Hola amantes del drama :D subo otro capítulo en un par de horas así que comenten y déjenme puntuaciones lindas para que llegue mas lejos.
—¡Tío más rápido! Mientras Alexis cargaba a Alejandro en sus hombros y corría de un lado a otro en el parque cercano a la casa de los Lennox, yo sujetaba la mano de Anastasia mientras paseábamos con Cookie. Esa tarde Alexis nos había llevado a una arcadia para distraernos pues Alexander estaría ocupado un buen rato. Habíamos disfrutado de una tarde sumamente encantadora. Alexis representaba al pariente gracioso con el que siempre te gustaría hacer travesuras, pero durante nuestro paseo me di cuenta de que siempre terminaba en aprietos. Había recibido al menos una decena de llamadas de mujeres distintas que lo insultaban o lo mandaban al infierno. Alexis era el claro ejemplo de que un Lennox vive una vida alegre pero cuando cae, no habrá nada ni nadie que quiebre su fidelidad. —Alejandro, por favor, deja de tirarme del cabello. —Replicaba Alexis. —Entonces mas rápido tío. Entre risas entrabamos a la casa de sus padres donde Alexis decidió ir al despacho de su padre a hacer al
POV Alexander LennoxEstacioné el vehículo frente a la casa de mis padres. Observaba mi reflejo en el espejo retrovisor, lucía una amplia sonrisa que nadie sería capaz de borrar de mi rostro. Me entretuve acariciando mi melena brevemente, tenía en mente un plan simple. Entregarle su postre preferido, pedirle un poco porque había olvidado su sabor, y cuando me ofreciera le iba a robar un beso. Tan solo al pensar en cómo reaccionaría, no podía evitar soltar una leve risa como un tonto. ¿Me miraría como solía mirarme cuando nos conocimos?Extrañaba esa mirada, desafiante pero llena de amor, solo mía. Al bajar de mi vehículo, abrí la puerta trasera para coger la bolsa. Me había ido a una de las mejores pastelerías Londres donde conseguir ciertos bocadillos era un lujo…pero como era amigo del dueño siempre tenía preferencia. Incluso al contarle mi situación con mi ex esposa, él y tres empleados se ocuparon de resolverlo con la mayor celeridad. Siempre disfrutaba del pastel de Battenberg,
Un beso tan delicado como las suaves olas del mar que transmitían calma y serenidad. Los brazos de él rodeaban mis caderas, y por un instante me dejé llevar. Tenía mis manos apoyadas en su hombro cuando interrumpí suavemente el beso. —¿Lograste percibirlo? A pesar de nuestras discusiones, es imposible negar los sentimientos que compartimos, Dorothea. Aunque intentes distanciarte de mí, la conexión entre nosotros es innegable. Trataba de expresar algo cuando, de repente, observé hacia la casa y percibí a varios empleados mirando desde la ventana. En cuanto me vieron, la cerraron rápidamente y se retiraron. En el piso de arriba, Alexis jugaba a taparles los ojos a Alejandro y Anastasia, luciendo una sonrisa muy pícara. —Dorothea, me gustaría tener una conversación contigo. —Su actitud se volvió seria. —Siempre logras escaparte, mientras yo continúo persiguiéndote incansablemente. No entiendo cuál es tu problema y tú no me lo explicas. Considero que cometimos un fallo y es importante q
Una cita, para mucho podría ser nada importante, pero en esos momentos podia significa todo ¿Quería saber todo lo que paso? —Dorothea, quiero que hablemos esto como dos personas civilizadas. Siempre estamos peleando como perros y gatos desde que nos reencontramos. No somos dos niños, tenemos dos hijos en común y creo que lo más maduro es que hablemos. Dejó escapar un suspiro notable, ya que, a pesar de no desear reconocerlo, él tenía cierta razón. Tanto él como yo nos dedicamos a atacarnos mutuamente y expresarnos toda la rencor que guardábamos, sin recordar que éramos dos adultos. De reojo, observé por la ventana cómo Alejandro y Anastasia nos observaban con curiosidad. Durante muchos años, evité que mis hijos tuvieran contacto con Alexander debido a lo que yo viví con él. Como madre, mi deseo era resguardarlo de cualquier situación o persona, sin embargo, me daba cuenta de que enfrentarme únicamente a Alexander solo le acarrearía dificultades. Las disputas entre padres no conducí
POV Alexander Lennox Permanecíamos en el suelo del ascensor, escuchando el zumbido del motor en silencio. La luz tenue contribuía a crear un ambiente íntimo entre nosotros durante ese momento. Dorothea dirigía su mirada hacia el techo, algo que yo también hice. Mi mirada se centraba en la cámara del ascensor con la esperanza de que ya viniera ayuda. Mis ojos se posaron en el techo, soltando un suspiro apenas perceptible, como si la respuesta a todas mis preguntas sobre lo que pudo haber sido o lo que pudo haber ocurrido estuviera allí arriba. Una simple decisión que pudiera cambiar todo. Si hubiese decidido ir al aeropuerto a buscarla, ¿Qué habría pasado? ¿Qué habría ocurrido si la hubiera seguido hasta Nueva York? Con tantas incertidumbres abrumándome la mente, me sentía perdido sin saber por dónde comenzar. —Sabes… —Comencé a reír suavemente, sin poder evitarlo. —Hubo un tiempo en el que me preguntaba qué hubiera pasado si hubiéramos tenido hijos. Siempre me había imagina
POV Alexander Lennox En la biblioteca se percibía una atmósfera cargada, donde el aire parecía densificarse entre nosotros. Con su firme y distinguida actitud, se había convertido en un emblema de la inflexibilidad que siempre la caracterizaba. —¿Por qué lo hiciste? —volvía a preguntar en un tono frío pero sereno, buscando en sus ojos una respuesta. —¿Por qué manipulaste a Dorothea para que se sintiera tan despreciable? Desconoces la gran cantidad de dolor que soportó en completo silencio durante ese tiempo lejos de la ciudad. No me dijo nada, todo ese veneno que le lanzabas la hizo sentirse horrible sin tener a nadie para desahogarse. La mirada de mi madre no se suavizó. En lugar de eso, un destello de desdén cruzó su rostro, como si la sola mención de Dorothea fuera un agravio para su estatus que abandono por mi padre. Aunque no llevaba el título, la gente seguía llamando a mi madre la antigua duquesa que renunció a todo por amor. Para ella el estatus y el prestigio lo eran tod
Abrí los ojos con cierta dificultad, notando que mi cuerpo se encontraba extremadamente pesado y que sudaba profusamente. Una presión en mi parte baja de algo duro me presionaba, algo que me obligaba a levantarme, aunque no quisiera. Intente moverme, pero me sentia aprisionada por unas manos serpentinas. Alcé la vista y vi a Alexander profundamente dormido a mi lado. Por la sorpresa intente levantarme pero entre sueño me sujeto mas hacia el presionándome contra su erección. —¡Déjame ir! —Trataba de distanciarme con un ligero rubor en mis mejillas. —Dory, por favor, no te vayas —murmuraba con dificultad. La respiración profunda que emitía me indicaba que no se encontraba completamente consciente hablando sin tener idea de que decía. Con todas mis fuerzas por fin pude liberarme notándolo dormido. Era la definición de perfección y el se habia vuelto como el vino. Un rostro perfilado que pareció ser esculpido, un cabello totalmente sedoso y una presencia imponente que podia afectarme,
El sol resplandecía con fuerza en el despejado cielo, inundando de calor el parque acuático que habíamos elegido para disfrutar durante el día. Mientras nos dirigíamos hacia la zona de nado con delfines, el sonido alegre de los niños llenaba el ambiente. Caminaba de la mano con Anastasia, que, a pesar de su naturaleza tranquila, mostraba una leve sonrisa, feliz de estar aquí con su hermano y su padre. La pequeña miraba todo con curiosidad, su mano apretando. —¿Te gusta?—Claro que sí mami, me encanta un montón. —Mostró una sonrisa llena de felicidad. Durante estos días habia asimilado lo importante que era Alexander en la vida de Anastasia. Había dejado atrás su habitual timidez y ahora mostraba una actitud más extrovertida. Levantaba la mirada y observaba a Alejandro tirando con entusiasmo de Alexander. Desbordaba de una increíble vitalidad.—¡Mira, papá, mira! —exclamaba Alejandro mientras señalaba los enormes tanques de agua cristalina. El entusiasmo que transmitía era tan inspi