Al escuchar los angustiados aullidos de despedida, Dante salió de la casa del alfa y buscó a su compañera con la mirada.

La encontró caminando entre los lobos, dirigiéndose al centro de un pequeño corro que todos los miembros de la manada habían formado para ella.

Al ver lo triste que Anna lucía, Dante intentó ir detrás de ella, sin embargo, Ragnar se lo impidió.

―Ella debe hacerlo sola ―dijo con la voz quebrada

―Pero Ragnar, ella no… ―

―Debe confiar en nuestra princesa ―dijo Ragnar antes de dirigir su mirada hacia Anna

A sabiendas de que el lobo tenía razón, Dante asintió y dirigió su mirada hacia su compañera para poderla observar con atención.

―Te prometo que te regresaré tu puesto papá ―dijo Anna quedamente mientras continuaba con su camino ―Aún no estoy lista para esto, sin embargo, no puedo dejar a nuestra manada desprotegida y sin un guía… ―

Ante sus palabras, la joven no pudo evitar sonreír.

―Es irónico que diga esto, pues sin ti, me siento completamente perdida, me hace falta