Era una noche despejada en Wolfsong, el cielo, estaba completamente cubierto por estrellas y por la más brillante luna llena, la cual, iluminaba cada rincón del territorio de Loto de Luna, por lo que algunos lobos, emprendieron carreras nocturnas para disfrutar del espectáculo.

Una de aquellas lobas, era Amara, quien corría alegremente por el bosque, deteniéndose a olfatear los pequeños arbustos de flores que se encontraba por el camino que llevaba al pequeño estanque que se encontraba detrás de la casa del alfa.

Sin embargo, cuando un lobo mucho más grande que ella la adelantó, Amara dejó de jugar y se apresuró a seguirlo. Para su mala suerte, el lobo tenía mucha más experiencia que ella, por lo que pronto, la dejó atrás.

Durante lo que fue una larga carrera, Amara corrió sola, y no fue hasta que llegó a su destino que se encontró nuevamente con aquel lobo, el cual, al verla llegar, volvió a su forma humana en el acto.

― “Disfrutemos de la luna llena pequeña” ―le dijo Alastor con una