“¡Tres cosas!”.

“¡Número uno: Quiero 1.5 billones de dólares de ti!”.

“¡Número dos: arrodíllate y rómpete un brazo, luego discúlpate con el Señor Kamino!”.

“¡Número tres: haz que tu mujer y tu cuñada nos sirvan durante un mes entero! ¡Ni un día menos!”.

El Comisario Thompson mostró tres de sus dedos con una sonrisa fría en la cara.

“¡Por supuesto, no estás obligado a aceptar las condiciones!”.

“¡Pero si no lo haces, no tendré más remedio que llevarte de vuelta y tener una larga charla contigo!”.

Decenas de hombres uniformados se acercaron con miradas feroces, como si estuvieran dispuestos a acabar con Harvey York y destrozar el Salón Marcial.

Harvey lanzó un suspiro.

“Podría haberte dejado libre de culpa si todo lo que hubieras hecho fuera alardear delante de mí...”.

“¡Debes tener ganas de morir para aprovecharte así de la gente!”.

“¡¿Cómo te atreves?!”.

El Mayor Miller se acercó con gases saliendo de su boca.

“¡Así es como trabaja el Comisario Thompson!”.

“¡¿Cómo te atre