CAPÍTULO 27

Supo que Marco que le había puesto algo en el coñac cuando durmió cinco horas de un tirón, pero su inquietud por Valentina era más fuerte que cualquier narcótico que pudieran administrarle. Salió a la terraza y sintió que ni toda la brisa del mar era suficiente para llenarle los pulmones. Había cometido un error, y lo peor no era la magnitud de su equivocación, sino la persona a la que había puesto en riesgo por no haber tenido suficientes luces para darse cuenta de la verdad. 

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