Al escuchar el disparo, mi cuerpo se tensa de inmediato. Instintivamente, trato de moverme, sintiendo alivio al no notar que la bala no me ha rozado. Mi mirada se dirige rápidamente hacia donde Isabella ha caído. Con un golpe fuerte, pateé la silla a la que estaba amarrada, espero que el impacto de la caída no la haya lastimado.Observo a Isabella con los ojos llenos de angustia, pero su preocupación se disipa al ver que estoy a salvo. Mi atención regresa hacia Ericka, que yace en posición fetal en el suelo. No la escucho quejarse, pero puedo ver que sigue moviéndose, lo cual me genera cierto alivio.Reynolds se acerca sigilosamente por un costado de nuestra ubicación. Puedo ver cómo entra a través de una pequeña puerta, aun sosteniendo el arma en su mano. Con un movimiento de su pie, empuja el arma que Ericka tenía y la aleja de su alcance. Ericka sigue en el suelo, hecha un ovillo. Mientras tanto, Dalton, toma su teléfono, comienza a pedir ayuda médica para Ericka y también llama a
El doctor me acompaña a recepción, dónde me indican para que firme, mientras terminan de colocarle a Isabella, vía intravenosa, el suero para hidratarla. Luego, me acompaña de vuelta a la habitación donde está ella, quien me espera en una silla de ruedas. Isabella me ve, y me sonríe con dulzura. Yo me acerco a ella, y le doy un beso en la mejilla.—. ¿Podemos irnos ya?— Sí, podemos irnos — le digo —. El doctor nos ha dado el alta. Nos despedimos y salimos del hospital. Subimos al coche, y nos dirigimos a nuestro departamento, un lugar donde ella pueda sentirse segura y cómoda. Para evitar exponerla a cualquier situación estresante adicional, le pido tanto a mis padres como a los suyos que se reúnan en nuestro hogar en lugar de desplazar a Isabella de un lado a otro. Quiero asegurarme de que tenga la oportunidad de descansar y recuperarse sin agregar más presión o incomodidad a su situación actual.Por otro lado, me preocupa cómo manejar la situación con Ericka. Afortunadamente, el d
Finalmente, después de todas las pruebas y tribulaciones que he enfrentado desde mi regreso a Estados Unidos, estar nuevamente a salvo con mi familia y con Adrien me llena de una tranquilidad y protección reconfortante. Parece que ha pasado una eternidad desde que me encontré en medio de la tormenta desencadenada por esa mujer que parecía obstaculizar nuestra felicidad en cada paso que dábamos. Sin embargo, ahora puedo respirar aliviada, sabiendo que hemos superado sus destructivas artimañas y que podemos mirar hacia el futuro con mayor esperanza. Nada puede desvanecer el vínculo entre Adrien y yo, pues hemos demostrado que nuestro amor es más fuerte que cualquier adversidad.Adrien me ha informado que en pocos días tendremos que comparecer ante el tribunal para testificar en el caso contra Ericka y Ryan, quienes son directamente responsables de los numerosos problemas y contratiempos que hemos enfrentado. La mera mención de sus nombres me llena de indignación, recordando todo el daño
Me besa con infinita ternura, y en ese cálido contacto mis labios liberan un gemido incontenible. Este anhelado reencuentro llega después de que el accidente nos mantuviera separados, sin poder hacer el amor, por un tiempo prolongado. En toda esa desesperante espera, el deseo se acrecentaba, alimentando nuestra pasión. Por fin, ahora estamos aquí, inmersos en este momento que llevábamos tanto tiempo deseando.En este beso, él muestra una increíble atención a los detalles más sutiles. Cada movimiento de sus labios es calculado y delicado, acariciando los míos con una destreza que despierta mi piel. Su lengua, con un suave pero decidido vaivén, se abre paso lentamente entre mis labios, generando una reacción inmediata. Mi cuerpo responde instantáneamente a su toque experto, llenándome de un deseo irresistible.En un torbellino de pasión, nuestras manos se entrelazan en un frenesí desenfrenado mientras nos dirigimos tambaleándonos hacia el sofá. Allí, él me empuja suavemente hacia atrás,
— No quiero dejarte — confiesa Adrien mientras me abraza.— Lo entiendo, cariño. Pero tienes que trabajar.— Otros pueden hacerlo en mi lugar — dice, moviendo los hombros con cierta actitud infantil.— Sin embargo, no debes olvidar que están trabajando en el nuevo proyecto, cariño. Y eso requiere de tu participación.— Lo sé, pero es que tú eres más importante para mí que cualquier proyecto — responde apretándome en sus brazos.— Y tú eres lo más importante para mí también, mi amor. Pero no podemos descuidar nuestras responsabilidades profesionales.Adrien suspira, soltando un poco su abrazo, pero aun manteniéndome cerca.— Solo quiero pasar más tiempo contigo — murmura con tristeza.— Y yo también quiero eso, amor. Pero a veces tenemos que hacer sacrificios temporales. — le digo acariciando su mejilla.— Tienes razón. Tendré en cuenta lo que has dicho y daré lo mejor de mí en el trabajo. Pero prométeme que después de esto, nos tomaremos un tiempo juntos y disfrutaremos al máximo.— T
— Disculpa que retome el tema sobre Ryan, pero ¿Cuándo fue la última vez que hablaron? — pregunto con curiosidad.Ella reflexiona por un momento antes de responder.— Fue hace casi una semana — responde finalmente — me dijo que planeaba regresar a Inglaterra, que lo sentía y que no tenía nada que ver conmigo. ¿Por qué?— Es probable que ya estuviera ideando su escape. — comento, aunque es solo una suposición — Hay algo que Ryan me dijo, algo que me tiene cabizbaja y que aún no le he dicho a Adrien y dudo la verdad de si debo hacerlo. Y no sé si ya estabas al tanto de ello.Ella levanta la mirada y me observa atentamente.— ¿Qué te dijo Tita?Agacho la cabeza y siento cómo mis ojos se humedecen.— Me confesó que había hablado con Will sobre mí y lo que sucedió. Will le dijo que esa noche no habíamos tenido sexo.— ¡Entonces el bebé era de Adrien! — exclama sorprendida, abriendo los ojos como platos. Se levanta del sofá y comienza a caminar de un lado al otro. — Esos hijos de...— ¡Beba
He elegido cuidadosamente el vestido negro de tirantes y falda de vuelo para la ocasión. Me paro frente al espejo y me observo con detenimiento, buscando la combinación perfecta. Decido complementar mi atuendo con unos elegantes tacones plateados de punta cerrada. Mientras me dispongo a maquillarme, sigo mi rutina de siempre: unas pinceladas de rímel en mis pestañas para resaltar mi mirada y un audaz labial rojo. En ese momento, mientras retoco el labial, noto a Adrien reflejado en el espejo, mirándome con una expresión traviesa. Girándome hacia él, le lanzo un coqueto beso.— ¿De verdad tenemos que ir a ese club? — pregunta haciendo un puchero.Me acerco a él e intentaba darme un beso, pero lo esquivo con una sonrisa.— Mejor no lo hagas, cariño. Acabo de aplicarme labial.Él hace una maniobra y me rodea la cintura con sus brazos firmes. Me da un beso, comenzando suavemente y luego con urgencia palpable. Aunque intento separarme, no hago gran esfuerzo para intentar lograrlo — No sea
Adrien y yo nos encontramos tumbados en la cama, disfrutando de la tranquilidad de un domingo por la mañana. El sol se filtra suavemente a través de las cortinas. Sabiendo que él no tiene que ir a la oficina hoy, me siento tentada a convencerlo de que nos quedemos un poco más de tiempo en la cama. Después de un breve debate, logro persuadirlo de que me acurruque entre las sábanas. Estamos con las piernas entrelazadas y mirándonos de frente.— Me encanta estar así abrazados. — dice él mientras juega con los mechones de mi cabello. — Simplemente contemplándonos.— Desearía poder quedarme así contigo todos los días. — murmuro.Él me dedica una dulce sonrisa y nuestros labios se encuentran en un tierno beso. La simple acción de besarlo provoca una explosión de sensaciones en todo mi cuerpo, y él lo percibe, lo cual hace que el beso se vuelva aún más intenso y apasionado.Ganando confianza, me acomodo encima de él. Sus hábiles manos empiezan a trazar suaves caricias por mi espalda, y una