Extrañado por la seriedad de Byron, Gino se acomodó mejor en su asiento y clavó su mirada en el hombre junto a él, quien nervioso, se aferraba con fuerza al volante del auto.

–¿De qué se trata? –preguntó Gino finalmente

–Prométeme que no se lo dirás a Anna –pidió Byron con firmeza

Antes de decir nada, Gino volvió a asegurarse de que Anna dormía y tras comprobarlo, asintió.

–Lo prometo –

–El alfa quiere viajar a Gretza, más específicamente, a los alrededores de Arcadia –dijo en voz muy baja, pues usar el enlace mientras conducía, era arriesgado.

–¿A los alrededores? ¿Hablas de los sagrados aquelarres protectores? –como respuesta Byron asintió

–Más específicamente, quiere visitar las ruinas del antiguo aquelarre del joven Gael –

–¿Para qué? –

–No estoy seguro, pero creo que busca algo relacionado con su manada –

–¿Con su manada? –preguntó Gino sin entender

–Bueno, su antigua manada…–

–Oh… ¡Oh! –exclamó Gino, entendiendo que Byron aún no sabía toda la verdad –Es… Es algo extraño, ¿no cre