Suspiro profundo, deseando que el rubor en mis mejillas no delate tanto la inmensa vergüenza que siento por la actitud del hombre que parece importarle poco lo que puedan pensar sus hombres lobos por lo cursi que es ahora.
— Está bien, me alegra mucho que mi alfa me haya esperado.— A tu lado…— Mi alfa me esperó estando a mi lado y fue eso lo que me hizo regresar. — digo tan rápido que parezco rapera.Pero, mi oración complace tanto a Reymond que sonríe e incluso, libera feromonas que podría decir que forman corazones porque en su mirada se ve eso; enamoramiento.— Les serviremos el desayuno. — dice Carlson.— Por favor… sí. — digo sintiendo que es muy temprano para tanta dulzura.Joosher, quien se encuentra distraído con una flor que tomó de la mesa, me entrega esta y quita de mi mano para mostrársela a su padreRecorremos el lugar con el pequeño siendo cuidados por nosotros y la ayuda de Carolina. Aunque en ocasiones Reymond me pregunta cuándo podremos tener sexo, rápidamente cambio el tema de conversación con cosas relacionadas a Joosher.— Sé que estás evitando responder a la pregunta, estoy por sentir celos de Joosher, solo me haces preguntas de él y no de todo lo que yo viví en tu ausencia.— No necesito preguntar eso. — digo de inmediato.— ¿Por qué? ¿No te importa saberlo?— No es que no me importe, es que sin preguntarte ya lo sé. Reymond, nadie cambia tan abruptamente a menos que lo experimentado lo marcará tanto al punto de crear ese cambio.>> Así que, tu llanto al verme regresar a la vida, tus abrazos constantes, tu angustia al verme y tus pesadillas, me dicen todo lo que viviste en mi ausencia. Porque aunque no me d
Ahora no éramos Perasi, porque en realidad, Reymond nunca tuvo el apellido Perasi por compartir sangre con ellos y aunque yo nací en la familia Flameforge, ya no poseo la magia o poderes que solo tienen los integrantes de esa familia.Así que, estábamos sin un apellido en el que compartiéramos sangre y fuéramos merecedor de pertenecer, pero, eso no nos importaba en lo absoluto, porque después de todo un apellido no van a empañar todo lo que merecemos tener.— Ya es momento de regresar a almorzar, es tarde.— Haremos un picnic, todos traerán la comida aquí y así podemos disfrutar de esta tarde en familia.— Primero debo limpiar a Joosher, está hecho un desastre. — digo y Reymond sonríe al pequeño que sin duda, parece una copia mía, aunque tiene evidentemente el carácter de su padre.— Podemos bañarlo tambi&
Al día siguienteAfortunadamente, estuve tan cansada con el tiempo en el césped, que no supe cuando me quedé dormida y por eso, cuando desperté que me encontraba en una cama con Joosher y Reymond, comprendí que además de no ser la única agotada, soy la más afortunada de tener una familia anormal, pero, mi familia.Pero, antes de disfrutar a menos diez minutos de la vista de Joosher con el pie en el mentón de su padre y Reymond, con su pie sobre mis piernas, el hombre que prometió trabajar hoy se despierta aturdido y antes de saludarme, ve la hora y de inmediato se levanta de la cama para correr al baño.Como Reymond anunció, rápidamente se preparó para ir a trabajar, por lo que, me quedo con Joosher y Carolina para poder cuidar a mi hijo, quien sigue siendo travieso y agotador. Esta vez, no dormimos en el búnker, si no, en la mansión que arreglaron para que
Confundida, lo sigo sin saber lo que tiene preparado para mí, pero, confiando en que me gustará, porque hasta el momento, desde que regresé a la vida, Reymond me ha tratado mejor, incluso, más de lo que mi limitada imaginación pensó.— ¿Qué haremos en la azotea? — pregunto y él toma mi mano, sonriéndome mientras abre la puerta que nos lleva a la azotea.— Bienvenidos, señor alfa y su luna. — dicen dos hombres lobos con uniformes de meseros.— ¿Alfa y su luna?— Bueno, ya no me agrada que nos llamen señores Perasi, sobre todo, porque quiero que ese apellido desaparezca por completo. Así que, como no sé si quieres que nos llamen Flameforge, lo que opté por ordenarles fue que nos llamaran por el título que tenemos.— Entonces, deberían llamarme omega.— Mi luna es mejor. — dice R
Sus palabras impactan en mi pecho, expandiendo un amor que ya no dudo de su parte, entonces, comprendo que es momento de dar un paso, porque el hombre que me protegió a su manera, ha cambiado tanto para que en el proceso de quererme no sufra.Nos queremos y somos el destino del otro, de eso no hay duda, por lo que, ¿para qué retrasar todo lo que podemos hacer cuando no somos inmortales? El mundo está en guerra, su problema, yo ya no voy a estar en guerra o distante del único hombre con el que podría estar, porque solo él podría soportar y sacrificar tanto para que yo vuelva a la vida.Ya él me ha dado su prueba de amor, sin necesidad de que se lo pida, así que, ¿para qué dar pasos lentos, cuando ya hemos hecho un largo recorrido?Decidida, me giro para quedar frente a él y de inmediato, Reymond levanta su torso de la silla para mirarme preocupado porque me he movido.&mdash
Tres días despuésDespués de ese día no he vuelto a ver a Reymond a solas, siempre está acompañado de al menos seis lobos y aunque comemos juntos, suele hacerlo en silencio o solo pregunta cosas generales sobre el día o lo que he estado haciendo con Joosher, aunque eso lo sabe él perfectamente.Aunque dormimos juntos, suele descansar con una máscara que le proporciona oxígeno que solo he visto cuando me despierto en la noche por Joosher. Ya que, me duermo esperándolo y cuando despierto ya no está.Me está evitando. Desde ese día me está evitando y lo peor es que no me agrada que lo haga. Pero, tampoco puedo obligarlo a que se quede cuando no es eso lo que desea. No puedo ser así de egoísta.— Señora, su temperatura corporal está muy elevada. — dice el doctor y yo miro el resultado.— ¿Hay algún d
El vuelo no fue desagradable, el mundo parece estar en calma desde el cielo, aunque los noticieros informan que el final de todo está cerca y no precisamente porque alguno cederá, si no, porque todos vamos a morir.Esa frase tiene a todos alarmados, pero, Reymond parece tranquilo y al mostrarse así, el resto de la manada también se muestran calmados. Apenas llegamos, noto que cambio inmenso, porque aunque este lugar tiene cierto parecido a la isla de Helmut Baumann, este me gusta más.Reymond toma al pequeño y este comienza a forcejear con él, pero, afortunadamente no muestra sus garras, causando que Joosher mire sus manos como si estuviera apenas descubriendo que existen o que así no son.— Ha funcionado. — dice Reymond sonriendo.— ¿Qué cosa?— Desde que nació he estado buscando medicina para que no pueda cambiar sus extremidades a su antojo. Por fortuna, e
He vuelto a la vida, tengo a mi hijo y Reymond no parece molestarse por dormir al lado de una mujer que estuvo un año muerta, este podría ser el sueño de cualquier mujer que desea vivir un poco más de lo que le corresponde.Pero, la verdad es que hay más cosas que aún me cuestan aceptar y que finjo no tenerlas para que todo esté bien. Una de esas son mis cicatrices, esas que me impiden colocarme ropa interior o bikinis reveladoras.— ¿Qué acabas de decir? — pregunta Reymond y yo corro hacia la habitación más cercana.— Quiero estar sola, así que, sigue con tus rutinas de ejercicio, por favor. — digo cerrando la puerta, pero, como siempre, está puerta no es impedimento para que Reymond entre destruyéndola toda.— ¿Crees que tus marcas te hacen menos mujer, Elise?— Ahora no. — digo agotada.Reymond respira pro