Meses después Con una toalla húmeda, limpio el cuerpo de mi esposa. Su vientre, está cada vez más grande, su piel se ve mejor por los cuidados de estos meses, pero, sigue viéndose pálida y lo peor, aun no despierta. Helmut me llama disculpándose por eso, cuando sé que no es su culpa y que él está lidiando con sus propios problemas, también, he traído a los mejores doctores que conozco e incluso, he solicitado ayuda de todo tipo, para no limitarme en lo médico. Pero, nada funciona. Aunque logré irme con Elise para el territorio de Jim sin tener algún problema, lo que sucede con Elise es que todo sigue igual. No mejora ni empeora, solo se mantiene igual sin mostrar una sola esperanza de despertar. Así que, solo puedo consolarme bañándola y cuidando de su cuerpo, porque su mente y alma no parece estar aquí. Por fortuna, el bebé si muestra mejoría e incluso, en ocasiones siento un leve movimiento que me mantiene todo el día feliz. Decepcionado por las decisiones que tomé, termino de
A penas salgo, Eliot y Marcus entran a la habitación para cuidar a mi esposa mientras yo no me encuentro, pero, Jay, quien creí que se había marchado, se encuentra a pocos metros suspirando profundo.— Señor…— No me molestes ahora. No quiero hablar con alguien. — digo caminando por donde él se encontraba.— Deja de ser tan hormonal, después de todo, es tu esposa la que está embarazada, no tú. — dice Jim y yo camino hacia él porque aún no se ha quitado la ropa llena de sangre.— ¡No vuelvas a entrar a su habitación lleno de sangre! — grito molesto.— No he entrado, Reymond. Estaba en la puerta, porque parecía que estabas listo para matarte y sabiendo como has estado estos meses, me preocupaba que lo hicieras.Suspiro profundo, retrocedo porque siento que he corrido una maratón de la que aún no me siento preparado y termino sentándome porque mis piernas no responden.— ¿Cómo puedo solucionar este problema? ¿Cómo puedo recompensar algo que no tiene precio y es eso lo que lo hace difícil
Jim asiente ante mi comentario y yo me marcho hacia la habitación de Elise, donde la abrazo, le prometo que volveré por ella y tomando tres diarios de ella, me marcho de la habitación donde Marcus, Liam y Eliot quedan encargados de su seguridad, mientras una de las empleadas de Jim se encargará de mantenerla limpia y abrigada. — Me marcharé ahora. — digo cuando llego a la sala donde Jim aún está lleno de sangre. — Espero que puedas solucionar esos problemas y eso te ayude a ser el hombre que me agradaba tener como amigo, porque ahora pareces solo un niño asustado que no sabe quedarse lejos de su madre. — Ahora no me interesa lo que extrañes de mí, Jim. Porque tengo cosas de las que hacerme cargo. — Puedes ser la dulce paloma de la paz frente a tu esposa cuando despierte, incluso, es buena idea que le llores y camines arrodillado todo lo que quieras, pero, ahora tu gente necesita tu maldad, quieren que no dudes al momento de darles una lección. >> Ya que, solo así vas a poder reaf
Aunque Bramond sabe que no me gusta que me persigan hablando sin detenerse, es justamente lo que hace, hasta que entro al auto donde impide que cierre la puerta, causando que lo observe molesto. — Díganos todo lo que necesita y no dudaré en ayudarlo. — dice Bramond. — Déjame ir a la manada al menos, para saber si necesito o no tu ayuda. — digo con frialdad. — Claro, señor. — dice Bramond. Cierro la puerta y de inmediato, nos marchamos rumbo a la manada Eclipse donde se atrevieron a causar problemas en mi manada porque exigían la presencia de mi esposa, como si ellos tuvieran el derecho de exigirle algo a mi mujer. Por eso, de inmediato, miro a Jay quien me entrega el arma que tomo sonriente para apuntar al grupo de lobos que se han colocado uno al lado del otro en la frontera que delimita el territorio de la manada Eclipse, con la manada Estelar. Sin dudarlo, disparo causando todo un espectáculo porque solo es una bengala que al caer en el pelaje de un lobo y explotar, terminan
Sin saber por dónde empezar, comienzo a buscar por toda la casa, donde puede estar la habitación de pánico donde seguramente este bastardo controla todo. Entonces, mis hombres lobos entran listos para destruirlo todo y yo niego. — Ayúdenme a buscar a esa rata, pero, no lo enfrenten, quiero hacerme cargo de él por mi cuenta. — digo. — ¡Sí, señor! — dicen todos de inmediato. Recorremos el lugar, nos encontramos con hombres lobos que luchan por defender su territorio, pero, al final, no importa cuánto luchen, terminan muertos. Con cada una de las muertes, mis hombres lobos celebran felices como si hubiesen recuperado la fe en ellos. Por eso, cuando encuentro al bastardo egoísta que solo pensaba en él al ordenar atacar mi manada por querer tener a mi esposa, permito que ellos se encarguen de acabar con ese bastardo y enviar en un paquete una parte de su cuerpo a cada alfa, que se atrevió a ir hasta mi territorio a causar problemas. De inmediato, llamo a Jim y este solo responde mi ll
Aunque lo más probable es que Elise no note que estoy cubierto de sangre, me ducho y me quedo en su habitación, hablándole de todo lo que hice a los desgraciados que se atrevieron a meterse con la manada. Porque, a pesar de que a Elise no le agrade el uso de la violencia, sé ahora que prefiere usarla a ser víctima de un desgraciado como Nate. Suspiro profundo, porque el solo pensar en ese bastardo m e dan ganas de acabar con el mundo humano e incluso, el celestial. Sin embargo, soy consciente que eso no debo hacerlo, por lo menos, no lo haré si mi hijo y esposa siguen con vida. Así que, me concentro en cuidarlos y eliminar uno a uno la amenaza, porque no tengo pensado dejarlos solo por mucho tiempo. — Ya estás aquí. — dice Jim. — Claro que sí, Necesito cuidar de mi esposa e hijo. — Realmente me sorprendes, Reymond. Esto no es propio de ti, incluso has dejado de lado cuidarte, por cuidar a una mujer que está en coma. — No es una mujer, es mi mujer, Jim. — ¿Acaso Baumann te conta
Apenas el doctor reacciona comprendiendo lo que está sucediendo, me hace salir para poder hacerle todos los estudios necesarios sin que yo le pregunte cada dos minutos lo que está haciendo. Por eso, salgo de la habitación y le escribo a Jay sobre todos los preparativos que debe hacer para que mi esposa se sienta bien en mi casa, porque ahora que ha despertado no quiero que se encuentre con Jim.— ¡Jim! — digo sacando mi teléfono para llamarlo.— ¿Sucede algo?— No quiero que se encuentre con Jim. A Elise no le agrada y no quiero que se estrese o moleste. — digo mientras llamo.— ¿Qué pasa, Reymond? Estas peor que una esposa controladora. — dice Jim respondiendo mi llamada.— No vengas a tu casa.— ¿Qué has dicho? — pregunta Jim en tono burlón.Respiro profundo, porque no tengo ganas de contarle el motivo de ese comentario a Jim usando un teléfono que podría estar interceptado. Pero, sé que si no le doy una excusa lo suficientemente creíble, él vendrá y mi esposa se va a molestar.— N
Hace pocas horas he despertado, pero, siento que no debí hacerlo, por lo menos, no tan pronto, porque no me siento lista para enfrentar la vida con una nueva versión de lo que soy. Además, con tanto tiempo en coma… no sé si pueda ponerme al día de todo lo que sucedió y vivir tranquila con ello. Sobre todo, porque ahora si siento que no hay una sola pizca de magia en mi cuerpo. Entonces, sin poder usar magia, ¿Cómo podría enfrentarme a algún lobo que quiera hacerme daño? Mi vida será llena de calamidades, ese fue el castigo de los dioses, por eso, sin magia, mi vida será más catastrófica. Así que, ahora dependeré más de Reymond y ya sé que no es buena idea. Por lo que, al menos me siento aliviada de que Nate ya no este con vida, pero, una vez ese problema resuelto, sin duda, aparecerán más. Por eso, ahora más que nunca necesito la ayuda de Reymond, porque no puedo usar la magia para defenderme, escapar o simplemente desaparecer. Ahora si soy solo una omega que podría morir en cualq