Alice gritaba y suplicaba para que Isaac dejará en paz a su bebé, pero él solo se reía. Disfrutaba de aquella situación sin importarse con todas las amenazas que le hacía Scott. Isaac sonrió con malicia mirándolo, mientras acariciaba el rostro de Alice. –Tranquila hermanita, esto no te va a matar. Después de tu primer aborto lo único que podría suceder es que te quedes estéril para el resto de tu vida, pero eso tampoco me vendría mal. Niños nacidos del incesto no suelen salir bien, sabes. –Se burló y Alice le escupió en la cara, mientras que los ojos de Scott captaron un movimiento que le permitió volver respirar con tranquilidad. Isaac comenzó a preparar las dosis necesarias para provocar un aborto en Alice con el misoprostol, pero de repente ver a Scott mirándolo tan fijamente y callado le inquietó. –Te veo muy tranquilo Hoffman, ¿Ya has aceptado tu muerte y la de tu hijo? – Isaac preguntó con desconfianza. –No soy un monstruo como tú. –Scott miró de reojo a la ventana, pero Isaa
Scott sentía que era la noche más oscura de su vida, una oscuridad que necesitaba afrontar para llegar a la luz. Era el final de una pesadilla y el principio de un sueño,de una vida en paz, pero para llegar a ella era necesario un sacrificio, uno que estaba más que dispuesto a pagar. Seis coches formaban la caravana que atravesaron la entrada de una granja durante la madrugada. Scott iba en el tercer coche, no podía explicar como había llegado hasta allí porque solo estaba centrado en seguir al que iba delante, el que llevaba a Isaac en su maletero. Aparcaron los coches, al bajar Scott se llevó la mano a la nariz, el lugar olía asquerosamente mal. Algo normal tratándose de una granja de cerdos. Scott se sentó sobre el capó de su coche para observar como sacaban a Isaac de uno de los maleteros. Víktor se sentó a su lado para hacer lo mismo. Pitt arrastró a Isaac y lo puso de rodillas delante de los dos. –¡¡¿Una granja de cerdos?!!¡Qué original! – El senador se burló lleno de satis
Semanas después. Alice fue al jardín de su casa para ver como estaban sus hijos, aunque supuestamente estarían bajo el cuidado de su padre y del tío Víktor, por si acaso era mejor estar pendiente de los cuatro “niños”. Nada más llegar se llevó el primer susto. Solo podía ver la cabecita de los niños asomándose detrás de los sillones que había en el jardín, pero no había rastro de Scott y Víktor por ninguna parte. Se acercó rápidamente y al dar la vuelta al sillón se quedó atónita con la imagen que tenía delante. El padre de sus hijos y el tío mafioso estaban tumbados en el suelo sin camiseta, mientras que los niños llenaban sus torsos con pinturas, todo estaba hecho un caos. –¡¿SE PUEDE SABER QUÉ SIGNIFICA ESTO?!–Alice preguntó visiblemente molesta llevando sus manos a las caderas, observando a los dos tatuados desde arriba. –Según nuestro hijo, los tatuajes no son bonitos porque no tienen color, así que los están pintando a su gusto. –Contestó con satisfacción. –Scott, hay pin
Alice entró a una hermosa tienda en el centro de Griffin. Estaba decorada con colores pasteles y flores, era muy iluminada con diversos espejos que decoraban las parades. Detrás del mostrador estaba Meghan que al ver a la chica se sorprendió gratamente. –La tienda es preciosa Meghan, ya había escuchado hablar de ella, pero es la primera vez que entro. –Alice habló mirando alrededor maravillada. –Fue un regalo de Scott. Aunque mi vocación es la enfermería siempre he querido trabajar con productos de cosmética. Hacer que las mujeres se sientan bien en su propia piel y con productos totalmente naturales es una experiencia maravillosa. –Meghan le explicó orgullosa. Estuvieron hablando sobre el antiguo trabajo de Meghan en el hospital y que ahora ayudaba como voluntaria cuando la necesitaban. Le enseñó varios productos para la piel que olían de maravilla y Alice le confesó que ya tenía unos cuantos que Candy se encargaba de comprar para ella. Meghan también le confesó a su nuera el deseo
Cuatro meses después. Boris salió de la refinería acompañado de Scott, seguían pendientes de la expansión que estaba casi terminando y solo quedaban los últimos detalles. –Nuestro equipo ya tiene todo preparado para el nuevo juicio por la muerte de Wallace, así que debes estar preparado. Sé que con el embarazo de Alice no has tenido mucho tiempo para pensar en nada más, pero es importante. –Young lo aconsejó viendo como se pasaba la mano por el cabello despeinándose. –¿De verdad crees que servirá de algo? –Scott le preguntó incrédulo. –Por supuesto que sí, no es lo mismo una condena por asesinato en segundo grado que por agresión y cómplice de asesinato. Ten un poco de fe, te aseguro que todo saldrá bien. La jueza también tendrá en cuenta los años que has pasado en la cárcel. Te prometo que tendrás tu total libertad, como mucho un año más deberás cumplir y después serás libre como un pajarito. –Lo animó su abogado y amigo. –¿A dónde vamos ahora? –Al centro, Alice lleva allí todo
Los primeros tres meses de Kilian habían sido más que suficientes para revolucionar la vida de la joven pareja. Scott estaba enamorado de su pequeño de piel morena y enormes ojos azules, que cada vez se veían más claros. Era un niño tan hermoso como su padre, pero demostraba tener el genio implacable de su madre. Alice disfrutaba de su adorable familia. Una mañana Daniel la despertó de la mejor forma posible, llamándola “mamá”. Estaba muerta de sueño, pero aun así fue el mejor despertar de su vida, aunque fueran las seis de la mañana y su hijo mayor quería tortitas, y Kilian apenas había permitido a sus padres cerrar los ojos durante la madrugada. Cada noche cuando Kilian no dormía sobre el pecho de Scott, dormía en su cunita pegada a la cama de Daniel, que se negaba rotundamente a dormir lejos de su hermano, y la pequeña Martha seguía su ejemplo. Eran muy protectores con el pequeño de la familia. Rodeados de niños todo el día, los momentos más íntimos para la pareja ahora servían pa
Un año después –¡¡¡Eres un maldit0 mentiroso Hoffman!!!–Alice gritó casi acertando en la cabeza de Scott con el plato que había agarrado de la mesa más cercana. –¡¡¡Me habías asegurado que iríamos a Santorini, y que solo haríamos una parada romántica en Paris por unas horas para dar un paseo!!!–Lo acusó tirando copas contra las paredes. Scott se agachaba para no perder una parte de su cuerpo en medio de aquella batalla campal, donde su esposa era la que estaba ganando. Había vuelto a reservar un restaurante entero para ellos dos, pero esta vez había ido más lejos. Reservó el mismísimo Le Jules Verne, el restaurante de la Torre Eiffel para estar con su esposa. –¡¡Eres un infeliz mentiroso!!¡¡No te bastó con esperarme en el altar vestido con una chaqueta de cuero!! –Te has enamorado de un motero, y te has casado con uno. Confiesa que estaba hermoso. Yo soy lindo hasta desnudo, bueno sin ropa soy irresistible. –Bromeó viendo como su mujer parecía desear llegar hasta él, para retorcer
Veintitrés años después.–Te está quedando muy bonito doctor Hoffman. –Dorinda entró a lo que sería la consulta de Daniel en el centro y lo vio girarse para verla con una bonita sonrisa en su rostro. –Me parece increíble el trabajo que estás haciendo aquí con estas mujeres. –Necesitan toda la ayuda necesaria para seguir adelante, y también los niños. La salud mental es algo muy importante, aunque se siga creyendo lo contrario. –Contestó con satisfacción, dio la vuelta a la mesa y se apoyó en ella delante de Dorinda. –¿Y tú, qué tal llevas tu nuevo puesto de presidenta en el centro?–Estoy inmensamente feliz, sobre todo porque ya se acabaron los encuentros clandestinos en el almacén entre nuestra querida Candy y el tío Pitt. Aunque todavía me cuesta entender porqué lo hacían, ya que viven bajo el mismo techo.–Algunos disfrutamos haciendo locuras por amor. –Afirmó encogiéndose de hombros con una sonrisa maliciosa. – Yo soy capaz de todo por ti.–Ya no me quedan dudas de ello, sé perfe