Venganza de la Heredera: ¡No Me Robes Nada Más!
Venganza de la Heredera: ¡No Me Robes Nada Más!
Por: Mel Polanco
Capítulo 1: Verdad

Capítulo 1: Verdad

- ¡PERO DIJISTE QUE ME AMABAS! – gritó una mujer, la cual tenía una apariencia descuidada, algunas canas visibles en su cabello castaño y en esos momentos sus ojos color chocolate estaban nublados por culpa de las lágrimas que estaba derramando por culpa de su novio.

- ¿Amarte? jajaja que buen chiste – contestó de forma burlona y maliciosa un hombre de cabello rubio, dejando notar en su mirada celeste el odio que sentía en esos momentos.

- ¿Qué? – preguntó la chica mirándolo de forma incrédula.

- Diana entiéndelo de una vez: una mujer tan patética, fea y estúpida como tú, no es la adecuada para estar al lado del gran e importante hombre que soy.

- ¿De qué hablas?

- Solo mírate en el espejo, que puedes aportarme… contigo a mi lado me convertiré en la burla de toda la ciudad.

- ¿Aportar? - ella estaba incrédula al verlo – si yo puse toda mi herencia en este lugar y gracias a eso la compañía es lo que es ahora.

- ¿Ah sí? – preguntó aburrido y divertido.

- Me dijiste que cuando tu negocio comenzará a generar ganancias nos casaríamos, seriamos felices y…

- Puff… jajaja en verdad que eres una estúpida – justo en eso una vez femenina se acercó hasta el hombre para besarlo en la boca y abrazarlo de forma posesiva mientras que él la tomaba de la cintura.

- Luisa… tú… - la castaña miraba confundida a esa mujer, quien se supone era su amiga.

- Diana ¿Qué no lo entiendes? Elías solo te utilizo, porque JAMÁS TE AMO.

- Pe…

- Luisa amor, espera… - dijo Elías deteniendo a la pelirroja mientras se separaba de ella y daba unos pasos hacia delante para estar más cerca de ella.

- Elías… tú… - empezó a decir ella, pero él no la dejó hablar ya que enseguida le dio una fuerte bofetada que la hizo caer al suelo.

- Cosa asquerosa – dijo acercándose para pisarle la mano – entiéndelo de una vez, JAMÁS TE VI COMO A UNA MUJER, solo fuiste la herramienta que necesitaba: huérfana con dinero, solo tuve que decirte unas palabras de amor para que me entregaras todo tu dinero.

- Ah… - Diana hizo una mueca de dolor en que le estaba pisando con fuerza su mano derecha – mal… maldito, no… no te dejaré que te quedes con todo.

- ¿Estás segura? – dijo Luisa – si ya firmaste un documento de donación donde amablemente nos regresas las acciones que compraste en su momento.

- Que… ¡AH!

-  Creo que esto significa que tu utilidad ya terminó y por eso te desecho – declaró Elías sonriendo de forma maliciosa.

- … - Diana buscó reunir sus fuerzas para empujarlo para que dejara de pisarla – ustedes… ah… ustedes no se saldrán con la suya.

- Pero ¿de qué hablas? si tú nos regalase toda tu fortuna – se burló dejando de pisarla y dando un paso hacia atrás, a la vez que colocaba sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

- Te… te denunciaré… a ti y a ella, malditos traidores.

- En ese caso, inténtalo – declaró divertido dando media vuelta para tomar de la cintura a Luisa mientras comenzaban a reír a carcajadas y comenzando a alejarse.

Tras dar unos pasos ellos se detuvieron y Elías miró a ver de reojo a Diana.

- Cierto, obviamente ya estás despedida – indicó Elías – no necesito a una mujer tan corriente como tú, como mi secretaria.

- Amor, espera no seas cruel – dijo Luisa girándose para ver a la cara a su ex amiga – antes que te dediques a vengarte de nosotros, te recomiendo que vayas al hospital a revisarte porque esos dolores que sufres no son normales – indicó con una sonrisa maliciosa.

- Que… - Diana se asustó observando las espaldas de ambos mientras las carcajadas seguían resonando en su cabeza.

Eso la asustó, ¿Acaso ellos…?

En eso llevo sus manos a su vientre recordando que hace una semana había sufrido un aborto espontaneo y estando en el hospital descubrió la traición de su prometido.

Esas palabras la asustaron y obviamente fue al hospital para hacerse análisis.

Por un momento quiso pensar que todo fue otra burla a su persona, pero no…

El chequeo médico arrojó un alarmante resultado.

Resulta que de forma “mágica y misteriosa” había rastros de veneno en su cuerpo, por lo que su salud se había deteriorado de forma gradual y el aborto fue un reflejo de eso, porque ella seguía consumiendo esas dosis pequeñas que mataron al feto.

El médico dando su actitud moralista, la regaño acusándola de mantener un asqueroso hábito y le dijo que odiaba a las mujeres como ella: las que se autolesionan para llamar la atención sin pensar en las consecuencias reales.

Diana estaba confundida, ella no consumía eso por gusto…

¿Entonces?

¿Cómo pasó?

Ella no ingería medicinas o algún suplemento, como para decir que la medicina fue cambiada… ¿entonces?

Espera…

¿Acaso habían envenenado su comida?

Al pensar en ese detalle las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

¿Por qué tenían que ser tan crueles con ella?

Si ella jamás les hizo algo malo… solo les ofreció su sincera amistad y apoyo.

El doctor al verla llorar solo hizo una mueca de fastidio.

- Oye…

- ¿Existe alguna cura? – preguntó ella alzando la mirada tratando de aferrarse a alguna esperanza, porque no deseaba morir… no de esta manera… no quería darles ese gusto.

- Tal vez, si me dices que tipo de veneno has estado ingiriendo.

- … - Diana se paró de golpe y abofeteo al doctor – EN SERIO ME CREE TAN IDIOTA COMO PARA QUE YO MISMA HAYA INGERIDO VENENO POR MI CUENTA ¡AH!

- ¿No es así? no lo haces para que Elías te preste atención – opinó con malicia en su voz.

- Que… - en eso Diana notó su error y ese supuesto doctor que tenía enfrente era un amigo de él.

En eso algo hizo clic en su cabeza y ahora miro furiosa a ese sujeto.

- TÚ... TÚ LE DISTE EL VENENO PARA QUE ME MATARA Y ME ROBARA MI DINERO – gritó buscando golpearlo, pero en eso sintió un horrible dolor que se extendió por todo su cuerpo.

Por culpa de los gritos los guardias ingresaron al consultorio, por lo que el médico aprovechó la confusión para parecer una víctima de acoso, consiguiendo que sujetaran a Diana y la sacarán a la fuerza del hospital.

Mientras era llevada a la fuerza, ella vio como el médico tenía una sonrisa burlona en su rostro y movía los labios para decirle algo: hasta nunca estúpida.

Los guardias la aventaron a la calle sin tacto alguno.

El golpe la aturdió un poco y para su tristeza noto que a nadie le importaba, ya que todos pasaban de largo o esquivándola.

El dolor que estaba atravesando su cuerpo era horrible y le impedía moverse.

Con cuidado y mucho esfuerzo buscó colocarse de pie apoyándose en su poste de luz.

En eso un líquido cálido empezó a escurrir de su nariz y al tocarlo noto que era sangre.

¿En serio ese debía ser su final?

¿Así de patética fue su vida?

Su único propósito fue ser usada por un canalla para que le robaran todo su dinero.

Las lágrimas no paraban de caer de sus ojos color chocolate, se sentía tan mal y ahora se arrepentía de lo ingenua que fue…

Si tan solo hubiera hecho todo diferente…

O simplemente estar más consciente de su alrededor.

Justo en eso sintió como alguien la empujaba a los autos que estaban pasando.

Al mirar de reojo vio a Elías quien le sonreía de forma burlona.

- Adiós Diana.

Ella no logro quejarse o gritar y solo atino a ver la luz cegadora de los faros del camión y luego todo negro, aunque de fondo escucho la voz de un hombre gritando su nombre.

- ¡DIANA!

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