Capítulo 40

—Soy Ian, tu novio— dije tratando de no perder la calma esto me había tomado por sorpresa.

—Vete, yo no tengo novio— me arrojó el libro que por una milésima de segundo logré esquivar.

—Cálmate, te puedo explicar.

—No, vete— en un momento intentó correr hacia las escaleras, pero la logré tomar de un brazo acercándola hacia a mí en un fuerte abrazo, ella se quedó inmóvil por unos segundos.

Me desprendí de ella y sus ojos estaban en los míos rogué

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