo en realidad quería saber, pero ella realmente parecía estresada y aunque parecía ser amable no tenía intenciones de poner a prueba su temperamento. Terminamos de cenar cerca de las ocho de la noche y ella realmente parecía inquieta en la mesa. Quise pedir la cuente en alguna ocasión, pero ella insistía en que esperáramos un poco más. Después de un par de tazas de café dieron las diez de la noche y fue entonces que la mesera nos pidió irnos, pagué la cuenta y seguí a Alexa a la camioneta. Tenía la intención de ir de copiloto, pero ella se dirigió hacia ese lado del auto lo que me sugirió que yo manejaría es
- Iván, buenas nochesEscuché a mis espaldas, un frío helado recorrió mi espalda y sentí que mi corazón se detuvo por un momento hasta que pude dar la vuelta por completo. La profesora Emma se había percatado de su inoportuna intervención. Ella rio levemente.- No quería asustarte. ¿Trabajando hasta tarde?- Si – dije un poco más recompuesto, mientras me acercaba más al barandal para mantener vigilado el corredor hacia las escaleras.- Me quedé a terminar el reporte del laboratorio de química, justo te buscaría mañana para firmar de enterado. ¿Te importaría firmar…? – Mi preocupación se hizo evidente ante sus ojos - ¿Estás bien? – Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar - ¿Te estas medicando? – preguntó finalmente acercá
Habían pasado dos días ya, Alexa no había regresado desde aquella noche, aunque me pareció verla acechando la ventana por la noche. Habíamos fijado para hoy la fecha de mi primer asesinato. Era demasiado raro el pensarlo, pero no había motivos para llamarlo de otra forma. De alguna extraña manera había conseguido una segunda oportunidad vivo y no estaba seguro de querer desperdiciarla. De cualquier manera, si no hubiera visto aquella criatura con mis propios ojos, quiero pensar que no habría manera de convencerme de matar a alguien. El día en la Universidad había llegado a su fin, me dirigía a la camioneta cuando un uniformado me dio alcance en el estacionamiento. El oficial se identificó como Albert X’zo, un hombre alto, fornido y de tez clara, comenzó haciendo un par de preguntas fáciles de responder, mi nombre, mis horarios de trabajo, mis áreas de laborales, todo iba bien hasta que preguntó sobre mi relación con la profesora Emma, supuse que responder correctamente sería
Supuse que moriría aquí, había sido más fácil el decidir matar a alguien que realmente hacerlo, a decir verdad, ni siquiera estaba seguro de poder hacerlo. Apenas movía mi cuerpo y mi abdomen me recordaba la cantidad de daño que había recibido, podía escuchar vagamente a Alexa pelear por nuestra vida, lágrimas salieron de mis ojos, resbalando desde mis mejillas hasta el colchón bajo mi cuerpo.Un grito de Alexa seguido por un impacto tremendo en la pared externa de la casa me despertó de lo egoísta que estaba siendo. Alexa no podría sola contra aquel ser y, aunque ella había provocado mi muerte en primer lugar, ella no me abandonó después de todo lo sucedido. Comencé a levantarme lentamente, el dolor era insoportable y mi cuerpo comenzaba a sentirse frío, era una sensación parecida a cuando se te baja el azúcar, me im
La calma había terminado, Cristophe por fin había decidido movilizarse y el equipo no se encontraba listo para ello, los demás equipos se habían alimentado como era debido, mientras el nuestro, liderado por Richard, habíamos sido más cautos y prudentes a la hora de hacerlo, no cazábamos más de lo necesario y teníamos reglas estrictas a la hora de seleccionar una presa. Después de lo ocurrido con Iván, Richard apenas me dirige la palabra. No creo que esté decepcionado, más bien, parece que sabe que su próximo movimiento es erróneo. Siempre ha habido un problema de comunicación entre ellos y yo, la causa. Ellos son lobos, son cazadores en manada y su conexión a Zereth les permite comunicarse entre ellos mentalmente, siempre y cuando se encuentren dentro de un rango que parece extenderse con el tiempo. Mientras ellos conservan esa ventaja, yo tengo que conformarme con un teléfono móvil que suele averiarse cada vez que algo ocurre. Mi cuerpo seguía lastimado por el último enfrentamiento
El aroma inundó mi nariz por completo, un calor indescriptible llenó mi cuerpo rápidamente haciendo que mis músculos se tensaran por un instante. Dejé un poco de dinero en la mesa y me levanté decidida hacia la barra. Las primeras veces fueron difíciles, pero la emoción de la cacería realmente era fuerte para nosotros. Ni siquiera revisé que el profesor siguiera detrás de mí, simplemente avancé con firmeza hacia el objetivo. El hombre de al menos cuarenta años y aspecto desaliñado pedía un trago directamente en la barra cuando me acerqué a él por la espalda.En un solo movimiento me acerqué a su oído desde atrás para susurrarle – acompáñame – para seguir de largo hasta la puerta. Afortunadamente Iván me seguía el paso, pasamos por la puerta principal y nos dirigimos hacia un callejón que se encontraba antes del final de la calle.- Y bien, ¿qué hacemos aquí? – preguntó el hombre indignadoColoqué mi antebrazo sobre el pecho del sujeto y lo arrastré hasta topar con la pared, reteniéndo
Alexa me había complicado las cosas esta vez, aún faltaba el veredicto de Cristophe y nuestro avance en High View era escaso. Lamentablemente había estado retrasando el trabajo por mucho tiempo. El profesor era mi preocupación principal por el momento, un nuevo Canalizador de Deadvia podría ser un problema para Zereth y no podría interceder por él si es que Cristophe decidía matarlo. El hecho de que Alexa lo conociera solo lo hacía aún más difícil.Alexa llegó un poco tarde, como de costumbre, acompañada de su nueva mascota. El profesor no parecía ser alguien capaz de enfrentarse al mundo que lo rodeaba, por lo que más temprano que tarde, moriría. De cualquier manera, me interesaba ver qué tipo de canalización aportaba Deadvia a sus guardianes. Ellos se estacionaron junto a mi auto y caminaron hasta el área de pruebas que había preparado para ellos, ya que ambos parecían ser tan familiares entre ellos, le asignaría a Alexa la tarea de entrenar a nuestro nuevo cachorro.- ¿Qué hacemos