Cuando Sofía regreso a la empresa. Mucha gente la miraba expectante por saber si había conseguido la anhelada colaboración.Justo cuando se sentó en su asiento, Alejandra Morales, que estaba sentada cerca, se acercó. —No te enfades, Sofía. Las cosas no suelen salir bien a la primera. Cuando empecé, ni siquiera llegué a conocer al cliente.Aunque Alejandra sabía que Sofía contaba con el apoyo de los López y que la colaboración no sería un problema, nadie sabía realmente qué estaba planeando el Sr. López. ¿Y si se corría la voz y ya nadie respaldaba a Sofía?De ser así, no tendría muchas posibilidades de conseguir la colaboración.—Gracias—dijo Sofía. Sabía que Alejandra la estaba consolando —Pero el contrato ya está firmado.Ahora le tocaba a Alejandra sorprenderse: —¿A la primera? ¡Eso sí que es bien chido! No se había quedado callada con sus palabras, y la gente la miraba. —¿Lo habrá conseguido Sofía? —se preguntaban.Algunos estaban celosos, pero pensaban que era de esperar. Sofía
Para acabar con la familia Cruz bastaban los López y los Guzmán. Julio no era necesario para el plan, pero Sofía tenía razones personales.Julio acababa de llegar al DF.Estaba en desventaja en todos los ámbitos. Si le dejaba entrar en su plan, podrían probar sus habilidades. Además, podría sacar provecho de ello y podría desarrollar su empresa aún más rápido.Pero luego se lo pensó un poco y decidió no hablar con Rodrigo de los Cruz. Podrían hablar de ello cuando volviera Julio. Si hablaran de ello ahora, tomarían medidas antes de que Julio pudiera venirEstaba a punto de hablar, pero entonces alguien se acercó corriendo.—Rodrigo—Sofía levantó las cejas.Era Juliana, y ya no le llamaba Sr. Guzmán.Cualquiera supondría que eran amigos.Juliana le estaba dando falsas ilusiones a Oscar y coqueteando con Rodrigo al mismo tiempo. Eso no era muy amable de su parte.Rodrigo la miró y no dijo nada, pero la aversión en sus ojos era evidente.—Vamos, Sofía.Sofía asintió y se disponía a subir
Poco después, el carro se detuvo a la entrada del restaurante. Rodrigo y Sofía entraron, y fue entonces cuando ella se dio cuenta de que algo no encajaba del todo perfecto. No había nadie en el restaurante, mientras sonaba en el aire una melodiosa y romántica música de piano.Hasta el más bobo podría intuir que algo no iba bien. Se giró y miró a Rodrigo.—Rodrigo, ¿tú organizaste todo esto?Sofía no estaba muy segura. Pensaba que él no era de los que se pondrían a hacer algo así.Por otro lado, solo estaba él.Rodrigo sonrió y no dijo nada. La llevó al restaurante y se sentaron a la mesa, que ya estaba preparada. Sofía estaba casi segura de que era obra de Rodrigo.Pero... ¿Qué quería decir con todo esto? Rodrigo se sentó al frente de ella Tenía una sonrisa en los labios, como de costumbre, pero Sofía se dio cuenta de que estaba nervioso. ¿Nervioso? ¿Por qué estaba tan nervioso? Un millón de preguntas surgieron en su cabeza, pero entonces Rodrigo habló, y Sofía lo entendió todo.—
Rodrigo se quedó callado al oír las palabras de Sofía. Muy, muy callado. Más Sofía no tenía prisa. No le importaba dejarle reflexionar por sí mismo. Lo mejor sería que lo entendiera de una vez por todas y con claridad.Justo en ese momento, el camarero les sirvió la comida.Sofía comió tranquilamente esperando a que Rodrigo pronunciara palabra alguna. Realmente no le daba mayor importancia a lo que acaba de suceder.Rodrigo la miraba feliz comiendo sin saber qué decir. Sofía se encogió de hombros con indiferencia y sonrió. —Puede que no haya aceptado tu declaración, pero eso no significa que tengamos que pasar hambre—. Aunque no fueran pareja, Sofía seguía confiando en el carácter de él.Sabía que no la odiaría por ello.—Sí. Puedes seguir comiendo lo que quieras. He reservado todo el restaurante— dijo Rodrigo.Pero ahora, parecía muy innecesario Independientemente de si haya tenido éxito o no, fue un alivio dejar salir dichas palabras. El resultado final de cualquier forma fue más
Sin embargo, su teléfono seguía apagado, lo que la preocupó aún más y no tuvo más remedio que llamar a Alejandro.Tardó mucho en contestar, y la ansiedad de Sofía estaba por las nubes.—¿Señorita Sofía? — Alejandro contestó.Parecía desconcertado de que Sofía le llamara.Sofía no perdió el tiempo y preguntó: —¿Dónde está Julio? ¿Por qué no contesta?Alejandro se quedó estupefacto y miró al viejo César, que negó con la cabeza: —El señor César está en una reunión. Últimamente, ha estado muy ocupado, así que me ha dejado su teléfono, probablemente sin batería.—¿Una reunión? — Sofía enarcó las cejas.Eso fue raro.—¿Cuándo va a terminar? — preguntó Sofía.Tenía que oír su voz, o no estaría tranquila.Alejandro no sabía qué hacer.Sabía que Sofía esperaría a que Julio cogiera la llamada después de su reunión, pero el problema era que nadie contestaría.Julio seguía sin aparecer.Su silencio confundió aún más a Sofía.—¿Qué? ¿No puedes decírmelo?—No, es sólo que no estoy seguro de cuándo
Sofía entendió ese razonamiento—¿Has averiguado qué le ha pasado? ¿Ha estado por el Grupo César estos dos días?—No—respondió Francisco.Sofía estaba segura de que a Julio le había pasado algo.Pero si realmente había algo, ¿por qué le mintieron Alejandro y el viejo César? ¿Tenían miedo de que ella lo filtrara a otras personas? No tenía tiempo para pensar en eso.Sofía terminó su llamada con Francisco e inmediatamente fue a reservar un boleto de avión a Guadalajara. Pero ya era tarde; el siguiente vuelo era en la mañana. Se sentía muy inquieta.Al día siguiente, Sofía y Bruno se tomaron el día libre.Aunque ella sabía que no estaba bien que estuviera ausente otro día más, cuando hacía algún tiempo que no iba a trabajar, tenía suerte de estar en el departamento de ventas y acababa de conseguir otro cliente. Tenía más libertad en ese sentido.Sofía subió al avión con destino a Guadalajara.De camino, tuvo un sueño. Una pesadilla, en realidad. Que La persiguió incluso después de desperta
El viejo César sintió un conflicto al oír lo que ella decía.Tras su divorcio, le preocupaba que Julio y Sofía siguieran caminos separados.Después, vio cómo Julio empezaba a preocuparse por Sofía y ahora hasta Sofía se preocupaba por él.El viejo César no pudo evitar alegrarse un poco al ver que el sentimiento de amor al parecer no había desparecido del todo.Tristemente, no sabían si Julio estaba aún con vidaFue una noticia cruel para Sofía.Sofía se inquietó aún más al ver lo callado que estaba.—¿Qué le ha pasado a Julio, abuelo?Ante sus insistentes preguntas, el viejo César se derrumbó y le contó lo sucedido.La noche en que Sofía había llamado a Julio, éste no había contestado porque no tenía como hacerlo.Esa noche, poco después de salir de la vieja mansión, se dio cuenta de que le seguían.Al parecer tenía un implacable acosador siguiéndole.Después, no se sabe que paso, pero el carro de Julio fue encontrado en el fondo de un acantilado.Nadie sabía lo que había ocurrido entr
—El viento es cada vez más fuerte, quizás se aproxime una tempestad, señorita Sofía. Vámonos mejor temprano. Hay gente buscándole ahí abajo—Dijo Alejandro. Sabía lo importante que era Sofía para Julio así que no podía dejar que le pasara nada, y menos ahora. O no se podría imaginar lo que pasaría si Julio sobrevivía y volvía y se encontraba con que a Sofía le había pasado algo.Sofía no tenía intención de marcharse, se volvió hacia él y le dijo—Alejandro, ¿podrías ayudarme a conseguir un poncho para la lluvia?—Señorita Sofía, ¿estás pensando en...—No podría dejarlo atrás—. Aunque mucha gente lo buscaba, Sofía seguía queriendo hacerlo personalmente¿Y si se estaban descuidando en la búsqueda? ¿Y si se les escapaba alguna pista que Julio hubiera intencionalmente dejado?Alejandro quiso detenerla, pero apareció Jaime: —Prepárala para bajar. No tenemos motivos para detenerla si quiere sacrificarse por Julio, que así sea.—Señor Jaime...—Qué pena que no le apreciara cuando aún estaba po