ERICK
Durante días y meses trate de encontrar mi estabilidad emocional, dejando atrás mis temores de no decirle la verdad de las cosas, y no era porque no quisiera confesarlo, si no al contrario. No quería que saliera más lastimada de lo que ya había salido, ella solo necesitaba una vida tranquila y llena de dicha y felicidad.. algo que siempre estuve dispuesto a ofrecerle desde que la conocí.
Y así es, no puedo decir si me enamore a primera vista, pero lo que si tenía seguro desde el principio, era ella. Conocerla y tenerla en mi vida. Desde que vi ese brillo en su mirada y esa sonrisa resplandeciente, fue como una luz, una que le había echo falta a mi vida y que debía quedarse para siempre, porque era lo que esperé por mucho tiemp
ERICKLas cosas ya están marchando a la perfección, ya todo se había aclarado. Esa noche en la limusina todo el asunto arreglo, ella no perdió en la confianza en mí y yo puede ser más honesto. Los dos confesamos nuestros sentimientos y la razón de nuestros miedos.Era la primera persona en mucho tiempo con la que me abría y tenía confianza. Y por lo visto ella también me lo permitió cuando me dejo entrar en su vida y ser parte de ella.Conocer a sus hermanos era algo valioso e importante tanto para ella como para mí. Al igual como yo la presente ante mi familia.
LUCIANAEl viaje no fue tan largo y más mientras los dos íbamos muy concentrados en una fresca conversación que solíamos tener cuando pasábamos tiempo juntos.Me encantaba conversar con él, de lo que fuera y más cuando se trataba de cosas que tuviera que ver con nuestras familias, eso funcionaba para conocernos más y saber también nuestros intereses y gustos.Aunque llevaba más de un año que lo conocía, por el tiempo que estuvimos apartados parecía como si no hubiera sido así, era como si nos conociéramos de casi siempre y cuando nos encontrábamos juntos nos sentíamos cómodos el uno con el otro.
LUCIANAEl lugar era hermoso y agradable algo tranquilo y refrescante con la brisa del mar que nos recibía. Era un restaurante con vista a la playa, pero lo que me confundió fue ver que el sitio estaba casi solo, muy pocas personas merodeaban por allí.El lugar era pequeño pero muy bonito, estaba completamente solo. Al entrar vi que solo había algunos empleados en la zona. No era muy tarde y no comprendía porque un restaurante tan hermoso estaría desolado.Un joven vestido de mesero nos recibe y sin preguntar ni nada nos guía a una de las mesas que están junto al gran ventanal que muestra el hermoso mar.<
LUCIANA —Así que ese restaurante es tuyo —afirmé en vez de preguntar. Con lo que dejo dicho antes, podía entender que ese lugar le pertenecía, aunque no lo hubiera asegurado. Erick, asintió con la cabeza, antes de hablar. —En efecto. Conducía devuelta a la casa de playa, después de la hermosa propuesta que me hizo dimos un paseo por la costa hasta que los alrededores se volvieron más desérticos y el viento comenzaba a refrescar un poco más. Las charlas con Erick eran cada vez más joviales, dejando atrás el modo serio y dándole entrada a la comunicación. Eso era maravilloso, una de las mejores cosas para que una relación funcione, es la confianza y la comunicación. Y esos eran los primeros puntos con lo que estaba arrancando esta relación. Erick y yo habíamos pasado por muchas cosas, podía ser que esto no era el principio, era como una oportunidad, una que nos dimos por amor. Y por un lado esto era el comienzo de muchas cosas buenas, eso quería pensar. Estaba intentando ser la
LUCIANAAl día siguiente regresamos al hotel, después de una velada maravillosa y un desayuno romántico en la cama, tuvimos que volver a nuestra rutina. No quería que estos momentos hermosos se terminaran. Pero no había de otra forma, el deber nos llamaba.Al llegar Erick me abrió la puerta como siempre lo hacía. Entramos al hotel tomados de las manos, mi sonrisa resplandecía de alegría. En el vestíbulo nos encontramos con Sam, su amigo.—Qué bien que ya llegaron. Hola Luciana —me saluda con educación —Jefferson, esta aquí. Debemos resolver el asunto importante —se vuelve hacía Erick para decirle esas palabras.
LUCIANATrago saliva con sentimiento y el dolor en mi pecho se instala con fuerza, dejo el portarretrato de la fotografía de mu pequeña hermana sobre mi regazo y cierro los ojos. El sollozo se escapa de mis labios sin poder evitarlo.Esto me consumía. El no saber nada de ella, el pensar que pudiera estar en peligro y aterrada de miedo, esto era devastador tanto como para mi familia como para mí. Mateo de había quedado dormido acurrucado en mis brazos, el llanto y el cansancio lo venció y cayó rendido. Mi pequeño hombrecito estaba deprimido y se sentía solo, por esa razón fue que me quedé esta noche en casa de Olivia.
ERICKUna vez que regrese al hotel, me dieron la noticia de que Luci se había marchado junto con su jefe. Por unos segundos los celos hicieron presencia, pero después los dejé a un lado recordando que ella no era ese tipo de mujer que te deja y se iba con otro hombre.Durante años viví con esa sombra, creyendo que todas las mujeres podían ser igual que Silvia, y que pagaban con la misma moneda como lo hizo ella. Pero cuando conocí a mi Bonita, todo pensamiento negativo se borró de mi cabeza, o más bien los oculte.Seguía pensando de la misma forma, pero con ella era diferente. No podía verla de esa manera, ni mucho menos pensar así. Con el tiempo descubrí que no todas las mujeres eran igual, ya
LUCIANA El timbre de la puerta me hizo salir de mis pensamientos, pero no me moví de mi lugar. Minutos después escuché unos pasos acercarse en el pasillo y enseguida unos golpes suaves en la puerta de mi alcoba. Rara vez Rebe tocaba, pero en estos momentos sabía como me sentía y lo único que quería era estar sola. Antes de responder la puerta ya se había abierto, seguía sin moverme y solo escuché los sonidos. Unos pasos suaves se acercaron y sentí como el borde del lado de mi cama se hundía. —Rebe, no tengo ánimos de nada. Solo quiero estar a solas.. Un aroma familiar llego a mis fosas nasales, ese que se acostumbró a mi olfato y que me encantaba oler todo el tiempo. No era mi amiga, era Erick. Intente moverme, ya que estaba de espaldas hacía él. Pero su pecho firme y su brazo que rodeó mi cintura me detuvieron. —¿Ni siquiera a mi me quieres ver? —No sabía que eras tú.. —Permíteme estar a tu lado. Prometo no decir nada, solo abrazarte. Su cercanía era como una cura para t