Aunque Bramond sabe que no me gusta que me persigan hablando sin detenerse, es justamente lo que hace, hasta que entro al auto donde impide que cierre la puerta, causando que lo observe molesto. — Díganos todo lo que necesita y no dudaré en ayudarlo. — dice Bramond. — Déjame ir a la manada al menos, para saber si necesito o no tu ayuda. — digo con frialdad. — Claro, señor. — dice Bramond. Cierro la puerta y de inmediato, nos marchamos rumbo a la manada Eclipse donde se atrevieron a causar problemas en mi manada porque exigían la presencia de mi esposa, como si ellos tuvieran el derecho de exigirle algo a mi mujer. Por eso, de inmediato, miro a Jay quien me entrega el arma que tomo sonriente para apuntar al grupo de lobos que se han colocado uno al lado del otro en la frontera que delimita el territorio de la manada Eclipse, con la manada Estelar. Sin dudarlo, disparo causando todo un espectáculo porque solo es una bengala que al caer en el pelaje de un lobo y explotar, terminan
Sin saber por dónde empezar, comienzo a buscar por toda la casa, donde puede estar la habitación de pánico donde seguramente este bastardo controla todo. Entonces, mis hombres lobos entran listos para destruirlo todo y yo niego. — Ayúdenme a buscar a esa rata, pero, no lo enfrenten, quiero hacerme cargo de él por mi cuenta. — digo. — ¡Sí, señor! — dicen todos de inmediato. Recorremos el lugar, nos encontramos con hombres lobos que luchan por defender su territorio, pero, al final, no importa cuánto luchen, terminan muertos. Con cada una de las muertes, mis hombres lobos celebran felices como si hubiesen recuperado la fe en ellos. Por eso, cuando encuentro al bastardo egoísta que solo pensaba en él al ordenar atacar mi manada por querer tener a mi esposa, permito que ellos se encarguen de acabar con ese bastardo y enviar en un paquete una parte de su cuerpo a cada alfa, que se atrevió a ir hasta mi territorio a causar problemas. De inmediato, llamo a Jim y este solo responde mi ll
Aunque lo más probable es que Elise no note que estoy cubierto de sangre, me ducho y me quedo en su habitación, hablándole de todo lo que hice a los desgraciados que se atrevieron a meterse con la manada. Porque, a pesar de que a Elise no le agrade el uso de la violencia, sé ahora que prefiere usarla a ser víctima de un desgraciado como Nate. Suspiro profundo, porque el solo pensar en ese bastardo m e dan ganas de acabar con el mundo humano e incluso, el celestial. Sin embargo, soy consciente que eso no debo hacerlo, por lo menos, no lo haré si mi hijo y esposa siguen con vida. Así que, me concentro en cuidarlos y eliminar uno a uno la amenaza, porque no tengo pensado dejarlos solo por mucho tiempo. — Ya estás aquí. — dice Jim. — Claro que sí, Necesito cuidar de mi esposa e hijo. — Realmente me sorprendes, Reymond. Esto no es propio de ti, incluso has dejado de lado cuidarte, por cuidar a una mujer que está en coma. — No es una mujer, es mi mujer, Jim. — ¿Acaso Baumann te conta
Apenas el doctor reacciona comprendiendo lo que está sucediendo, me hace salir para poder hacerle todos los estudios necesarios sin que yo le pregunte cada dos minutos lo que está haciendo. Por eso, salgo de la habitación y le escribo a Jay sobre todos los preparativos que debe hacer para que mi esposa se sienta bien en mi casa, porque ahora que ha despertado no quiero que se encuentre con Jim.— ¡Jim! — digo sacando mi teléfono para llamarlo.— ¿Sucede algo?— No quiero que se encuentre con Jim. A Elise no le agrada y no quiero que se estrese o moleste. — digo mientras llamo.— ¿Qué pasa, Reymond? Estas peor que una esposa controladora. — dice Jim respondiendo mi llamada.— No vengas a tu casa.— ¿Qué has dicho? — pregunta Jim en tono burlón.Respiro profundo, porque no tengo ganas de contarle el motivo de ese comentario a Jim usando un teléfono que podría estar interceptado. Pero, sé que si no le doy una excusa lo suficientemente creíble, él vendrá y mi esposa se va a molestar.— N
Hace pocas horas he despertado, pero, siento que no debí hacerlo, por lo menos, no tan pronto, porque no me siento lista para enfrentar la vida con una nueva versión de lo que soy. Además, con tanto tiempo en coma… no sé si pueda ponerme al día de todo lo que sucedió y vivir tranquila con ello. Sobre todo, porque ahora si siento que no hay una sola pizca de magia en mi cuerpo. Entonces, sin poder usar magia, ¿Cómo podría enfrentarme a algún lobo que quiera hacerme daño? Mi vida será llena de calamidades, ese fue el castigo de los dioses, por eso, sin magia, mi vida será más catastrófica. Así que, ahora dependeré más de Reymond y ya sé que no es buena idea. Por lo que, al menos me siento aliviada de que Nate ya no este con vida, pero, una vez ese problema resuelto, sin duda, aparecerán más. Por eso, ahora más que nunca necesito la ayuda de Reymond, porque no puedo usar la magia para defenderme, escapar o simplemente desaparecer. Ahora si soy solo una omega que podría morir en cualq
Aunque he estado en coma por muchos meses, logro dormirme casi de inmediato, pero, algo me despierta de un sueño donde sentía que todo era perfecto, que las cosas resultaban como tanto lo deseaba, sin tener que recurrir a la violencia. — Oh, Elise… — dice Reymond. Sin saber que sucede, busco con la mirada la fuente del ruido, encontrándome con Reymond en el balcón que apenas sé que existe, allí, veo la espalda de Reymond que parece concentrado en algo importante que le causa tanto dolor que no nota que su llanto me ha despertado. Confundida, intento comprender que es lo que sucede y por eso, con cuidado intento levantarme, pero, todo mi cuerpo duele y es eso lo que me delata. Ya que, me quejo al punto de alertar a Reymond, quien corre hacia donde me encuentro para saber si estoy bien. — ¡Elise! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Llamo por ayuda?! — pregunta Reymond preocupado, mientras deja algo sobre la silla en la que estaba sentado. — Solo quería levantarme un poco. — Tu cuerpo debe estar entume
Miro hacia los ojos de Reymond, comprendiendo algo importante y es que él me está mirando como lo hacía mi adorable demonio. Porque aunque su origen era áspero, frio y doloroso, él no me miraba de otra manera que no fuera amor y entrega total. Por eso, cuando me castigaron por amar a un demonio, no dudé en recibir el castigo, porque mi ahora esposo, era lo único que me hacía sentir viva. Por eso, aunque sus palabras son extrañas siendo un alfa, para mí son normales recordando como era en nuestra vida pasada.— Reymond…— Entonces, comprenderás que no he dejado de ser yo, si no que, finalmente he encontrado quien era realmente. — dice Reymond.— ¿Estas intentando jugar conmigo? Porque si crees que voy a huir porque como te lo he dicho antes, no quiero vivir en tu infierno debo aclararte que no puedo desaparecer como antes.— Lo sé. Después de todo lo que experimentaste, terminaste perdiendo tus poderes, por eso, no tienes cadenas que limiten tu poder mágico. Ahora eres una omega y yo
Me siento tonta por no acordarme de ellos, cuando ellos se encontraban en ese lugar antes de que yo lanzara el cuchillo hacia Nate. Pero, con tantas cosas que procesar en tan poco tiempo y mi cuerpo adolorido, espero que mi padre y Aysacc me entiendan. — Qué bueno. Me alegra que estén vivos, pero… ¿Dónde están? ¿Volvieron a moverme sin que ellos se den cuenta? — pregunto confundida. — Su padre no ha despertado. Desde usó su magia de teletransportación no ha despertado, pero, su primo Aysacc Flameforge y el señor Maximus, dice que es normal que él duerma tanto. — ¿Dónde está mi padre? ¿Se encuentra con Aysacc o el señor Maximus? — pregunto preocupada. Los hombres lobos se observan entre sí con evidente preocupación, por lo que, me niego a quedarme esperando sus respuestas y por eso, camino por la casa que no conozco, intentando encontrar el olor de mi padre. Pero, todo es complicado al oler la casa a sangre y las feromonas de lobos que no son de la manada de Reymond. Incluso, me e