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—Mami ¿Podemos comprarle mas juguetes a Cookie? Siento que esta muy triste. La risueña voz de mi hijo emocionado me llenaba de vida. —Cariño, Cookie tiene muchos juguetes. Quien se lo regalo le compro muchas cosas. —Pero puede tener más. —su mirada de cachorrito me debilitaba. —Alejandro, ¿Me permites pensarlo? —Siempre repites lo mismo, mami, pero al final nunca nos das nada a Anastasia y a mí. ¿Recuerdas cuando dijiste que te pensarías lo de llevarnos al polo norte a visitar a Santa Claus? —Solo le dije que estaba frio y que no podríamos. Lo note hacer una ligera mueca que me hizo reír. La expresión de su rostro me trajo a la mente a Alexander, lo que provocó que frunciera levemente el ceño, recuperando mi seriedad. Caminaba con el de la mano tras recogerlo de la escuela, íbamos a recoger a Anastasia que estaba en la casa de mis padres. Al llegar, mi hijo se fue muy emocionado con su pequeño cachorro el cual movió la cola para expresar que también sentía esa emoción. Nota
—Mamá despierta, ¡Despierta! Llegaremos tarde. Con suavidad, abrí mis ojos y vi a Alejandro brincando en mi cama mientras Anastasia sostenía a cookie. Con una gran sonrisa, ambos me miraban expectantes. El día anterior junto a la conversación de mi madre no me había dejado dormir profundamente. Para ayudarme a decidir, hice una lista enumeraba lo positivo y lo negativo de que Alexander conocieran a mis hijos dando más puntos positivos que negativo. ¿Se lo diría? Tal vez…Solo necesitaba el momento perfecto. Quería prepararme mentalmente en cómo se lo diría pues conocía a Alexander. A pesar de que siempre aparentaba calma, podia llegar a ser un poco impulsivo así que no sabía como reaccionaria. Además, El miedo me invadía, pero ahora no permitiría que el alejara a mis hijos de mi. Pelearía por ellos pues no permitiría que ellos sufrieran. Algo húmedo en mi mejilla me distrajo, percatándome de que el cachorro que cargaba Anastasia me lamia la mejilla. —Creo que le gustas mami. —
Nuestros ojos se encontraban fijos en una sorprendente conexión donde solo existíamos él y yo. Observé cómo me dedicaba una sutil sonrisa, algo que le correspondí.—Mami ¿Puede Alexander venir con nosotros? Quiero que me lleve al carrusel.La voz de mi hija fue la suficiente para sacarnos del hechizo que habíamos mantenidos. —No tengo ni idea, amor, no sé si Alexander está ocupado. —Lo miraba con atención. —Para nada, estoy totalmente disponible. Una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro. —Claro que no lo estas. —Alzaba una ceja—Tu siempre andabas ocupado ¿Recuerdas?Lo notaba hacer una ligera mueca. —Fue hace más de seis años Dorothea, además...siempre he tenido las mismas prioridades, solo que en ese periodo intentaba realizar algo que acabó distanciándote de mi.La intensidad de su mirada era realmente impactante. El zumbido de mi celular me hizo apartar la mirada intensa de él. Al revisar mi celular, me di cuenta de que había un mensaje de mi hermana. ***Emely***¿Por qué es
POV. Alexander Lennox —¡Maldición, Cassidy! Como que no sabes que paso ¡Todo eso estaba a tu cargo! Mi rugido era realmente impactante. Varias de las personas que me observaban se alejaban con sus hijos. Caminaba de un lado a otro farfullando con enojo. Solía mantener la tranquilidad, pero cuando se trataba de mis negocios, mostraba una gran atención a cada detalle. No permitía errores, y menos esos errores que ella cometió. —¿Qué quieres que haga? Llevas mucho tiempo ausente en los Estados Unidos, es momento de regresar y asumir responsabilidades. Necesito que vuelvas a Inglaterra ahora. —¡Cassidy, siete de mis restaurantes más populares en Inglaterra están teniendo dificultades en tu zona! —gritaba furiosamente mientras elevaba la voz. Comenzaba a redactar un correo en mi teléfono al leer los que me habian enviado varias empresas. —Si estuvieras aquí eso no pasaría…—se escuchaba desde el otro lado de la llamada. Cassidy era responsable de la gestión y la renovación de mis resta
—Mamá, voy a comer tanto helado que me convertiré en un muñeco de nieve. Cuando escuché a mi hijo, solo pude sonreír de manera suave. —Alejandro, amor mío, no puedes convertirte en un muñeco de nieve por comer mucho helado. Si consumes una gran cantidad de helado, es probable que desarrolles caries, lo que impedirá que el hada de los dientes deje una recompensa por tus dientes caídos. Lo notaba hacer una leve mueca que me arrebato una sonrisa. —Mami, eso significa que no podré convertirme en un muñeco de nieve. —Si te volvieras un hombre de nieve no podría tenerte todo el año porque te derretirías. —Con delicadeza, le regalaba un tierno beso en la mejilla. En una de mis manos llevaba el envase de helado para nosotros tres mientras en mi otra mano sujetaba la mano de Alejandro. Ese día teníamos planeado hacer una noche de película con Emely y su nuevo novio para relajarse…pues termino con el que había ido al parque de diversiones porque él le fue infiel. —Mami, ¿Podemos i
El viento de verano chocaba en contra de nosotros. Tanto veneno guardado en mi corazón que acabo derribando mi vida. Con suavidad, Alexander interrumpió el abrazo para dirigirme una mirada intensa. Era difícil descifrar lo que pasaba por su mente, ya que su expresión reflejaba una mezcla tumultuosa de emociones. —Quiero a mis hijos, ire a buscar a mis hijos. —¿Tus hijos? —El pánico de que el decidiera quitármelos me invadió. —Tu nunca quisiste hijos durante nuestro matrimonio. —No es que no deseaba tener hijos, simplemente nunca me imaginé en el rol de padre. Sin embargo, estaba dispuesto a asumir esa responsabilidad para verte feliz, por eso consideré la posibilidad. Una noche antes de la pelea, te oí conversando con mi madre, parecías tan contenta de querer formar una familia...dijiste que te imaginaba con un bebé en tus brazos. —Su mirada se tornaba nebulosa. —Durante tus primeros meses en Northumberland, te observé mientras tejías unos adorables calcetines para bebé. Eran tan d
—Y el caballero alzo su espada con fuerza derrotando al dragón que había secuestrado a la princesa. —Papá, cuéntame qué sucedió después —Alejandro, lleno de emoción, lo abrazaba por detrás. —¿Se volvió un super héroe como Superman? —No tengo idea, campeón. Quizás se convirtió en un héroe de la Edad Media. —Sonrió levemente. —Papá, ¿Podrías contarme otra historia, por favor? —Por supuesto, mi querida princesa, ¿qué otro libro deseas que narre? Desde el umbral de la puerta, contemplaba a mis hijos llenos de entusiasmo junto a Alexander. Desde que abandonamos la casa de mis padres, mostraron tanta emoción que no querían que se fuera. Por la insistencia de Alejandro, tuvo que venir a darles la buena noche. La escena me impresionaba, se respiraba una atmósfera tranquila y acogedora. La tenue luz proveniente de la pequeña lámpara de noche iluminaba suavemente. Desde mi perspectiva, contemplaba a Alexander con una expresión completamente distinta al frio y déspota que llegue a conoc
Ese día había sido complicado cambiar a Alejandro y Anastasia para la escuela. Con el fin de persuadirlos, necesité llamar a Alexander para asegurarles que los llevaría al parque.¿Qué era un padre?Desde que tengo recuerdos, mi padre representaba el modelo a seguir. Desde que era joven, él ha sido mi pilar firme, el lugar seguro al que siempre acudir en busca de consuelo. Sus risas resonaban como una melodía en los días grises, y su abrazo era un hogar al que siempre podía regresar. Me enseñó a afrontar los desafíos con coraje, a imaginar sin temor y a querer sin límites. Cada enseñanza llegaba impregnada de cariño, o a veces con firmeza para que asimilara mi lección personal. ¿Podría ser Alexander un padre?A pesar de no querer admitirlo, una sombra de incertidumbre me persigue. Tenía miedo de que, por exceso de cuidado, optara por aislar a nuestros hijos en una burbuja, apartándolos del entorno que tanto amaban, solo para "cuidarlos" como lo hizo conmigo. ¿Y si un día despierto y