HELLEN—Ven aquí niña linda, muchas gracias por devolverle la vida a mi hijo. Siento los brazos del padre de Bennett y aunque sienta que no me lo merezco me reconfortan porque ha sido una de las personas que más me ha apoyado desde que llegue aquí, ninguno se ha horrorizado por saber qué mamá se suicidio y eso hace que siga descubriendo por primera vez cosas que yo nunca antes conocí, el amor, la amistad, la compresión, la familia y sobre la tremenda necesidad que ha nacido en mi desde que este bebé crece en mi vientre que ya no es de alquiler, es donde está mi hijo. —¿Cree que seré una buena madre?.—Se que hay algo más Hellen— sus palabras me toman por sorpresa— pero déjame decirte que nuestros errores no definen nuestra vida para siempre, depende de nosotros cambiar o seguir en ellos. —Yo nunca creí que podría cambiar porque ante lo que me pasó, no veía nada malo, nunca me he visto como una víctima pero sí como una persona egoísta incapaz de querer a alguien que no sea yo misma,
SANDRA— Papá que bueno que viniste, me he sentido tan sola.—Tranquila, todo está bien— siento los brazos de papá que me dan el consuelo que tanto necesito. —¿Realmente está todo bien?, Dios extraño tanto a Bennett— suspiró con dolor— he hecho todo lo que me has dicho, me he alejado de él pero te juro que quiero regresar, después de todo el si vino por mi. —Eso es una tontería— me grita y me asusta porque estaba siendo muy pacífico— mi niña, no me alteres, por favor entiende que yo sé porque hago las cosas. —Tengo miedo. —No tienes porque, Bennett aún no acepta al bebé del todo y eso es algo que no puede pasar, esa mujer sigue viviendo en la casa que le dieron, es muy aplicada con sus acciones, el embarazo va bien— me entrega una ecografía que me duele ver porque mis embarazos nunca fueron tan adelantados.—Cuando Bennett llegó me dijo que amaba al bebé, que si lo quería y no mencionó a Hellen. —Porque no le importa— toma mi cara con cariño, como antes nunca lo había hecho— somo
Hellen—No lo quiero, lo amo, él me enseñó lo que es tener y sentir amor, igual que tú. —¿A mí también me amas?. —Mucho, más que a mí vida. —Pero por tu culpa él nos dejó, por tus mentiras, porque eres una asesina y yo no quiero tener una madre asesina como tú, Sandra es mi mamá, a ti no te quiero, mi papá nos dejó por tu culpa, eres mala, una asesina, te odio, ¡Te odio!. —No, no no me digas eso, mi amor por favor, no te vayas, ¡No!, !No! !No!... —Hellen, mi amor, hey estoy aquí, despierta mi amor por favor, respira, estoy aquí. —Mi hijo no me quiere, me odia, Bennett se fue.—No, yo estoy aquí— siento sus brazos y miró sus ojos sin entender aún dónde estoy pero no dejo de temblar— mi hijo me odia, él me lo dijo.—No, mi amor escúchame, fue una pesadilla— su mano en mi pecho me hace ver qué estamos en la habitación de la casa— el bebé no te odia, es nuestro hijo, te ama y está aquí— toca mi barriga grande y lloro mas fuerte— igual que yo, ambos estamos aquí. —Fue horrible, no t
HELLEN—Mi amor me emociona muchísimo pero creo que hemos comprado muchas cosas. —Has comprado docena de libros sobre maternidad, que es un poco de juguetes, ropa y estás bellezas que aún no puedo creer le vayan a quedar a una persona. Nos reímos viendo todo lo que Bennett y admito también yo nos hemos vuelto locos comprando, por cada paso hay un mundo nuevo referente a cosas de bebés y es hermoso ver cómo esas cositas llamados zapatos le pueden entrar a un ser humano, he pasado una mañana espectacular aun con todo y que el niño realmente me haga caminar como un pingüino, la barriga me pesa pero soy inmensamente feliz de caminar así. El clima de Francia es perfecto, no hace frío pero corre una brisa fresca que me mueve el cabello y el vestido largo color marfil que Bennett me escogió porque según él después digo que todo me queda mal pero no es para tanto, tengo 8 meses de embarazo, mi cuerpo sigue cambiando y a mi vanidosa de antes le importaría pero a mí no, yo soy feliz caminand
HELLEN—Bennett por favor escúchame, yo te quería decir. —¡No la toquen! está embarazada— Escuchó al hombre que amo y me mira con rabia y al mismo tiempo con la pena que nos lastima a los dos, yo sabía que tenía que decir la verdad pero el miedo me ganó y ahora estoy pagando las consecuencias. Mi barriga duele y el corazón más, los oficiales vienen hacia mi pero Bennett no deja que me toquen, los que están preguntan que pasa mientras Dennis me mira con asco gritando cosas que él no sabía pero entiendo que esto es obra de James Smith, deje que el demonio se acercara a nosotros y el amor me cegó al punto de pensar que ese infeliz se quedaría tranquilo. —Mi amor. —Dime que es mentira— sus manos me agarran con fuerza— esto tiene que ser un maldito error— sigue y sus lágrimas me arden— tú no eres una asesina, este hombre… Se queda en silencio unos segundos mirando al infeliz que me está destrozando la vida alejando su calor de mi cayendo en cuenta de muchas cosas. —¿No es mentira no
BENNETT —¿Cómo pude haber sido tan estúpido?. —No digas eso. —¡Es la verdad abuela!, ella es una mentirosa, toda ella es una mentira y creeme que ahora que se me cae la maldita venda de los ojos entiendo tantas cosas, ellos siempre fueron cómplices. Y juro que no lo puedo creer, quiero vomitar pero eso es fácil, arrancarme el alma por amar a quien no debo no lo es. La situación es una que jamás imaginé y es por eso que siempre he tratado ser un hombre ordenado pero me comporte como un adolescente queriendo tener todo lo que antes no tenía y ahora pago las consecuencias de mis errores, antes me convencía que el tiempo no era importante y ahora odio cada segundo en que me enamore de ella creyendo que nuestro hijo la estaba ayudando a ser una mujer persona pero no es así. —Nunca fue así— me siento idiota cuando leo los documentos que son ensuciados con mis lágrimas— fraude, estafas desde los 16 años— delitos pero nada como los que siguen. Los ojos y el corazón se me salen leyendo
NICOLÁS—Esto es una locura, maldita sea el peor error de mi vida. —Si no lo hacemos, Smith nos va a matar. —¿Y crees que Bennett no?. Le pregunto al estúpido de Renaud mientras vemos la camioneta que finalmente ha sacado de la delegación al maldito de James Smith. Mi colega y cómplice ha sido el médico que yo recomendé para Bennett y Hellen, un hombre sin escrúpulos ni ética al igual que yo pero sin justificar mis actos aún más siniestro. —¿Estás seguro que su embarazo ha estado bien?— llevamos a Hellen que está dormida por los pasillos— ella no puede dar a luz en una comisaría. —¡Ya cállate!— me grita el francés— deja de mirar a esta mujer con pena, está es una de tantas que sabe cómo es el negocio, ¿es un vientre de alquiler o no?.—Ella cambió y Bennett es mi amigo. Juro que la conciencia me está matando, Bennett ha añorado una familia y yo lo conozco desde antes de Sandra, me ofreció su amistad sincera mientras yo siempre envidie no solo su dinero y prestigio si no también
HELLEN—No, no no dámelo— suplico estirando los brazos, cansada y sola— déjame verlo. Siento que las lágrimas me caen mezclando la sal en mi boca seca, tanto como el corazón que se me rompe porque me duele todo pero no tanto como haber traído a un ser humano al mundo, a mi hijo, al que esté maldito no me deja cargar—¡Me duele!— siento punzadas en las caderas— déjame ver a mi hijo te lo ruego. Grito sintiendo lastima por mi y dolor por el bebé que he expuesto a esta situación gracias a mi pasado y mis mentiras, mirar a Nicolás me provoca náuseas, rabia por no poder defenderme y veo que mi barriga sigue estando grande confirmando aún más dolor y pánico que es verdad, son dos bebés. —Mis hijos— sollozo sintiendo que me quiero morir— dame a mi niño— lo escuchó llorar y mi corazón late más fuerte— ¡Dame a mi hijo!. Grito, peleó como puedo pero duele mucho, la cara de ese hombre al que mate y el olor de sangre vienen a mi mente y quisiera que sea Nicolás el que esté muerto, la traición