Harvey miró a Joseph con una pequeña sonrisa.

“Ya que tienes la lengua tan afilada, ¿por qué no me cuentas la razón por la que coaccionaste a los Indios para que atacaran a mi esposa?”.

“Si lo cuentas todo, te pediré disculpas ahora mismo y te compraré unas cuantas casas más”.

“¡Pero si no puedes, eres un cobarde!”.

“¡Tus promesas de que tu propiedad se va a disparar de precio son pura m*erda!”.

“¡Si los precios realmente pueden dispararse, devolveré las casas!”.

La multitud estalló en un alboroto al oír las palabras de Harvey. Todo el mundo podía sentir el conflicto entre las dos figuras prominentes.

El entusiasmo de los compradores desapareció de inmediato a causa de Harvey.

La expresión de Joseph empeoró ligeramente.

Quería utilizar a los compradores para hacer frente a Harvey, pero nunca esperó que sus actos inconfesables se revelaran de esta manera.

A estas alturas, Joseph no tenía otra opción.

“¿De qué estás hablando? No entiendo lo que quieres decir”.

“¡No puedes de