Reviso a Luz en su habitación y me preparo para dormir. No tengo sueño, sé que no debo beber antes de dormir pero realmente se me antojó. Dejo de respirar cuando escucho un ruido dentro de la casa. Aguzo el oído tratando de escuchar y no oigo nada. Me acuesto pero me incorporo rápidamente cuando escucho algo otra vez. Definitivamente hay alguien en mi casa. Tomo mi teléfono y me paso a la habitación de Luz por la puerta que comunica nuestros cuartos. Cuando nos mudamos de casa, mandé a hacer estas puertas, una que comunica también con la habitación de Javier. Mi habitación está en medio de ambas y puedo entrar a sus cuartos sin salir al pasillo y ellos pueden hacer lo mismo. La cierro muy bien y verifico que su puerta esté bien cerrada. Me pego a la puerta y trato de escuchar. Oigo ruidos. Si algo no entiendo de las películas de suspenso es por qué la gente va hacia donde están los ruidos. Yo me encierro muy bien en la habitación y llamo a emergencias. Bloqueo ambas puertas con las
Un par de brazos me alejan del cuerpo de Jorge. No puedo ver ni escuchar nada. Todo está tan borroso. Alguien me abraza pero no volteo a ver. No puedo dejar de mirar su rostro. Siento sus ojos clavados en mi. Alguien lo cubre con una sábana. Me jalan escaleras abajo. Me hacen preguntas. No puedo responder. Siento sus ojos sobre mi. Comienzo a llorar descontroladamente. No puedo más. Me derrumbo. Alguien me guía al sofá. Cubro mi rostro con las manos y sigo llorando. El ruido. No soporto el ruido. Cubro mis oídos. No puedo ver. Las lágrimas no lo permiten. Cubro mi rostro. Quiero gritar. No sale nada de mi boca. Quiero que salgan todos de mi casa. Quiero ir con él. Estar con él. Yo lo maté. Yo lo maté. Grito. Alguien me sujeta. Inmovilizan mi brazo. Siento un piquete y dejo de sentir. Todo se va apagando. Las luces. Los ruidos. La gente. Su mirada. Sus ojos. Sus ojos sobre mi. Todo se pone negro. Me recuestan en el sofá y los ojos de Jorge me persiguen. Me persiguen. Me pers…***Me d
Sentada frente a la ventana observo a la gente pasar. Los paisajes nocturnos siempre fueron mis favoritos. A mi lado, Javier le da un sorbo ruidoso a su limonada y Luz lo imita. Giro la cabeza para verlos. Mis pequeños. Sonrío cuando Javier me mira. Luz no se queda atrás y hace lo mismo. Un auto se detiene justo frente a la casa y mis suegros bajan con las manos llenas de platos de comida. Otro auto llega y Andy baja con un pastel, por un costado, Julián aparece con las manos llenas de viandas, de la nada, muchas personas comienzan a llegar, todas con comida, mucha comida. Me levanto sorprendida por la cantidad de gente que llega. Mucha que ni siquiera conozco. Personas que no había visto en mi vida llegan sonrientes a casa y me saludan con la mano. La casa se llena de extraños que llegan de todas partes. Apenas se puede caminar. La casa está abarrotada de gente por doquier que extienden su mano tratando de tocarme. Comienzo a sentir una opresión en el pecho. Busco con la mirada
Cuando María me dijo - sólo sácame de aquí - no pensé que todo fuera a ser tan difícil de ahí en adelante. Obviamente estaba completamente en shock. Cuando Andy nos abrió la puerta de su casa, María entró como autómata sin un rumbo ni una idea de qué hacer. Andy la guía a la habitación y la ayuda a acostarse. Mientras espero que Andy regrese me lavo con intensidad las manos, otra vez. No puedo quitarme este olor, este maldito olor a sangre. - Cómo estás? - Andy, esa amiga fiel y verdadera que puede ver el panorama completo, siempre con las preguntas precisas. - Lo, lo maté Andy. Asesiné a un hombre. Maté al esposo de María - tengo los nervios crispados. Me froto las sienes tratando de borrar todos los recuerdos de esta noche pero el sonido sordo del disparo y el aroma a sangre me persiguen con insistencia. - Fue un accidente Julián, no es tu culpa, solo te estabas defendiendo - Andy me abraza y hundo mi cabeza en el hueco de su hombro y su cuello, ella aprieta el abrazo y respira
Saber que fui incapaz de ver por mis hijos y su bienestar me dolió en el alma. Siempre critiqué a esas mujeres que se quejaban de no tener tiempo para estar con sus hijos o de estar deprimidas por quien sabe qué razón. Pero lo cierto es que uno juzga sin saber el infierno por el que están pasando o lo que las orilla a hacer o dejar de hacer ciertas cosas. Yo fui una de ellas. La depresión obnubiló todo mi ser y perdí de vista lo más importante de mi vida. Y no es que no pensara en ellos, no; es solo que pensaba que estaban bien, que yo era la que estaba mal y que era mejor encerrarme en mi misma antes que contagiarlos con mi forma de sentir en ese momento. No lo sé. Quizás solo lo estoy evadiendo y realmente nunca pensé en ellos. Hasta que Megan me dijo que Javier se fue porque yo era incapaz en ese momento de ver por ellos, me cayó finalmente el veinte de mi estado. Sí, me sigo deprimiendo a veces, sí, la culpa sigue visitándome ocasionalmente pero ya no, nunca más dejaré a mis hij
Querida María:Doce años pasaron y todavía deseo poder regresar el tiempo hasta aquel día en que te abandoné. Fui tan estúpido al elegir el éxito profesional antes que mi amor por ti, arrogante al no decirte que te amaba y que quería que fueras mi esposa e ingenuo al creer que me estarías esperando. Recuerdo cada momento desde que te vi por primera vez y me robaste el aliento con tu frescura y tu belleza; nos recuerdo compartiendo nuestro café matutino, nos recuerdo caminando juntos en el parque en un hermoso día y ver tu mano tomada de la mía que me aseguraba que no debía preocuparme de nada porque nuestra vida era buena, recuerdo el día que, de pie a través de un cristal, vi un anillo tan deslumbrante como tú y supe en ese instante que quería pasar el resto de mis días contigo. Sí, te iba a pedir que te casaras conmigo, estaba a punto de hacerlo cuando surgió la oferta de trabajo. El destino me puso una cruel prueba y yo fallé rotundamente movido por un impulso egoísta que me sacó
Observo a Julián. El amor de mi vida, el hombre que más amé y por el que estaba dispuesta a todo. En algún momento pensé que nuestro destino era estar juntos para siempre. Sin embargo, a veces la vida te acomoda en un lugar diferente y así tienes que seguir. Me quedo perdida en mis pensamientos mientras los niños chapotean en la orilla del mar con Julián. Julián, que dice amarme, que ha demostrado amarme a pesar de todo. Verlo junto a mis hijos llena mi corazón de alegría. Pero no es lo que quiero. No en este momento. Lo amé con todo mi corazón y durante muchos años añoré su regreso. Pero justo ahora, mi corazón no está para albergar sentimientos de amor romántico hacia otra persona, ni siquiera hacia Julián. Son muchas cosas las que me ocupan y ese tipo de amor no está entre mis prioridades. Definitivamente, su regreso fue algo bueno. Si no lo hubiera hecho, mi hijo seguiría atrapado en una relación abusiva con el hombre que decía amarlo como hijo. Cómo no lo vi? Realmente no lo v
No puedo parar de reír. Me sujeto el estómago con ambas manos pues ya comienza a dolerme. Julián también ríe. - De dónde sacaste eso? - digo tratando de contener la risa que amenaza con salir nuevamente. - Solo quería aligerar un poco el ambiente - él también se sujeta el estómago. Coloco el dedo índice sobre los labios para indicarle que debemos guardar silencio. - Los niños, podemos despertarlos - le digo en un susurro. Julian se tapa la boca y poco a poco vamos recobrando la compostura. - Ojalá todo fuera así de sencillo - digo ya sin atisbos de risa. - No tiene por qué ser complicado, María. -- Un nuevo recuerdo, una nueva vida y para adelante. Se dice tan fácil, pero no lo es, al menos no para mí. - - Hace doce años, Javier me sacó del letargo en el que estaba y ahora, nuevamente, fueron mis hijos quienes lograron hacerlo. Sí es complicado Julián, Sabes por qué? -- Por qué? - - Por que a mi me toma más tiempo sanar. Porque no puedo simplemente almacenar lo vivido como