Narrador:
- Franco, cariño, ¿dónde has estado?, me tenías preocupada- Perdona, abuela, se me pasó llamarte, estamos con Victoria en la casa de campo, necesito unos días de vacaciones- ¿Con Victoria allí?- Sí, con Victoria, ¿por qué?- Nunca has llevado a nadie a la casa de campo, señal de que vas en serio con esa chica- Te dije que era serio lo mío con Victoria- Sabía que te gustaba, se te nota, pero no pensé que para tanto- Pues fíjate que sí, lamento si estropeé tus planes de casarme con alguna de las chicas de la alta sociedad- Yo solo quiero tu bien- No, tú quieres lo que consideras mi bien, no lo que realmente es- Ya veo que estás de mal humor, Franco – la anciana miró hacia todos lados – a propósito, ¿Dónde est&aNarrador:Victoria tenía claro cuál era su papel en la vida de Franco, ella era una empleada, por llamarlo de alguna manera. Sabía que no podía darse el lujo de tener ningún tipo de sentimientos para con él. Ya que nunca se fijaría en ella, eso era seguro. Él era un hombre al que le gustaban otro tipo de mujeres, y más allá de los juegos que pudiera tener con ella, no quería nada real. Si bien sabía todo esto, no dejaba de dolerle alguna cosa, o más bien todas- Si bien el acuerdo que tenemos tu y yo no contempla una compromiso, podemos hacerlo – ella tragó saliva – claro que mi tarifa va a subir- ¿Tarifa?, ahora eres tú quien se equipara con una prostituta- Es que en cierta manera lo soy, y por un precio justo puedes probar la mercadería para que veas que no está defectuosaAl decir eso ac
Narrador:La mañana había llegado y con ella el nuevo día. Victoria abrió los ojos y miró al otro lado de la cama, estaba sin tocar, señal de que Franco no había estado allí. Se desperezó y se sentó, al mirar hacia el sofá, lo vio allí, durmiendo aún. Había estado tan exhausta de llorar que al dormirse lo hizo de una manera tan profunda que no se percató cuando él había vuelto al dormitorio, y mucho menos acostarse en el sillón. Él también se desperezó y lo primero que hizo fue mirar hacia la cama donde se encontró que ella estaba sentada mirándolo fijamente.- Buenos días, chiquilla- Buenos días, FrancoÉl se levantó y se sentó en la cama frente a ella- ¿Estamos bien?- Dímelo tú, que eres el que tienes esas acti
Franco:Decirle a Andrés sobre el contrato que tenemos con Victoria, fue una estupidez. No sé porque lo hice. Estaba mal, enojado por lo que Victoria me hacía sentir. Tampoco sé porque le dije del compromiso, no es necesario, yo puedo alargar este noviazgo de forma indefinida sin tener que dar el siguiente paso.¿Por qué lo hice entonces?Tenía la necesidad de tenerla cada vez bajo mi dominio, que se sometiera a mí hasta en los más mínimos caprichos que se me ocurrieran.Andrés me dijo que ella está enamorada de mí, eso me perturba bastante, pues no quiero que me ame, quiero que se someta. Esto es un juego para mí, uno que me gusta aunque por momentos me tense.Pensé en romper el contrato pero no puedo, o, en el fondo, en realidad romperlo es lo que no quiero.- Mejor así, no sé si al final lo habrá &ndas
Narrador:Victoria se mostraba muy distante de Franco, se acercaba a él, solo cuando estaban los padres de Andrés presentes, pero luego no, siquiera en presencia del mismo Andrés, se mostraba cariñosa ni complaciente. Se sirvió una taza de té y se sentó en la banca fuera de la casa. Andrés se acercó a ella- ¿Puedo? – preguntó señalando la banca, Victoria lo miró con indiferencia- Es tu casa, puedes hacer lo que te plazca- Anda, no seas tan antipática conmigo que yo no te he hecho nada- No, pero tampoco me apetece ser amable en este momento, así que mejor te vas y me dejas sola – de todas formas, Andrés se sentó junto a ella- Debes estar muy enojada, pues no te pareces en nada a la chiquilla que llego hace un par de días – Victoria dejó de mirarlo y se concentró en el p
Victoria:¿En qué estaba pensando cuando le dije de hablar?, en realidad no tenía que tocar ningún tema importante con él, solo quería pasar un rato a su lado como si nada de lo anterior hubiera pasado, necesitaba llevarme ese recuerdo de la casa de campo. Cuando me tendió la mano solo se la tome, entrelazando mis dedos con los suyos. Adoré ese trecho que hicimos en silencio, pues éramos solo él y yo, junto al paisaje. Fue un momento de una intimidad hermosa. Hasta que llegamos al enorme árbol, plantado en el medio de la nada, y me contó su primer experiencia sexual. Debo reconocer que, aunque me intimidó un poco el desenfado con el que me lo contó, me sentí un poco celosa de esa prima suya. Pues desde que lo conozco sueño con besarlo. Pero sentir su cercanía y, aunque lo nuestro fuera de fantasía, decirme que era la elegida, me
Narrador:Alberta María de Angelis, más conocida como Doña Berta, estaba por demás emocionada con la noticia de que su nieto mayor iba a comprometerse y a continuación casarse, que era lo más anhelado por ella en los últimos años. Esa mañana se lo había confirmado la novia en cuestión. Para la anciana era un acontecimiento que había que llevar a cabo por todo lo alto.- Luciano, ven aquí, mi cielo, que tengo una excelente noticia – le gritó, al ver a Luciano cruzar el salón rumbo a la puerta de calle.- ¿Qué sucede, abuela? - dijo su nieto menor, volviendo en sus pasos y sentándose a su lado en el sofá- Franco se casaLuciano, que sabía del contrato, no podía creer lo que acababa de oír. Sus ojos parecían que se iban a salir de sus cuencas.- Pero
Narrador:Franco y Victoria ya estaban a punto de llegar a la mansión. Sabían que les tocaba vivir días muy intensos.- Sabes que la abuela estará muy acelerada – dijo Franco mientras colocaba la mano sobre la rodilla de Victoria, ella le puso la suya arriba y se la aprisionó- Lo sé, lo sé – Franco detuvo el coche- Mira, si no estás segura, si quieres que lo echemos para atrás, fingimos una discusión y pronto, lo aplazamos indefinidamente.- Franco, no te preocupes, estaré bienSe acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, pero muy cerca de la comisura de los labios. Ella se sonrojó- Adoro cuando te sonrojas – sonrió y continuo el viajeAl llegar a la mansión se encontraron con la sorpresa de que no había nadie, solo la servidumbre. Rebeca salió a su encuentro- Bi
Narrador:- Ya no quiero comer nada más- Tienes que comer, últimamente estás comiendo muy poco- Es que vivo con el estómago hecho un nudo marinero, y todo te lo debo a ti.- Vic, no seas injusta- ¿Tú me hablas de justicia? ¡Pero por favor, Franco!- Mira, hablemos mañana más tranquilos, que verás todo con más claridad y allí…Tres tímidos golpecitos en la puerta interrumpieron el discurso- Disculpa, Franco. Vino Carla, le dije que estabas descansando ya, pero insistió y no pude correrla.- Gracias, Rebeca, ya bajo- Está en tu habitación, disculpa, no lo pude evitar.Franco le dirigió una sutil mirada a Victoria deseando que no hubiera escuchado ésto último, pero los ojos de la joven revelaban lo contrario- Ok, Rebeca, ya voy, no te preocupes. Vete a descans