“Tal vez, ¿qué?”, preguntó Harvey con el ceño fruncido.

“Tal vez era alguien de Longmen con un estatus poderoso”.

“A juzgar por la escena, los discípulos ni siquiera desenvainaron sus espadas”.

“Si no fuera alguien así quien los reprimiera, esto ni siquiera ocurriría”.

Harvey dejó escapar un suspiro de alivio.

“¿Quién tendría tanto poder para asustar a la gente de la Agencia de Seguridad?”.

“Hay unos cuantos”.

“El amo de los guardaespaldas personales de Longmen”.

“Los tres jóvenes amos de la familia Bauer”.

“La gente del Grupo de Ancianos”.

Rachel tenía una expresión horrible.

“¡No es que la Agencia de Seguridad no puedan lidiar con ellos! ¡Muchos de los discípulos son de Flutwell!”.

“¡No se atreverían a ir contra ellos!”.

La mirada de Harvey se tornó fría.

“Tuvimos un conflicto con el Grupo de Ancianos antes, pero nunca nos hemos encontrado desde entonces”.

“Lo mismo pasa con el Séptimo Joven Amo”.

“Joseph sufrió una gran pérdida a causa mía. Ahora no tiene tiempo para