Elizabeth y Marcelo bajaron del helicóptero y corrieron hacia su madre. Marina abrazó a sus hijos con los ojos llenos de lágrimas. —Ya vienen los demás —informó Marcelo, allá se quedaron Camila y Alistair, atentos a si debe suspender el agua y dar suministros a los clanes. —Sé que lo has hecho bien mi amor —contestó Marina acariciando la mejilla a Marcelo que tanto se parecía a Gavin, mirarlo le daba una profunda tristeza, como si nunca más podría volver a ver a Gavin. —Cuéntanos todo mamá —suplicó Elizabeth. —Kendrick llamó a tu padre, lo citó aquí. Angélica quiere envenenar el agua en los clanes, Kendrick dijo que trataba de evitarlo. — ¿Mi padre confió en Kendrick? —Preguntó Elizabeth sin poderlo creer. Marina afirmó con la cabeza. —Está colaborando con las autoridades desde que se fue de su clan. Las autoridades se acercaban sigilosamente. Habían preparado un perímetro alrededor del campamento, listos para intervenir al menor indicio de traición por par
Elizabeth no imaginó ver a Kendrick esta noche, mucho menos junto a su padre. —Me alegra que estés bien —dijo Elizabeth y Kendrick desvió la mirada. Elizabeth sintió su corazón arrugarse, era obvio que Kendrick no estaba bien, ella quisiera darle consuelo, pero no puede. —Ya la policía le informó a mi madre de lo qué pasó. Kendrick subió los hombros. —Todo salió bien —resumió él. Elizabeth mordió sus labios, quería ser más noble, pero en realidad ya no podía. —Sé que te sientes mal con los resultados, pero en verdad me alegro de que Angélica esté detenida. —Cada quien tiene lo que se merece, era una frase célebre usada por mi madre. Yo como siempre rebelde la detestaba, aún lo hago, pero es la innegable verdad. Gavin estuvo libre de Marcelo y Elizabeth fue hacia él y lo abrazó, lloró en su pecho por el alivio de tenerlo sano y salvo. Su padre era su apoyo más grande, la roca en quien se sujetaba. —No nos vuelvas a hacer esto papá, no quiero que vuelvas
— ¡Hiciste trampa! Marina impresionada escuchó la declaración desesperada a su lado de su recién estrenado esposo muy nerviosa trató de calmarlo para que se fueran del casino. —Quiero salir, amor… — ¡Cállate! Marina jamás olvidaría la cara de su marido al levantarse de la mesa de tapete verde, tenía el rostro del mismo color. Él se limitó a ignorar sus súplicas y se enfrentó a su contrincante. — ¡Es una trampa! —volvió a gritar él antes de arrojar las cartas a la mesa. —Así es el juego muchacho —respondió su contrincante encendiendo un puro, lucía muy complacido. —No pienso pagarte, ¡amañaste el juego! Marina tomó el brazo de su marido y dio un alarido cuando vio que un hombre al que no habían prestado atención sacó un arma y la apuntó a la cabeza de su esposo. Otro hombre la abrazó por detrás y tapó su boca. El contrincante se puso de pie y ajustó su saco antes de enfrentar a su marido. —Así no funciona, tú jugaste, perdiste y pagarás. —¡No
—¡¡AUXILIO, JOSÉ MANUEL!! —Marina gritó y forcejeó, pero todo fue inútil, la sujetaron dos hombres fornidos y la llevaron detrás del escenario, la mujer que organizaba tras bastidores se le acercó con una inyectadora y nada pudo hacer Marina para evitar que le aplicaran la inyección en el brazo, empezó a sentirse mareada. Todo era confuso, las luces más intensas, los sonidos más fuertes, todos sus sentidos estaban al tope, no perdió el conocimiento, pero no podía negarse a que la llevaran. —Nnnoo, no quiero, su-suéltenme —seguía diciendo, pero colaboraba con sus captores aunque no quería. Finalmente la sacaron de allí y muy rápido la subieron a un helicóptero. Marina muerta de miedo se defendió arañando los brazos de los hombres en vano hasta que poco a poco perdió el conocimiento… Al despertarse de nuevo, Marina sentía un profundo letargo y no podía ver nada, una venda cubría sus ojos, quiso retirarla y sus manos estaban atadas, también sus pies. — ¿Dónde estoy
— ¡Marina! ¡Perdóname! Realmente no sabía que terminaría así... ¡Marina! En cuanto Marina regresó a Río de Janeiro, José Manuel la esperaba en el aeropuerto con un ramo de flores y cara de pena. Marina no quería verlo. —Marina, por favor, era un asunto de vida o muerte, entiende que si estamos vivos fue gracias a tu sacrificio… —Quiero el divorcio. — ¡Marina! Marina no soportaba verlo, se sentía muy perturbada, en cuanto su padre la vio regresar de su luna de miel a su casa enfureció. — ¿Qué te hizo ese imbécil? Yo lo sabía, ustedes son unos niños, tú apenas tienes 18 años, no debiste casarte con ese inmaduro. Marina no respondió, continuó hasta su habitación y cerró la puerta. Un mes después, Marina continuaba negada a vivir una vida normal y cada vez que veía llegar el auto de José Manuel a la puerta de su casa corría a encerrarse en su habitación. José Manuel había dicho que Marina fue víctima de un secuestro y el padre de Marina y su madrastra que
— ¡Esto es un error! —Gritó Marina—. Suéltenme ahora mismo. —Señores estamos en una fiesta, pisotea el prestigio de la familia Duncan —objetó José Manuel. —Retírese si no quiere ir detenido por obstrucción —indicó una detective y pegó a Marina contra la limusina para poner esposas en sus muñecas. —Yo tengo derechos, no pueden llevarme por un delito semejante sin pruebas —se defendió Marina completamente confundida. —Oficiales ¿explíquenme que es lo que ocurre? —Inquirió el cumpleañero que estaba muy molesto—. Semejante atropello a mi familia y en mi cumpleaños, el alcalde está adentro y ustedes están en serios problemas. —Aquí tiene la orden del juez, todo es legal. Marcelo tomó los papeles. —Que ridiculez —Marcelo miró el documento con pruebas detalladas en contra de Marina, se acercó a Marina y la miró sintiéndose decepcionado— ¿Cómo pudiste Marina? Yo tenía fe en ti. —Don Marcelo le juro que esto es un mal entendido, yo no sé por qué me acusan. —Me tra
— ¡¿Cómo se te ocurre?! —Inquirió Marina decepcionada, no le veía sentido a la detestable lógica de su esposo. —Si te declaras culpable, con buen comportamiento estarás tres años máximo. — ¡Ni un día estaré lejos de mi hijo por un crimen que no cometí!… —Podrían sentenciarte a 20 años en un juicio, y yo no podré ayudarte. Marina se echó atrás sorprendida. — ¿Cómo que no vas a ayudarme? —Son las normas de ética del banco impuestas por mi abuelo, si mi esposa está en prisión yo no podré ser CEO. — ¡¿Quieres que me entregue una vez más por ti?! Si me declaro culpable no podré volver al banco, perderé mi carrera, mi integridad, todo… José Manuel pasó sus manos despeinando su cabello rubio, se veía muy frustrado. —Y mis padres insisten en que nos divorciemos —musitó sin verla. Marina se llenó de rabia ante tanta injusticia. — ¡¿También quieres el divorcio?! José Manuel tomó su mano y la miró a los ojos. —Marina, ¿crees que quiero esto? Tú y Cris so
En la oficina de presidencia del banco, José Manuel enfrentaba la furia de su amante. —Quiero que dejes que esa mujer se pudra en la cárcel —gritó Rafaela y rompió un jarrón con rabia. —Estás loca, acabarás con el mobiliario. José Manuel, tiró de la mujer para que se sentara. — ¿Acaso olvidas que legalmente el mocoso de ella es mi hijo? — indicó él y miró a su amante. —Deshazte también de él. —Tengo que demostrar que soy un hombre desesperado para posponer la reunión de junta directiva. No solo perdimos los negocios por culpa del entrometido de mi tío, se debe elegir el nuevo CEO y el banco tiene déficit.La mujer frunció el ceño y cruzó los brazos sobre el pecho, pensó un momento y dijo. —Muy sencillo, tú debes seguir siendo CEO y evitar la auditoría. —No me digas —expresó José Manuel con sarcasmo—. Cité a mi tío, llegaré a un acuerdo con él. — ¿Qué clase de acuerdo puedes hacer con él? —La mujer se quedó aún más perpleja sin creerle nada. —Aún teng