Una luz tenue se filtraba por la ventana cuando ella se despertó y notó que eran casi las nueve, a su lado Felipe dormía sereno, habían pasado una velada increíble...buena música, comida rica, unos vinos y muy buena compañía. Cada minuto pasado a su lado estos dos días habían sido un regalo del universo para ella... Ahora, solo faltaba completar el círculo, esperaba el momento adecuado para hablar con él. Ella estaba segura que esta vez el amor estaba triunfando.

Sergio llamó a la puerta, había llegado antes de medianoche cansado y solo los acompañó un rato.

-Leja, puedo pasar...necesito hablarte.

Alejandra cubrió a Felipe y se puso el kimono... los vinos habían causado su efecto y la noche había sido borrascosa.

-Pasa Checho -El chico entró y lo miró con disgusto.

-No sé que le ves a ese wey ¿se están protegiendo? porque andan como liebres. ¡No quiero más sobrinos y menos de él! -Alejandra lo miró con reprobación.

-¡Ssshhhh! ¿Qué quieres decirme?

-Revisa el teléfono, te mandé algo que