Maiquel
Mientras firmo unos papeles escucho un fuerte aullido y me levanto de mi silla preocupado al saber que Sebastián a lanzado ese aullido, camino hasta la puerta para luego salir y caminar a pasos rápido por el pasillo, bajo las escaleras hasta llegar a la cocina y salir al patio trasero que conecta con el bosque, escucho los paso de alguien y luego el olor de mi luna junto a Marco y su luna Alexia miro la mano de mi luna en la cual tiene una manta para Sebastián.
Observo como Orus sale del bosque, mi luna da unos pasos hasta este y coloca la manta en su lomo, Sebastián vuelve a su forma humana y se cubre con la manta, recorro su cuerpo con mi mira para verificar que no tiene ninguna herida.
—Sebastián ¿Qué pasa hijo? ¿Por qué el aullido? —Pregunto acercándome a él.
—La vi padre, —suelta y yo abro los ojos de par en
SebastiánDespués de haber conseguido todo lo necesario para encontrar a mi luna, Elena, mi padre y yo nos fuimos a la biblioteca, Elena comienza a echar todo lo que buscamos en un bol, lo mezcla y susurra algunas palabras en latín antiguo sobre este.—Dame tu mano, —pide y yo se la entrego, esta toma la daga de plata y la desliza por mi palma abriendo mi piel, jadeo por el dolor que esto provoca al ser la daga de plata.— ¿No pudiste usar otra cosa qué no sea plata? —Pregunta mi padre mientras que ella aprieta la herida para que sangre lo suficiente, toma el bol y derrama mi sangre dentro de este.—La plata es lo único puro que dejaron los Dioses en la tierra, —anuncia y suelta mi mano mientras que yo tomo una toalla que me pasa mi padre la envuelvo en mi mano para detener el sangrado y que esta comience a curar. Mi padre no responde y ella toma el bol, m
Marcio—No jodas Marcio, ¿Estás bromeando? —Cuestiona mirándome con los ojos entrecerrados mientras frunce los labios.—No estoy bromeado, —le digo tocando su rostro—Es la verdad y te la confieso porque no quiero que te alejes de mí, —susurro.—Es...a… —Gime y yo jadeo cuando me corro de nuevo—Es ¿Qué cómo puedo creer eso? —Pregunta.—Te mostraré, —anuncio y le muestro mis ojos grises para luego dejar salir mis caninos. Su cara cambia a una de emoción total que me deja confundido.—Waoo ¡Eres increíble! —Chilla llevando sus dedos a mis labios por donde sobresalen mis caninos y los tocas.—Eres extraño ¿Por qué no estas asustado? —Pregunto confundido—No quiero que te asuste pero es la reacción normal en los hum
SebastiánAcaricio el rostro de mi luna y dejo salir un suspiro al verla tan relajada, con un poco más de color aunque estoy preocupado porque lleva dos días en ese estado sin moverse, sin abrir sus hermoso ojos. Esto me tiene enojado y frustrado, enojado por no a verla cuidado como debía, se supone que es mi luna y que debo protegerla pero le falle.—Despierta mi luna, necesito escuchar tu voz y ver esos hermosos ojos que tienes, —pido besando su frente. Escucho el sonido de la puerta cuando la tocan—Adelante, —murmuro y por esta entra mi madre con una bandeja de comida.— ¿Cómo sigue? —Pregunta dejando todo en la mesita de noche y mirando a mi luna.—Igual, —respondo—Solo su color de piel ha cambiado tomando un mejor tono. —Añado porque su piel antes estaba algo amarillenta pero ahora se ve más viva
SebastiánToco la puerta del despacho de mi padre y luego escucho su voz autorizando mi pase, entro y me siento frente a él con expresión neutra.—Sebastián ¿Despertó Aurora? —Pregunta.—No... —Respondo para soltar un suspiro y pensar como le digo esto a mi padre pero debo ser directo—Una bruja apareció en mi habitación mientras toma una ducha, sentí su olor y salí de prisa hacía Aurora, —susurro este frunce el ceño.— ¿Le hizo algo? ¿Están bien?—Pregunta con su voz cargada de preocupación.—Estoy bien pero la bruja me dijo que Aurora solo le quedaban días para seguir con vida y que si quiero que ella mejore debo entregarle el libro de la inmortalidad, —suelto y su rostro se pone serio—Me pidió llevarse a Aurora y se la entregue. —
Omnisciente El ambiente en la cueva se pone tenso mientras que Sebastián gruñe enojado y Maiquel mira la escena preocupado.—Ustedes serán los testigos de esta gran hazaña, —les dice Baltasar abriendo el libro y comenzando a susurrar palabras en un idioma extraño—Una vida, por las de cinco de mi clan, —añade para continuar mientras que Sebastián intenta acercarse a ellos pero la fuerza invisible lo aleja.Maiquel y los demás vuelven a su forma lobuna y corren hacía la bruja pero son repelido, observan como esta frunce el ceño porque su hechizo esta perdiendo fuerza al ser atacada por cinco lobos.—Ataca. —Le ordena Malvina a Aarón el cual sonríe mostrando sus colmillos para correr con su velocidad vampírica y golpear con una patada el costado de Marco arrojándolo contra la pared de la cueva.
Sebastián—Te amo. —Es lo que se repite una y otra vez en mi mente hasta que más voces distorsionadas llegan a mi cabeza.—Sebastián debes despertar, —escucho que dice alguien a mi lado—Hermano ya has dormido demasiado, —murmura y logro identificar su voz es Marco—Necesito escuchar tus chistes también correr por el bosque contigo, —me dice.“Igual quiero salir a correr contigo” es lo que quiero decir pero no puedo estoy atrapado en una oscuridad y por más que quiero salir no puedo.<<—Despierta. —Es lo último que escucho antes de perder el conocimiento.(...)“Esa hermosa mujer de cabello castaño casi rubio, su piel tan blanca y sobre todo su olor tan atrayente”—Te amo Sebastián
Sebastián5 años después...Termino de arreglar los papeles que firme para remodelar la escuela de niños de la manada. Hace dos años mi padre me entrego el puesto de alfa rey en la manada según él, esto distraerá mi mente y funciona a la perfección.No tengo tiempo para nada aunque debes en cuando la extraño a mi lado, ya ni recuerdo como era su olor, se que es muy poco tiempo desde su muerte.—Ella no está muerta, —gruñe Orus—Volverá. —Añade.—Lo se pero es difícil no sentirme triste por no tenerla a mi lado, —le digo.—Debemos ser fuerte, —murmura para cerrar el enlace.Después de aquel día cuando salí corriendo al bosque triste por la perdida de mi luna
Prólogo''Ya solo faltan solo minutos para que se cumplan los cien años desde la muerte de la luna que prometió que volvería.La fría noche azota el cuerpo desnudo del alfa rey mientras que este mira la luna en espera de que sean las 12 de la noche para que al fin los cien años se cumplan''—Esperamos tu llegada, —dice mirando a la luna pero mientras el alfa espera del otro lado del mundo en Rusia para ser más específico una joven adolescente se debate entre la vida y la muerte al traer una criatura en su vientre.—Samantha vamos tu puedes. —Incita la doctora preocupada por su paciente la cual cada segun