Mientras que Dante se resignaba a tener que solucionar su problema él mismo, Anna y Mirabella bajaban por la escalera de mármol con sus brazos entrelazados.

― ¿Estás nerviosa Bella? ―

―No realmente, Mirari dice que por fin seremos libres ―dijo Mirabella con un tono que delataba la tristeza que en realidad sentía

―Y aún así, Paolo sigue siendo tu padre…―

―Me hubiera gustado que mi padre me quisiera como el suyo la quiere a usted ―dijo Mirabella con un triste suspiro ―Cuando el joven alfa nos estuvo contando lo sucedido con esa bruja llamada Tabatha, el príncipe Alastor parecía realmente preocupado, mi padre, por otro lado, siempre solía verme con odio ―

―No sé que decirte Mirabella, decir que te entiendo sería mentirte, sin embargo, creo que deberías escuchar a Mirari, tu vida y la de tu hermano, está por cambiar… ―

―Lo sé, tiene razón ―

―Anna, Mirabella, ¡por aquí! ―las llamó Alice cuando las dos jóvenes, llegaron al comedor

En un intento por darle algo de confianza, Anna apretó la ma