Poco después, el carro se detuvo a la entrada del restaurante. Rodrigo y Sofía entraron, y fue entonces cuando ella se dio cuenta de que algo no encajaba del todo perfecto. No había nadie en el restaurante, mientras sonaba en el aire una melodiosa y romántica música de piano.Hasta el más bobo podría intuir que algo no iba bien. Se giró y miró a Rodrigo.—Rodrigo, ¿tú organizaste todo esto?Sofía no estaba muy segura. Pensaba que él no era de los que se pondrían a hacer algo así.Por otro lado, solo estaba él.Rodrigo sonrió y no dijo nada. La llevó al restaurante y se sentaron a la mesa, que ya estaba preparada. Sofía estaba casi segura de que era obra de Rodrigo.Pero... ¿Qué quería decir con todo esto? Rodrigo se sentó al frente de ella Tenía una sonrisa en los labios, como de costumbre, pero Sofía se dio cuenta de que estaba nervioso. ¿Nervioso? ¿Por qué estaba tan nervioso? Un millón de preguntas surgieron en su cabeza, pero entonces Rodrigo habló, y Sofía lo entendió todo.—
Rodrigo se quedó callado al oír las palabras de Sofía. Muy, muy callado. Más Sofía no tenía prisa. No le importaba dejarle reflexionar por sí mismo. Lo mejor sería que lo entendiera de una vez por todas y con claridad.Justo en ese momento, el camarero les sirvió la comida.Sofía comió tranquilamente esperando a que Rodrigo pronunciara palabra alguna. Realmente no le daba mayor importancia a lo que acaba de suceder.Rodrigo la miraba feliz comiendo sin saber qué decir. Sofía se encogió de hombros con indiferencia y sonrió. —Puede que no haya aceptado tu declaración, pero eso no significa que tengamos que pasar hambre—. Aunque no fueran pareja, Sofía seguía confiando en el carácter de él.Sabía que no la odiaría por ello.—Sí. Puedes seguir comiendo lo que quieras. He reservado todo el restaurante— dijo Rodrigo.Pero ahora, parecía muy innecesario Independientemente de si haya tenido éxito o no, fue un alivio dejar salir dichas palabras. El resultado final de cualquier forma fue más
Sin embargo, su teléfono seguía apagado, lo que la preocupó aún más y no tuvo más remedio que llamar a Alejandro.Tardó mucho en contestar, y la ansiedad de Sofía estaba por las nubes.—¿Señorita Sofía? — Alejandro contestó.Parecía desconcertado de que Sofía le llamara.Sofía no perdió el tiempo y preguntó: —¿Dónde está Julio? ¿Por qué no contesta?Alejandro se quedó estupefacto y miró al viejo César, que negó con la cabeza: —El señor César está en una reunión. Últimamente, ha estado muy ocupado, así que me ha dejado su teléfono, probablemente sin batería.—¿Una reunión? — Sofía enarcó las cejas.Eso fue raro.—¿Cuándo va a terminar? — preguntó Sofía.Tenía que oír su voz, o no estaría tranquila.Alejandro no sabía qué hacer.Sabía que Sofía esperaría a que Julio cogiera la llamada después de su reunión, pero el problema era que nadie contestaría.Julio seguía sin aparecer.Su silencio confundió aún más a Sofía.—¿Qué? ¿No puedes decírmelo?—No, es sólo que no estoy seguro de cuándo
Sofía entendió ese razonamiento—¿Has averiguado qué le ha pasado? ¿Ha estado por el Grupo César estos dos días?—No—respondió Francisco.Sofía estaba segura de que a Julio le había pasado algo.Pero si realmente había algo, ¿por qué le mintieron Alejandro y el viejo César? ¿Tenían miedo de que ella lo filtrara a otras personas? No tenía tiempo para pensar en eso.Sofía terminó su llamada con Francisco e inmediatamente fue a reservar un boleto de avión a Guadalajara. Pero ya era tarde; el siguiente vuelo era en la mañana. Se sentía muy inquieta.Al día siguiente, Sofía y Bruno se tomaron el día libre.Aunque ella sabía que no estaba bien que estuviera ausente otro día más, cuando hacía algún tiempo que no iba a trabajar, tenía suerte de estar en el departamento de ventas y acababa de conseguir otro cliente. Tenía más libertad en ese sentido.Sofía subió al avión con destino a Guadalajara.De camino, tuvo un sueño. Una pesadilla, en realidad. Que La persiguió incluso después de desperta
El viejo César sintió un conflicto al oír lo que ella decía.Tras su divorcio, le preocupaba que Julio y Sofía siguieran caminos separados.Después, vio cómo Julio empezaba a preocuparse por Sofía y ahora hasta Sofía se preocupaba por él.El viejo César no pudo evitar alegrarse un poco al ver que el sentimiento de amor al parecer no había desparecido del todo.Tristemente, no sabían si Julio estaba aún con vidaFue una noticia cruel para Sofía.Sofía se inquietó aún más al ver lo callado que estaba.—¿Qué le ha pasado a Julio, abuelo?Ante sus insistentes preguntas, el viejo César se derrumbó y le contó lo sucedido.La noche en que Sofía había llamado a Julio, éste no había contestado porque no tenía como hacerlo.Esa noche, poco después de salir de la vieja mansión, se dio cuenta de que le seguían.Al parecer tenía un implacable acosador siguiéndole.Después, no se sabe que paso, pero el carro de Julio fue encontrado en el fondo de un acantilado.Nadie sabía lo que había ocurrido entr
—El viento es cada vez más fuerte, quizás se aproxime una tempestad, señorita Sofía. Vámonos mejor temprano. Hay gente buscándole ahí abajo—Dijo Alejandro. Sabía lo importante que era Sofía para Julio así que no podía dejar que le pasara nada, y menos ahora. O no se podría imaginar lo que pasaría si Julio sobrevivía y volvía y se encontraba con que a Sofía le había pasado algo.Sofía no tenía intención de marcharse, se volvió hacia él y le dijo—Alejandro, ¿podrías ayudarme a conseguir un poncho para la lluvia?—Señorita Sofía, ¿estás pensando en...—No podría dejarlo atrás—. Aunque mucha gente lo buscaba, Sofía seguía queriendo hacerlo personalmente¿Y si se estaban descuidando en la búsqueda? ¿Y si se les escapaba alguna pista que Julio hubiera intencionalmente dejado?Alejandro quiso detenerla, pero apareció Jaime: —Prepárala para bajar. No tenemos motivos para detenerla si quiere sacrificarse por Julio, que así sea.—Señor Jaime...—Qué pena que no le apreciara cuando aún estaba po
Lo que dijo Jaime tenía sentido.Sofía le entendía, pero no tenía ni idea de qué más podía hacer. Sólo podía intentarlo.¿Y si...? ¿Y si Julio no hubiera seguido el camino previsible y se hubiera acercado sigilosamente a tierra aprovechando la oscuridad de la noche? Cuando Jaime la vio seguir buscando, le lanzo algunos improperios y se marchó.Pero antes de llegar lejos, dio media vuelta.—¿Por cierto, María... está bien?Había perdido todo contacto con ella una vez que se trasladó al DF. Inicialmente, había planeado mudarse allí como Julio, pero no esperaba que esto sucediera.—Está bastante bien—respondió Sofía.Al menos, María le estaba yendo muy bien.La decepción brilló en los ojos de Jaime, que no podía aceptar que a María le fuera bien sin él. Cuando se trataba de María, a Sofía no le importaba decirle más a Jaime.Se levantó mirando al hombre sumido en silencio que tenía delante.—¿Acaso no has desistido ya de esa idea?—¿Por qué iba a renunciar? Es mi mujer y siempre lo será—
En la mansión César del DF, un hombre de mediana edad mira al guardaespaldas que tiene detrás.—¿Está hecho?—Sí. El objetivo está muerto, y no merece la pena preocuparse por los que quedan—respondió el guardaespaldas.El hombre asintió satisfecho.Mientras los pocos miembros influyentes de esa chusma estuvieran muertos, el resto eran simples petardos sin ninguna importancia.Aunque el viejo les diera oportunidades a manos abiertas, no serían capaces de soportarlo.—¿Ya lo sabe ese viejo decrepito? — preguntó.—Probablemente no.—Bien. Consíguete que alguien le filtre la noticia. Aplasta sus ánimos. Haz que renuncie a entregar los César a estos forasteros. ¡El Grupo César es mío!Una mirada de malicia innata apareció en su rostro.Yolanda trabajaba duro en el Grupo Sofía. Sabía que algo le había pasado a Sofía, así que tenía que esforzarse al máximo para que la empresa no molestara a Sofía.—Señorita Mora, alguien está aquí por usted.Su secretaria llamó a la puerta y entró.—¿Quién es