Crescendo

El camino a donde iba era sinuoso, las copas de los árboles espesos. Los rayos del sol apenas lograban penetrar por las agujas de los pinos que silbaban por el viento, todo el lugar era verde y pacífico, más adelante había una luz que podría describir como celestial. «Daniell» es lo que mi corazón decía.

Vestía como para un funeral y llevaba un ramo de rosas rojas, pero estaba descalza, caminé siguiendo aquella luz, quería pertenecer a ella, por más que caminé hasta que me sangraron los pies, no pude alcanzarla. Después, toda luz se convirtió en una oscuridad sofocante. Miré a todos lados esperando encontrar a un ángel o a un demonio, era más probable la segunda, hojarasca era fría y húmeda, no quería toparme con algo desagradable.

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