Me encuentro completamente aturdida por lo que recién escucho, ya que, Reymond sigue siendo alguien frio, oscuro y tenebroso, pero, sus palabras… esas que recién he escuchado, no me dan esa sensación. Lo que dijo que no quería darme, parece mostrarse sonriéndome como si me dijera que la noticia del fin de nuestra inmortalidad y la discusión en el baño, le hiciera recapacitar, por eso, miro seriamente al hombre frente a mí, deseando que sea diferente. — Reymond… — Yo te amo, Elise. Sé que mi amor es posesivo, oscuro y demandante, pero, es amor. — No, un momento, no quiero conformarme con eso, Reymond. — Te lo he dicho antes, soy un villano. — Sé que es así, Reymond, mi vida es la prueba de ello. Eres mi villano, porque después de cruzarme contigo, todo lo malo he ha sucedido. Yo soy tu cautiva en una torre que no está a la vista de alguien. >> Por eso, estoy condenada a tenerte cerca aunque no lo desee. Ya que, eso fue lo que causaste al marcarme sin mi consentimiento. Por eso y
Así que, me quedo abrazándolo, mientras me quejo por no ser posible tener ambas cosas cuando otras parejas si lo tienen. Pero, si algo he comprendido es que quien nace en la tierra, está destinado a sufrir y que quejarse, solo hará que el sufrimiento sea más largo y pesado. Por eso, intento alejarme de Reymond para intentar encontrar una solución a todo esto que nos está afectando. Pero, él impide que yo aleje, ya que, inhala mi aroma mientras mi calor corporal se mezcla con el suyo. — No te des por vencida. No lo hemos perdido todo, porque nos tenemos. No tendremos inmortalidad, pero, si podremos ser una familia. Aquí no tenemos lo que haya nos prohibieron, Elise. >> Concentrémonos en disfrutar lo que allá era imposible y entonces, el tiempo siendo inmortal escasamente será un precio en comparación a todo lo que ganaremos siendo felices. Así que, por favor, vuelve a mí, ámame, mi Luna. — ¿Sabías que estar juntos nos daría este castigo? — pregunto y él suspira profundo — Tenía c
La vergüenza me invade porque Reymond está en el suelo inconsciente, pero, su entrepierna sigue tan firme y recta que parece el mástil o asta perfecta que solo espera la bandera adecuada para poder ondear esta con ayuda del aire. De inmediato, entro a la habitación y tomo una toalla para colocarla encima de su cuerpo, mientras Jay aúlla por ayuda, pero, lo que hago es crear con la toalla que lo que parecía un mástil ahora parezca un palo en una carpa de campaña o campamento, que sostiene el refugio donde el campista dormirá. ‘Yo quisiera estar en esa carpa.’ Me digo mentalmente y de inmediato, niego golpeándome mentalmente por dicho comentario inapropiado. Jay espera a los lobos cerca del ascensor, mientras yo me regaño por pensar algo así cuando no hay una sola feromona de Reymond que me haga desearlo de esa manera. Pero, debo reconocer que lo que veo y sé cómo se siente, me hacen caer en tentación. — Ya hemos llegado. — dicen los lobos, aunque sus aromas se anuncian antes que el
Los chicos se encargan de Reymond, que cumple las cuatro fases justo como lo dijo Jay. Pero, hay algo adicional y es que aunque este muriendo por vomitar tanto, sigue llamándome. Por eso, me alejo un poco porque incluso se atreve a liberar esas feromonas que me hacen abrir la ventana aunque estamos en un piso muy alto, confiando que así mi cuerpo no va a reaccionar. — Realmente no estaba exagerando Jay. Así es Reymond ebrio. Justo cuando creo que todo ha terminado, él vuelve a vomitar, por lo que, los médicos aparecen intentando comprender porque la medicina que tanto le sirvió en el pasado, ahora no funciona. El miedo me invade al pensar que ello sea porque ha perdido su inmortalidad, pero, es normal no ser inmortal en el mundo humano. Por lo que, las medicinas no deberían dejar de funcionar porque alguien que podía reencarnar ya no puede hacerlo. Preocupada, entro a la habitación mientras los doctores lo revisan, entonces, noto que todo su cuerpo está lleno de un brote rojizo q
Algo me está tocando. No sé qué puede ser, pero, puedo sentir su toque húmedo en mi pierna, porque parece que me recorre con una lengua o algo parecido a una. Intento despertarme, pero, no es posible para mí, por lo que intento hablar, pero, las palabras no salen. ‘¿Acaso ha entrado algún perro?’ me pregunto mentalmente al poder oler humedad en un pelaje. Nuevamente, intento despertar al sentir como una pata se presiona mis mulos, pero, sigo sin poder despertarme, es como si el agotamiento fuera más grande que la curiosidad que siento por saber que puede estar sucediendo. Mis sentidos, despiertan y yo puedo notar que quien está tocándome sin mi consentimiento, mueve con un nariz fría la toalla para tener acceso a mi intimidad. Su larga lengua, pasa por mi parte íntima y yo gimoteo mientras lucho con el deseo de despertarme. Sin embargo, la invasión de su lengua hace que todo lo que luche por despertar quede en el olvido y de golpe abra mis ojos encontrándome a Reymond en su versió
Horas después Mi cuerpo duele completamente, después de muchas horas de sexo donde como una loba en celo gemí, me encuentro acostada con los ojos cerrados, aunque no puedo dormir. Mi cuerpo, duele completamente y siento que huelo a todo, menos a algo agradable, porque hemos sudado mucho. Reymond, no mintió cuando dijo que me dejaría sin poder tener un orgasmo, porque tuve tantos que puedo entender porque siento que me he herido mi intimidad por tanta fricción realizada durante todas estas horas. Lo peor de todo, es que mi intimidad no es lo único que duele, ya que, no puedo dormir porque gráficamente hablando, no hay una sola parte de mi cuerpo que no muestre cuan afectada esta por el sexo salvaje que disfruté experimentar. Pero, parece que soy la única afectada, porque Reymond incluso emite sonidos como un suspiro anunciándome que él si se ha dormido y no lo culpó se movió mucho e incluso, se atrevió a cargarme porque la posición sexual que usaba lo ameritaba. Agotada y con dese
Terminamos de ducharnos sin ninguna clase de toque pervertido, él me ayuda a vestirme porque incluso levantar mis brazos duele y aunque tengo muchas cosas que discutir con él, dejo eso a un lado, porque sé que sola no podría vestirme.Cuando ya ha terminado de vestirme, él aúlla llamando a Carolina y se encierra en el baño donde se viste, mientras Carolina me ayuda a peinarme y verme decente, porque la falta de sueño me ha dejado con muchas ojeras.Reymond sale del baño perfectamente vestido, aunque su ropa es informal y toma mi mano para ayudarme a levantar de la silla donde me gustaría estar siempre, porque me da masajes relajantes.— Vamos a desayunar primero. — dice Reymond sacándome de la habitación.— Tengo una pregunta, ¿Cómo llegaste hasta mi habitación si yo te dejé dormido? — pregunto confundida.— Después de eso, fui un desastre por dos horas más hasta que vomité todo el licor que me intoxicó. Después de eso me limpié completamente y salí de la habitación siguiendo tu olor
El viaje ocurre en un silencio incomodo que me hace bajar las ventanas porque no puedo soportar tanto el malestar. El aroma de Reymond, no se percibe, por lo que, dudo que se haya marchado hacia el hospital. Por eso, desecho cualquier pensamiento que me hace imaginar que Reymond actuará de forma diferente y por eso, va a ir a la cita médica. Así que, cuando llegamos al hospital y no percibo su aroma, solo suspiro profundo y sigo adelante. Mis escoltas no me dejan sola, pero, es Carolina quien se encarga de todos los tramites mientras yo espero que me llamen, para saber cómo está mi bebé. A mi alrededor, observo las pareas felizmente casadas que caminan tomada de las manos. Muchos de ellos me saludan con respeto, recordándome que la mujer que era una marginada que nadie quería, ahora es la luna de un alfa tan perturbado y maligno que me sorprende que su manada sea tan educada y cariñosa. — Señora Perasi, puede entrar al consultorio. — dice una enfermera acercándose a mí. ¿Quién ib