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No mas que una bastarda hibrida.

Pov Luna Lilian
— Genial, con la sangre de Lilian, Lorena podrá salir de esta y yo podré estar a la altura de lo que su hermano difunto.
De pronto Lorena me lanzó una sonrisa malvada y retrocedió rápidamente. Se cayó al suelo.
— Me duele, ayuda por favor. — Se quejó Lorena empezando a llorar sin moverse del suelo, luciendo lamentable y yo no podía creer lo que veía.
Ella misma se había provocado está situación y se victimizaba.
Me quedé helada sin saber que hacer.
Cuando Damian se acercó de prisa un escalofrío recorrió mi cuerpo.
— Hermano.... Mi Alfa Damian, ¡duele mucho! — Volvió a quejarse.
— ¿Qué te sucedió? — Preguntó él pacientemente y con cara de preocupación, tomándola entre sus brazos para levantarla del suelo.
Mi corazón volvió a sentirse muy incómodo.
Él nunca me había tratado de esa manera, en dos años nunca se había preocupado por mí ni demostrado el cariño que le mostraba a ella, a veces empezaba a creer que yo no era su pareja destinada y todo esto era una cruel broma de la Diosa Luna.
— Sabía que Lilian se sentía muy incómoda cuando le extrajeron sangre. Quería salir y agradecerle por salvarme, pero no esperaba que me empujara hacia abajo. Lilian, ¡te ruego que me perdones! ¡Pero por favor no me hagas daño de nuevo! Tratare de no necesitar tu sangre de nuevo, pero por favor no seas tan cruel. — Sollozó Lorena, viéndose realmente vulnerable y sufrida, recostando su rostro en el cuello de Damián, dejándome atónita.
Ella me estaba culpando por algo que se había hecho a si misma y además se comportaba como si ella fuera la luna de él, tan íntima y esto se sentía como si él me estuviese traicionando. Ella era muy descarada y se creía con el derecho de todo porque simplemente él se lo permitía, sin importar lo que yo estuviese sintiendo.
Me sentía traicionada, al mismo tiempo que mi pecho dolía mucho y tenía miedo, miedo de volver a ser malinterpretada por él, no quería seguir sintiendo su desprecio, porque en cada una de las veces que me miraba con odio o recibía palabras crueles de su parte algo se iba quebrando en mi interior y dolía mucho.
— No te atrevas a lastimar a mi hermana, Omeguita, ¿de verdad crees que eres Luna? ¡Eres sólo una patética sanguijuela, sabes que? No vales nada sin Lorena! — Me gritó Damian y con esto entendí que él creía en ella ciegamente, ni siquiera me estaba dando el beneficio de la duda y una vez más me atacaba con palabras crueles, todo en mí se sentía realmente doloroso.
Solo anhelaba un poco de calor que nunca había conseguido del hombre que es mi compañero, el que la Diosa Luna eligió para mí, quien se suponía que debía amarme ciegamente.
— ¡No la empujé! Lo juro por la diosa de la luna, nunca he hecho algo como esto. — Dije con la esperanza de que él pudiera creer en mí por este juramento, que pudiera darse cuenta que le estaba siendo sincera.
— ¿Quieres decir que Lorena se empujó hacia abajo? ¿Se lastimaría intencionalmente? — Cuestionó luciendo furioso, con sus ojos ardiendo en ira y mirándome como si quisiera acabar conmigo, con esto mi esperanza se derrumbó, causándome más dolor y desesperación.
— Damian, por favor deja de regañarla, todo es mi culpa. No debería haber hecho enojar a Lilian. Por favor, no castigues a Lilian, ella ya me dio una transfusión de sangre. — Musitó Lorena secando sus lágrimas y fingiendo querer ayudarme, pero yo tenía muy claro que estás palabras solo incrementarían la ira de Damián.
Él me miró con mucho más odio en sus ojos, pero en ese momento su Beta Max vino corriendo hacia Damian.
— Mi Alfa, hubo un accidente durante el entrenamiento del guerrero lobo hoy. El nuevo guerrero usó armas incorrectamente y terminó hiriendo a su compañero. ¡Por favor, ve al campo de entrenamiento y echa un vistazo! — Pidió Max y Damian asintió luego de escucharlo.
— Piérdete Lilian y más te vale no volver a molestar a Lorena o pagarás las consecuencias. — Amenazó mirándome con los ojos entrecerrados y el dolor en mi corazón se hizo mucho más profundo, estaba harta de recibir solo amenazas y palabras crueles de la persona que debería jurarme amor, pero no había nada que yo pudiera hacer, solo podía soportarlo. — Beta, cuida de mi hermanastra Lorena. — Dijo él antes de retirarse finalmente.
Max ni siquiera me miró y acompañó a Lorena a su habitación, dejándome sola y suspiré, estaba agotada por la discusión y seguía sintiéndome realmente débil por la transfusión y sosteniéndome de la pared, dando pasos lentos finalmente pude llegar a la entrada del hospital y al ver uno de los autos de Damián camine hasta ahí y me subí.
— Lo siento Luna, pero Alfa no ha pedido tu transporte. — Dijo el chófer mirándome y me sentí humillada, como un payaso, tan patética que incluso el chófer podía pasar por encima de mí y negarse a llevarme a casa, yo no era tratada como la Luna de la manada, si no como una esclava.
Sin poder hacer nada más, sin decir nada me baje del auto, sintiéndome tan impotente y estúpida, mientras las lágrimas caían por mi rostro, solo pude caminar de vuelta al castillo y al llegar subí directamente a mi habitación, solo quería descansar y poder desahogarme por tantas injusticias a solas, pero antes de poder acostarme el primo de Damián entró a la habitación.
— Cuñada, te traje un tónico realmente bueno, es difícil de conseguir y ayudará a recuperarte. — Dijo Dan y al olerlo sabía que de verdad me ayudaría, estaba muy débil y este tónico era realmente bueno para eso.
— Muchas gracias. — Musite realmente agradecida y sintiendo un poco de calor, porque al menos alguien se estaba preocupando por mí, esto era algo que no había sentido en mucho tiempo.
— Cuñada, puedes darme las gracias si quieres, sé que mi hermano tiene poco interés en tu cuerpo y no se preocupa por ti. Soy el único que se preocupa por ti en todo el castillo, o quizás si te doy de comer más a menudo, podrías plantearte acostarte conmigo, me gusta tu cuerpo… Todavía no me he follado a ninguno de las bastardas hibridas de bajo rango. — Escupió él y de inmediato me tense antes de sentirme realmente furiosa, no podía creer lo tonta que había sido al creer por un momento que en este castillo alguien podría preocuparse por mi.
— ¡Toma tus cosas y lárgate de aquí! ¡Que no te vuelva a ver! ¡Que te jodan! — Grité tirándole su tónico, no soportaba mirar su cara por más tiempo, me sentía asqueada.
— ¡No eres más que una esclava de sangre y una esclava sexual comprada por mi hermano! ¡Mierda, nunca tuve una mujer que no quisiera! — Masculló antes de saltar sobre mí y empecé a retorcerme en su agarre sin poder soportarlo, al notar que él estaba intentando arrancar mi ropa. Al solo sentirlo encima de mí y su mal olor invadir mis fosas nasales, me sentí realmente repulsiva y como realmente era imposible poder ganarle a su fuerza, solo pude patear su entrepierna con fuerza para que me soltara y el cayó al suelo gritando por el dolor, justo en el momento en que lo hizo, la puerta se abrió de repente.
— ¿Qué carajos están haciendo? — Preguntó Alfa Damián apretando los puños.

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