Kayden Balmer y los demás se sintieron extremadamente ansiosos, pero se calmaron inmediatamente después de ver el espectáculo.

Todos miraban juguetonamente a los instructores trabajando.

Kayden llamó a algunos de sus amigos de los bajos fondos, diciéndoles que no se perdieran semejante oferta.

También pensaba pagar por ellos.

Harvey York también cogía de vez en cuando el micrófono.

“¡Vamos, Instructora Naiswell!”.

“¡Como era de esperar de una discípula de un campo de entrenamiento de artes marciales sagradas!”.

“¡Qué manera de cumplir su promesa! ¡Buen trabajo!”.

La multitud se regocijaba después de escuchar esas palabras. Incluso la gente que no tenía intención de aprender artes marciales quería aprovechar la situación.

Después de todo, esta era una excelente oportunidad para aprender algo del Palacio Dorado.

Layne Naiswell y los demás se estaban poniendo muy ansiosos cuando había cada vez más gente que se acercaba.

No solo por enseñar; ya estaban agotados con solo responde