Convencida de que apenas había cerrado los ojos, Anna gruñó al sentir que alguien le arrebataba sus suaves y cálidas cobijas.–¡Venga! Arriba perezosas –exclamó Elizabeth alegremente–¿Qué quieres? –gruñó Anna –Nos acabamos de dormir –Tras escuchar el gruñido de Alice apoyándola, Anna comenzó a buscar a tientas su cobija para volver a cubrirse–Venga, vamos, sin quejas –dijo Elizabeth arrebatándoles las sábanas nuevamente –No me hagan lamentar haber sacrificado mi precioso sueño al haber puesto una alarma para que ustedes, las futuras alfas, puedan quedar bien frente a los demás alfas –Ante su abundante energía, ambas jóvenes gruñeron y se encogieron en su lugar.–Muy bien, con que así serán las cosas –dijo Elizabeth subiéndose las mangas de su pijama hasta los codos –Que conste Adeline, yo se los advertí ––¿Por qué me tenías que despertar a mí? –preguntó Adeline antes de cubrirse con su cobija hasta la cabeza–Porque si Amara aparece e intenta matarme, necesitaré que corras por el
Al escuchar la pregunta de Elizabeth, Alice bajó el cepillo que estaba usando y lo dejó en el tocador antes de observarla a través del espejo, –La intención de mi padre era echarlo cuando se enteró de que no le había avisado de mi accidente, sin embargo, Víctor se justificó de tal manera que, incluso yo le creí –dijo Alice frunciendo el ceño ligeramente –Tras cumplir con su castigo, mi padre lo puso en periodo de prueba, por lo que, desde entonces, Víctor ha trabajado como nunca, sin embargo, al igual que los guerreros que te acosaron anoche, es otro más que no cree que una mujer pueda ser alfa, por lo que me ha saboteado en varias ocasiones, para que, cuando llegue el día, su hijo me desafíe por el puesto de alfa…– –¿Cómo sabes eso? –preguntó Elizabeth sorprendida ante la actitud derrotada de la joven –Me lo dijo Tom, su hijo, me dijo que a él no le interesaba y que probablemente, deje el territorio con el que se supone sería mi delta…– –¿Por qué…? – –Charlie no quiere ser delta,
–¿Le importa si hablamos afuera? –le preguntó Amelia tras sacudir la cabeza suavemente –Me gustaría atestiguar este momento – Ligeramente extrañada por el comportamiento de Amelia, Anna asintió y le indicó a la joven que saliera primero. “Tal vez, no es que Amelia sea difícil de sobrellevar, tal vez, ella es más empática con las mujeres que compartimos su mismo rol” –pensó Anna, con lo que Amara, estuvo de acuerdo, pues, de hecho, contándose a ella misma, a Amelia y a Alice, sólo había cuatro herederas al título de alfa –Por cierto, ¿puedo hablarte de tú? –preguntó Amelia mientras se dirigían a la salida principal –Puede que no lo parezca, pero me molesta el formalismo – –Claro Amelia, te entiendo perfectamente –dijo Anna Cuando ambas dejaron la casa de la manada, Anna buscó directamente a Alice, quien se encontraba de pie frente a la mesa de sus padres, quienes eran acompañados por la Luna Catherine e Iva. –Amelia, ¿A qué te referías con qué no te habías equivocado con Alice? –p
Sin saber muy bien si sentirse alagada o insultada, Anna dirigió su mirada hacia el joven que se había acercado a ellas. Era un joven bastante alto, de cabello avellana y ojos dorados como la miel, el cual, si no le fallaban los cálculos, tendría la misma edad que Dante. “Alagada será…”–gruñó Amara débilmente al ver que el joven le sonreía amablemente –Anna, él es el futuro alfa de la manada Niebla Dorada, en Rónan –lo presentó Amelia –Félix Amato, es un honor señorita Anna –dijo Félix dirigiéndole una pequeña inclinación antes de extenderle su mano –El honor es mío joven Félix –dijo Anna sujetándose la cabeza con una mano antes de estrechar la de Félix –El alfa Alastor tiene razón debería comer algo –dijo Félix ocupando el lugar a su lado –Le ayudará con el mareo – Anna asintió, sin embargo, se mantuvo en su lugar y dio un sorbo a su jugo, estaba segura de que, si se ponía de pie, su mareo sólo empeoraría. –El aura que desprende el alfa Alastor cuanto utiliza su voz alfa es sum
Ante la petición de su hija, Alastor frunció el ceño y negó con la cabeza. –No creo que estés lista para eso –dijo al tiempo que la guiaba de regreso hacia la casa de la manada –Además, creo que deberías aprovechar el día para ponerte al corriente con tus deberes, mañana tendremos la rueda de prensa y el martes volverás al instituto – –¿Y eso nos llevará todo el día? –preguntó Anna, quien había supuesto que podía adelantar algunos deberes ese día, y otros, después de que fuera “representada” ante el mundo humano el día siguiente –Debemos ir a arreglar tus papeles pequeña, mañana tu madre, tú y yo, estaremos fuera del territorio gran parte del día, así que más tarde, Marcia vendrá a ayudarte – –Papá, dime que estás bromeando – –Veo que ya le dio las malas noticias –dijo Gino riendo cuando padre e hija, entraron a la oficina que Alastor tenía en la casa de la manada –¿Al menos puedo dormir una siesta? –preguntó Anna derrumbándose en un sillón junto a Gino, mientras que Alastor, ocu
Con el corazón en la garganta, Dante tuvo que tragar antes de volver a hablar. –“¿Ah no? ¿Entonces?” –preguntó tratando de controlar su emoción –No, yo estaré contigo y te ayudaré en todo –dijo Anna, quien se sentó en el alfeizar de su ventana –Para ese entonces, ya tendré un año en la manada y ya los habré conocido a todos al igual que el territorio, así que, sin duda, podré ayudarte, o al menos, eso espero, pues de momento, sólo veo las mil y un responsabilidades que ahora tengo…– Al escucharla, Dante soltó una carcajada, sin embargo, su corazón se llenó de esperanza, por lo que una radiante sonrisa se dibujó en su rostro. –“Es verdad, tú estarás conmigo, pequeña alfa… En cuanto a lo demás, ya verás que te acostumbrarás, desgraciadamente, así es la vida de un heredero, desde muy jóvenes, llevamos vidas muy ocupadas, pero todo es por el bienestar de nuestra gente”– –Entiendo lo que dices –dijo Anna mirando por la ventana, algunos hombres y mujeres habían comenzado a limpiar el lu
“Hazlo de una vez…”–gruñó Amara irritada Dubitativa, Anna levantó la mano e intentó llamar a la puerta de la habitación de sus padres, sin embargo, por cuarta vez, negó con la cabeza y volvió de prisa a su habitación. –No puedo hacerlo Amara, son las dos de la mañana…–susurró Anna “Necesito correr…”–gruñó la loba irritada –Lo sé, lo sé, me lo has repetido miles de veces ya –gruñó Anna “¡Vamos a correr entonces!” –Amara, papá dijo que no podía andar sola por el territorio todavía y es muy tarde para llamar a Jared o a Owen, ¿no puedes esperar hasta mañana? – “Podría, pero, tengo demasiada energía acumulada, ¿cómo piensas dormir?” Mordiéndose su labio inferior, Anna dio media vuelta y volvió a la habitación de sus padres, sin embargo, no se atrevió a llamar. –Papá tiene mal despertar como yo, ¿y si se enfada? –preguntó Anna en un susurro –No lo haré –dijo una voz detrás de la puerta, lo que provocó que Anna retrocediera varios pasos hacia atrás y casi cayera al suelo al tropeza
Eran las nueve de la mañana de una calurosa y soleada mañana en la pequeña ciudad de Aretha, la hermosa y colorida capital del país de Gretza. La gente iba y venía a toda prisa por las calles del centro absorta en sus propios asuntos, pues, al ser inicio de semana, todos parecían muy ocupados. El lugar más concurrido, era el hospital central, cuya sala de espera, estaba prácticamente abarrotada. Entre la gente que esperaba a ser atendida, los que esperaban sus resultados y aquellos que acompañaban a sus seres queridos, el lugar era demasiado ruidoso para un joven que intentaba ver la televisión, donde se mostraba a una pequeña familia de tres, quienes estaban siendo interrogados por varios reporteros, y, justo en ese momento, la cámara había hecho un acercamiento a la joven protagonista. –Es bonita ¿verdad? –le dijo una mujer de la tercera edad, quien, al igual que él, parecía querer escuchar la conferencia que la pantalla mostraba –Es preciosa –respondió él sin apartar la mirada